CONTEXTO
Cómo nos encontramos en un país sub desarrollado, dependiente en lo económico, misógino, patriarcal, abusivo y abusado por poderes fácticos que se sobreponen en lo externo e interno, un país dependiente económicamente por los imperios que continúan usufructuando e imponiendo su fuerza política, militar, económica y comunicacional entre otros poderes, para someter e impedir las formas de libertad que requieren las diferentes personas comunes en una sociedad machista, desigual, inequitativa, susceptible a la inferioridad, sub estima y dura para la existencia y el desarrollo humano, para quienes nos encontramos en la insulsa languidez de la vida o engañados por la supuesta lógica de quienes proclaman el auto bienestar, trabajando la mente para no darnos cuenta de la realidad que nos abruma y de lo mal que la sociedad salvadoreña ha caído.
Nos continúan socavando lo producido por tanto esfuerzo común o individual, por quienes ostentan funciones públicas y privadas de las que no tienen ni idea de cómo desarrollarlas, cómo entenderlas mejor para real beneficio de la sociedad, los poderes fácticos siguen lucrándose de la miseria que nos ata a los grilletes mentales que construyen quienes manipulan y explotan la ideología de la gente—se analiza que “la felicidad del salvadoreño(a) promedio es tener un empleo digno y un mejor futuro para sus hijos(as). Más del 75% cree que la sociedad puede ser mala o transformar a las personas. La madre sigue siendo la persona más influyente, mucho más que el padre”.
¿Por qué será?, si continuamos sin trabajar la cultura, ni la educación, para cambiar sustantivamente la lógica discriminadora, patriarcal y la débil cultura y educación, la lógica de no tener un poder adquisitivo para superar el empobrecimiento, a dónde estaremos en un futuro cercano, impactados por la post pandemia, que ha resultado ser más nociva por las consecuencias que implica para pueblos y masas sub desarrollados y empobrecidos históricamente, por las decisiones, indecisiones o ausencia de ellas por los gobernantes de turno. Personas trabajadoras se ven despojadas del empleo, que es en su mayoría indigno, por lo precario, por las condiciones de flexibilidad y desregulación laboral que han preexistido como determinadas, dispuestas a ser aplicadas si es permitido por los Estados constitucionales de derecho; y con existencia en la actualidad que golpea duramente el sueño de tener un empleo digno, para beneficio propio y familiar.
El trabajo, es el factor preponderante para el desarrollo de la vida humana y de la sociedad, ninguna persona sin trabajo, que implica no tener ingresos, puede programar un futuro decente, no puede por más que se lo proponga o alguien que gobierne manipule su mente a través de redes sociales y medios de comunicación, puede aceptar una realidad que no le favorece, ni puede llegar a metas claras como una profesión, constituir una familia, tener un trabajo que le guste, sea dignamente remunerado y en condiciones laborales que le desarrollen su persona, disponer de poder adquisitivo suficiente para alcanzar propósitos de vida propias y para sus hijos(as).
Las madres son las más influyentes, pero el país y la sociedad ahoga el desarrollo propio de la mujer, y entonces cómo puede influir de la mejor manera posible en sus cercanos para formar, orientar, aconsejar, ilustrar, convencer, persuadir, guiar, construir valores; y además perseguida, acosada, vilipendiada, sin la cultura y educación debida para cumplir de la mejor manera posible esa confianza depositada. El trabajo y el país deben cualificar las vidas de las mujeres, de los(as) jóvenes el 26,6% en edades de 15 a 29 años; pero sin trabajo no podemos echar andar el país, y no podemos basar el desarrollo humano salvadoreño en mentiras—el sub empleo 37,6% y el desempleo 6,3%–son cifras altas; 1947,796 en pobreza multidimensional y si le agregamos el atraso que la pandemia nos afectó en materia de empleos y ocupaciones, sin la demagogia del Ministro de Trabajo; la situación socio-económica de la sociedad salvadoreña es de zozobra, incertidumbre y con debilidad para las ambiciones y los sueños de llegar a metas importantes de desarrollo humano.
DEMANDAS, DENUNCIAS Y REFLEXIONES
1. Ayudarnos a ser cada vez más reflexivos, más impulsores de bienestar común para todos los grupos componentes de la sociedad. No podemos disponer de medidas de desarrollo humano con regímenes como el estado de excepción; la falta de transparencia en el manejo de la cosa pública; la ausencia de un diálogo social que construya los pilares de sanidad social para mejores y mayores entendimientos, participación, identidad y creatividad como impulsores básicos para el nivel de desarrollo humano al que queremos llegar.
2. No podemos continuar bloqueando y restringiendo la vida de los salvadoreños(as) con ausencia de marcos jurídicos actualizados, desarrolladores de la libertad de pensamiento y acción; con formación de principios sustantivamente impulsores como la crítica y la autocrítica; sigue siendo importante la distribución de la riqueza; el mejoramiento de los servicios públicos a la ciudadanía; mejoramiento de los procesos electorales democráticos que garanticen a las mejores personas en la conducción del país.
3. Seguimos adoleciendo de enfermedades crónicas, endémicas que nos hacen permanentemente ser un país de poco desarrollo, sin ambiciones y sueños. El empobrecimiento crónico; el debilitamiento del poder adquisitivo en general; el atraso en la formación docente y los cambios estructurales necesarios en el sistema de educación y salud; la formación profesional, cooptada por empresarios inescrupulosos que sólo ven su beneficio empresarial. La enfermedad de la demagogia, la falsedad, la manipulación social, la deslegitimación de la verdad, es necesario combatirlas con sanidad laboral—física e intelectual.
4. Queremos la prevalencia de la justicia social y derechos humanos, a través del mejoramiento de la ley, de su práctica, de su conocimiento y de la exposición ante los poderes fácticos y aparato del Estado. El desarrollo de la sociedad en los diferentes grupos organizados—depende de la abolición de las fuerzas que lo frenan a saber: la migración, la criminalidad permanente, la corrupción a todo nivel; la baja escolaridad y cultura, la misoginia, la discriminación laboral, la violencia social.
5. Necesitamos fortalecer, sin demagogia y manipulación gubernamental y de los poderes fácticos, las instancias tripartitas asociadas con la protección social, la economía, la vivienda, la salud, la formación profesional y el diálogo social para el mejoramiento de las políticas públicas asociadas con el desarrollo socio-económico, la defensa y cumplimiento cabal del bienestar común.
UNIDAD, PROGRESO Y LUCHA
San Salvador, Abril 2023