La Italia fascista de los años 20´s y 30´s del siglo pasado baso el orden social que estableció, en el uso de la fuerza, la propaganda, la desinformación, el indoctrinamiento y el asesinato.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
Supuso el establecimiento de un estado de negación derivado del permanente bombardeo a la población de una verdad mediática, la verdad fascista, la única verdad.
¿Te parece reconocer el escenario?
En aquella situación uno de los primeros pasos del estado fascista fue el anular las expresiones de disidencia a través del control de los medios de comunicación, donde en los primeros estadios del fascismo, el Duce tuvo una permanente presencia, denunciando los crímenes de las gestiones pasadas, las mentiras de la política republicana, la inutilidad de las instituciones de Italia, para así legitimar su anulación y consecuente sustitución por las nuevas instituciones surgidas del fascismo, jóvenes y frescas, “…que darían una nueva grandeza a Italia…”.
Por supuesto aquello era solo una vulgar retórica bajera y mediatizada, que la guerra de la entonces Abisinia, Etiopía, pondría en evidencia.
Etiopía fue ganada para Italia, a un costo sumamente elevado para las fuerzas del ejército expedicionario, que no contó con la tenaz y valiente resistencia del pueblo etíope, que quebraron solo cuando se usó del vil gas mostaza, prohibido desde el final de la gran guerra en 1918, y saldado con miles de muertes de ciudadanos civiles, no combatientes de Abisinia, lo que diera al Duce el imperio que quería.
En este punto debemos reflexionar: la historia no es solo una delación fría de hechos del pasado, su compilación tiene entre otros propósitos brindarnos lecciones de ese pasado ya ido, pero también presente.
El Salvador no es Italia, pero los paralelismos son más que evidentes; el fascismo que ya se estableció acá a actuado con suma rapidez, pues allá se tomó 2 décadas en lograr lo que acá nuestra versión de fascismo ha hecho en menos de un lustro, ¡todo un logro para este duce liliputiense!
También acá el craso fracaso de la institucionalidad democrática por la avaricia de las fuerzas que se la riñeron concedió la oportunidad para que este fascista sin programa convenciera sin mayor dificultad a una población cansada de esperar orden y prosperidad.
El escenario internacional fue otro elemento a favor del neofascismo en nuestro país, pues este ha sido promovido por las grandes democracias para imponer su versión de la democracia, dócil y sometida, también nacionalista, ahí donde estorba el progresismo.
La debilidad de nuestra democracia, con sus instituciones inoperantes hechas a la medida de las élites, hicieron también lo suyo para favorecer al fascismo.
Y así podríamos continuar revisando la historia y comprendiendo por ella lo que ahora padecemos, a lo que sólo añadiremos el que toda la mediática fascista gira en torno al líder, al autodenominado mesías, elegido por la misma divinidad según él mismo y sus acólitos pentecostalistas, donde “todo aquello que afirma es la verdad” a la que ninguno de sus seguidores se opone.
Ahora sin duda reconocerás aquí aquel pasado.
*Educador salvadoreño