Definitivamente esta es una verdad lapidaria en nuestra realidad centroamericana y en el mundo. Triste escuchar esas palabras en una joven, pero es una verdad que muchos en el fondo, sabemos de su certeza. Como viejo siento pena, tristeza, dolor y desazón. Y más cuando otra persona me dice: Ahora entiendo por qué usted se ha alejado de la iglesia.
Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*
Pero en realidad, no me he alejado; simplemente voy a alguna capilla y oro en soledad. Algo como presintiendo que Dios ya no está en el teatro litúrgico ni en la alharaca de los pastores. Pero, quizá nunca estuvo, quizá se divertía viendo nuestro lamentable teatro; porque si es Dios, necesariamente tiene que cagarse de la risa de lo que hacemos. Por eso es Dios, porque tiene la capacidad de reír de sí mismo y de los demás. Y por eso siente ternura y amor real por los seres humanos. Estamos convirtiendo la naturaleza humana en una mueca fea y maloliente.
Y seguimos matando a las mujeres, quizá solamente por ser mujeres. Tenemos miedo a esa otra parte de nosotros mismos, y como nos muestra la biología y la fisiología; somos un estricto dimorfismo, somos varón y mujer. Pero en lugar de convivir, optamos por dominar, controlar, manejar y someter. Y por eso matamos a las mujeres, porque queremos aprisionarnos a nosotros mismos; y entonces, éstas son malas, engañadoras, infieles, putas, en fin, todo aquello malo que justifica el crimen. Todo lo contrario, al amor, a la libertad y la bondad. Y supongo que todos estos perpetradores creen en Dios y más de alguno, quizá hasta iba a la iglesia.
Pero a diferencia de Jesús con las mujeres, las iglesias no son un lugar acogedor y seguro para ellas; éstas remarcan un trato irrespetuoso, discriminador y opresivo para las mujeres; y de esto no se salvan ni las monjitas. Las eternas sirvientas de la divinidad representada por el clero. Es que, además, están convencidos de que el varón mimetiza al cien por ciento al Dios del amor y de la misericordia. Y bueno, pululan los bufones…
Y los ejemplos “torpes” del Jesús, mejor no hay que hacerles caso. Qué es eso de: …ninguna madre en lugar de un pan, da una serpiente a su hijo. Así como la gallina protege a sus polluelos… Ejemplos raros del amado Jesús.
Con cada afrenta, dolor, sufrimiento y desprecio hacia las mujeres, estamos crucificando de nuevo a Jesús, en nombre de nuestra santa religión y de nuestras castas iglesias. Preferimos la ideología diabólica de creer que por la mujer entró el pecado al mundo y olvidamos el pasaje de la mujer adúltera; pero que desde ella Jesús nos muestra el amor misericordioso de Dios, y además, nos muestra con plena claridad que el Pecado no es sólo patrimonio de la mujer. Pero ahora, ningún hombre ni viejo ni joven, ni experto en fe, se retira avergonzado ante el amor y el perdón. No admitimos nuestra bajeza y traición.
Cierto día vi y escuché a un niño evangélico, predicando. Si, predicando, condenando el adulterio, ofreciendo el infierno a los pecadores, previniéndonos de la pudrición de los malos deseos que nos trae la carne. El niño a lo sumo tendría once años y ya le asesinaron su niñez. Dios no puede hablar de esa forma a través de un niño que ha sido idiotizado, manipulado y explotado como mercancía. Porque, adónde lo llevan, el Señor se muestra grande -dice un hermano con ojos arrebatados al cielo-. Debe ser cierto y eso quizá se vea en las ofrendas. A lo lejos se escucha decir al niño pastor, que las mujeres que no se cubren la cabeza, se comportan como prostitutas ante el poderoso de Israel.
Pedofilia, adoctrinamiento, una fe basada en el miedo a un Dios castigador y, además, no te puedes aburrir porque es pecado; y resulta que las letras y las tradiciones se han ido petrificando, acartonando y convirtiéndose en polvo que no te deja respirar.
Y el tal Jesús diciendo: Dejen que los niños vengan a mí. Supongo que los niños como niños llegaban con bulla, con risas, con alegría, con libertad, llegaban pues, como niños y niñas. Ah, pero también se le ocurrió a Jesús decir: Sean como niños…
Los Pobres… las mujeres y la niñez es la excusa perfecta para gestionar fondos, para gestionar un dinero que cuando llega, fortalece el nivel de vida de esas castas “divinas” que suspiran y ponen en blanco sus ojos ante el altísimo, que parece que no ve nada.
Los Pobres, son la muestra concreta, apabullante del rechazo a eso que nos mostró Jesús: Somos verdaderamente hijas e hijos de Dios. Somos radicalmente hermanos y hermanas; pero eso es precisamente lo que no queremos vivir, eso no es rentable, es raro, es peligroso…
Comparto mi fe con otras personas, con templo o sin templo, con amigos y amigas católicas y evangélicas, con personas que no creen en Dios y que quizá sus motivos tendrán. Y mucha de nuestra fe está cargada de alegría, de amistad y la convicción de no querer dañar a nadie e ir compartiendo lo que somos y tenemos.
Pero eso sí, acepto que nuestro amado Jesús, está valiendo verga.
*Investigador y docente universitario