La crisis de la relación con el poder eclesial y el Estado mexicano

El 17 de febrero la Arquidiócesis Primada de México preguntó en su página de Facebook: ¿Te consideras mejor ciudadano por ser católico? Te leemos; se sentenciaba en el portal.

Por: Norma Barranco Torres*

La pregunta era una estrategia respaldando La marcha por la democracia, convocada para el día siguiente por la Oposición, del Frente Amplio por México; la derecha católica mexicana, fue parte de un modelo corporativo y burocrático que le garantizaba presencia en la esfera política, en donde los empresarios católicos serían portavoces los intereses la sociedad; después del 1 de diciembre del 2018 que dicho modelo fue cambiado. Durante décadas fue TODA una tradición en el sistema que operaba, hasta la llegada: “del ateo, del sin fe, del que pretende terminar con la única religión verdadera” refiriéndose al presidente mexicano, son algunas las denostaciones que el grupo conservador a manifestado en su retórica del miedo, de quienes comparten sus valores.

Comprensible el disgusto de este sector de los poderosos que ahora tienen enfrente a un pueblo organizado y una democracia participativa y no corporativa. Las medidas de desestructuración de los aparatos corporativos y clientelares afectan a los factores tradicionales de poder político e ideológico, tales como la entrega directa y sin intermediarios de los beneficios de programas sociales.

La figura presidencial dejó de ser refractaria y apegada a las buenas costumbres de una minoría. La pregunta en las redes de la Arquidiócesis Primada de México no fue ociosa, si estaban contemplando para ello, la movilización de millones de católicos que pueblan no sólo la ciudad de México, sino los habitantes del Área Metropolitana que ascienden a 18 millones y de estos un 77% son católicos según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI: 2020) reporta para la Ciudad de México. La derecha católica mexicana, ignoró un fuerte proceso de ciudanización de los creyentes que separan lo religioso de sus comportamientos políticos y electores. Solo asistieron alrededor de 90,000 personas a la concentración en la Plaza de la Constitución, aunque habría que analizar quiénes fueron los 90 mil asistentes de la marcha de ese día.

La pregunta: ¿Eres un buen ciudadano por ser católico? Es lo concerniente refiriéndose a un valor positivo, un adjetivo acorde con las cualidades que cabe atribuirle por su naturaleza o destino, por lo que puede decir no es tan bueno como si… o inclusive por la buena o por las buenas; en fin, que el matiz es acorde a lo que se le pueda atribuir al término. Si pudo haber una imprecisión al respecto, habría que aclararla y el emisor de ello fue Ernesto Cordero Arroyo (ex secretario de Hacienda y Crédito Público, durante el periodo presidencial de Felipe Calderón), quien reconoció que “uno de los males de los católicos practicantes es que muestran un cierto desorden y falta de disciplina en su devoción, que se muestra en la baja asistencia a las ceremonias y por lo tanto refleja un bajo nivel de estudio en su fe, por lo que, hay que formar católicos comprometidos”. “Practicamos la religión a nuestro modo y como dios nos lo da a entender”, la sugerencia es clara, alienarse a las buenas costumbres y a la tradición que propone el conservadurismo.

Más allá de los resultados de La marcha en defensa de la democracia, el problema con la iglesia católica mexicana tradicional es su constante negación respecto a la relevancia y crecimiento de los grupos laicales en México, que según Francisco no se fundan “en el sacramento del orden, sino el hecho de que TODOS por el hecho de ser bautizados son Christi fideles y por tanto llamados a participar en la misión de él”. Para puntualizar, “los ministeriales de la Iglesia no puede reducirse sólo a los ministeriales instituidos, sino que abarca un campo mucho más amplio”.

La postura del Papa Francisco es clara, ante tantas necesidades pastorales lo pertinente es compartir con los laicos algunas funciones de sustitución, ya que estos pueden desempeñar tareas que expresan su participación no sólo dentro de la Iglesia, sino también en los ambientes en los que se encuentran.

 ¿Compartir el poder con los laicos?, resulta una propuesta inadmisible para este sector tradicional de la iglesia católica mexicana que ha crecido de la mano con el poder y omitiendo su labor como es el acercamiento al feligrés.

Para Francisco los laicos pueden asumir la labor de generar y trabajar necesidades pastorales particulares relacionadas con las viejas y nuevas pobrezas.

Por el contrario, la derecha católica basa su modelo en el conservadurismo de un régimen político vinculado a los privilegios adquiridos y descalifica las conquistas sociales, de ahí su postura combatiente contra el modelo de la 4ta Transformación, que los ha desplazado. Finalmente, si lo que se busca es reconfigurar la derecha católica en México, tendrá que hacerlo confrontando y desatendiendo el sentido progresista planteado por Francisco en su propuesta de la Iglesia del tercer milenio, tal como al parecer ha venido sucediendo.

*Benemérita Universidad Autónoma de Puebla – México

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