Mesianismo político: La neurociencia al servicio del engaño colectivo

Cómo se utiliza el discurso manipulador para crear falsas esperanzas y deslegitimar a los opositores en la política contemporánea? Estamos ante una nueva forma perversa de ejercer la política y el sujeto político. La política siempre ha sido un campo de disputa entre diferentes visiones e intereses, pero también un espacio de construcción colectiva y participación ciudadana.

Por: Enrique Fernández

Sin embargo, en los últimos años y en la actualidad estamos ante un fenómeno preocupante que es el surgimiento de un nuevo tipo de liderazgo político que se basa en el uso de la neurociencia y el marketing político como una herramienta de manipulación y engaño. Este liderazgo se caracteriza por presentarse como el único capaz de resolver los problemas de la sociedad, apelando a una supuesta visión de cambio y a una retórica de salvación y esperanza. Al mismo tiempo, este liderazgo busca desacreditar y descalificar a sus oponentes, acusándolos como ignorantes, corruptos o enemigos del pueblo. A este fenómeno lo llamamos: «mesianismo político».

El mesianismo político es una estrategia de engaño colectivo que utiliza el discurso sencillo y hasta vulgar para crear falsas esperanzas y deslegitimar a los rivales. Según el sociólogo Manuel Castells, el mesianismo político se basa en la construcción de una narrativa de salvación y esperanza, que apela a las emociones y los sentimientos de la población, y que se sustenta en una supuesta visión de cambio.

El mesianismo político se caracteriza por el uso de un lenguaje sencillo, embaucador y persuasivo, que busca captar la atención y la adhesión de las masas, sin necesidad de argumentar o razonar. El mesianismo político recurre a frases cortas, simples y repetitivas, que se convierten en eslóganes o consignas, que se difunden fácilmente por las redes sociales y los medios de comunicación.

También usa metáforas, analogías, imágenes y símbolos, que refuerzan el mensaje y lo hacen más memorable. El mesianismo político se auxilia del uso masivo de las redes sociales y de los medios de comunicación, que le permiten amplificar su discurso y llegar a un público más amplio y diverso. Usa las redes sociales como una herramienta de propaganda, movilización y control, que le permite crear una imagen carismática y heroica del líder, generar una sensación de pertenencia y de identidad, y manipular la información e inflar a su favor las estadísticas y datos.

Hasta crear amplias masas que lo adulan a niveles fanáticos de considerarlos casi como una deidad digna de adoración y culto. Para ello utiliza como crucial aliado a las redes sociales y a los medios de comunicación masiva como una herramienta de legitimación, influencia y presión, que le permite difundir su visión del mundo, desacreditar y atacar a sus oponentes, y silenciar o intimidar a las voces críticas.

En lugar de abordar de manera adecuada las preocupaciones legítimas y buscar soluciones de país durante las crisis, se observa una tendencia a reemplazar sujetos políticos viables (partidos políticos) por una especie de «Sectas Mesiánicas». Estas sectas adoptan proyectos personalizados que promueven y ejecutan planes mesiánicos alineados con los intereses de quien les patrocina.

El análisis de los modelos mesiánicos de poder y su impacto en las democracias es una advertencia para no caer en comportamientos que socavan los cimientos de nuestras sociedades. Y nos alerta sobre los peligros de acciones que debilitan nuestras democracias.

Aunque no tengamos el modelo perfecto, con falencias y deudas que cumplir es importante que haya bienestar y dignidad para todas las sociedades. Y del equilibrio de instituciones de poder y de un Estado de Derecho que lo garanticen.

Es importante buscar soluciones integrales y sostenibles que beneficien a toda la sociedad, en lugar de priorizar los intereses de un pequeño grupo de personas o empresas, además del riesgo de que los gobernantes autoritarios sean patrocinados por potencias hegemónicas que los respalden y legitimen en su actuar.

El mesianismo político tiene graves consecuencias para la democracia y la sociedad, ya que debilita las instituciones y el Estado de derecho, polariza el conflicto social, vulnera los derechos humanos y las libertades fundamentales, deteriora la calidad de vida y el bienestar de la población, y genera dependencia y subordinación a intereses externos.

Algunos ejemplos de líderes políticos que han recurrido al mesianismo político son Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Nicolás Maduro en Venezuela. Ahora en el continente americano los ejemplos abundan y se suman a lista como los seguidores fieles del método; Nayib Bukele en El Salvador y el próximo mes el recién electo presidente de Argentina Javier Milei entre otros. Estos líderes han utilizado la neurociencia como una forma de legitimar sus decisiones, pero también como una forma de negar o minimizar la gravedad de problemas como el cambio climático, la pandemia del COVID-19, o la pobreza y la desigualdad, así como querer negar y tergiversar o cambiar la historia de sus pueblos entre otras aberraciones.

Para resistir al mesianismo político, se requiere fortalecer la educación y la cultura científica, fomentar el pensamiento crítico y la ciudadanía activa, apoyar a los medios de comunicación independientes y veraces, promover la diversidad y el pluralismo, defender los valores democráticos y los principios éticos, buscar soluciones integrales y sostenibles, y cooperar y solidarizarse. Solo así podremos construir sociedades más justas y equitativas, y evitar que el mesianismo político nos engañe y nos divida.

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