Un gobierno de cipayos

Javier Milei actúa como los buques que depredan el calamar en aguas del Atlántico Sur. Salvo que Milei en vez de arrastrar moluscos, arrastra potenciales conflictos porque se somete a EE UU y a Israel y pone en peligro a la Argentina


La Argentina no es un país pobre ni chico como algunos creen. Está entre los ocho países con mayor superficie territorial del mundo. En sus 2.8 millones de kilómetros cuadrados hay petróleo y gas convencional y no convencional, reservas de agua dulce en ríos y acuíferos naturales en el litoral y la Patagonia Austral, glaciares, oro, plata, cobre, litio y alimentos. Y una capacidad agroindustrial capaz de abastecer a 400 millones de personas, pero que se dedica al lucro de la exportación de soja, trigo, carne vacuna a países de Asia, Brasil y Europa bajo el contrato anual de la Cuota Hilton.

La tierra más productiva de la zona núcleo —el sur de la provincia de Santa Fe, el este de Córdoba, y el norte de la provincia de Buenos Aires— posee los campos más ricos de América del Sur. Sólo semejantes a Ucrania y EE UU en capacidad productiva agrícola-ganadera.

La provincia de Buenos Aires sola produce el 40 % de la riqueza del país con 17 millones de habitantes. Su superficie territorial supera los 307 mil kilómetros cuadrados. El doble de Uruguay y la mitad de España. A tal punto los hacendados de aquí siguen siendo ricos que aquellos descendientes de funcionarios de la antigua corona española en el Río de La Plata viajaban en Primera Clase en barcos a Francia y llevaban las vacas a bordo junto con gallinas para comer “huevos frescos” y “tirar manteca al techo” en los hoteles cinco estrellas de Europa.

Ya en la actualidad alquilan miles de hectáreas y esperan la plusvalía de sus bienes para después fugar el capital a guaridas fiscales y reinvertir ganancias en maquinarias para la siembra y la cosecha. Los ricos argentinos poseen más de 430 mil millones de dólares en el exterior. El PBI de 2022 fue de 640.000 millones de dólares. Los ricos continúan siendo ricos y los pobres más pobres, con el 65% de la población bajo la línea de la pobreza, una inflación del 90% en pesos durante los cuatro meses del Gobierno de Milei, con una caída estrepitosa del consumo del pan, sumada a una brutal recesión y al estancamiento de los sueldos de los trabajadores en un proceso de desindustrialización, desempleo en el sector privado con el agravante de más de 15 mil despidos en el Estado, y la proyección de una agudización de la conflictividad social.

La CGT convocó a una huelga nacional el 9 de mayo. Antes habrá una movilización el 23 de abril en defensa de las Universidades Nacionales y la conmemoración del 1 de mayo con una marcha de la CTA y los movimientos sociales con el mismo objetivo de rechazo a Milei.

Nada de esto conmueve a la clase dominante que planea recaudar dólares por los productos primarios que crecen en suelo argentino y se venden en el mundo “occidental” como repite el Presidente en su rezo sectario.

Ya en el siglo XIX, el escritor y diplomático portugués, José María Eça De Queiroz (1845/1900) describía con ironía  la soberbia característica de un millonario argentino dueño de cientos de hectáreas y vacas mientras paseaba por París. Al leer la “Correspondencia de Fradique Mendes”, aquel tipejo rioplatense encandila como Milei por su idiotez brutal.

Por entonces y ahora, el país que añora el Presidente de Argentina era saqueado por una minoría conservadora desde 1880. Al menos Julio Argentino Roca creó la educación laica y gratuita y la defensa de nuestra soberanía al Sur de Bahía Blanca hasta el Estrecho de Magallanes y las Islas Malvinas. Mientras que Milei se percibe libertario y se abraza con el magnate estadounidense Elon Musk como si fuera un Batman maníaco en su base de autos propulsados con baterías de litio.

Sucede que el Triángulo del Litio está en Argentina que comparte las mayores reservas del planeta con Bolivia y Chile. Un detalle: la Argentina nunca declaró ese mineral como recurso estratégico y soberano. Y ahora las multinacionales vienen con la avidez de la vieja soldadesca española en el Perú de la conquista.

En la era de las vacas gordas que cita mal Milei, la riqueza estaba en manos exclusivas de una minoría excluyente. La mayoría del pueblo pasaba hambre, regía el trabajo infantil en los campos —por caso la cosecha de yerba mate, las frutas, el algodón y la esquila de ovejas con toda la lana exportable propiedad del antiguo imperio británico radicado en la línea austral a ambos márgenes de la Cordillera de los Andes—, y obviamente sin leyes laborales ni derechos adquiridos, tampoco sindicatos, ni huelgas.

La noción de país de Milei consiste en algo semejante a la edad media donde había vasallos del monarca de turno y ningún ciudadano.

La derrota de Sam

Cuando uno se embarca en el Mar lo primero que aprende no es el lenguaje de los marineros, sino la capacidad para sostenerse en dos piernas.

Las aves depredadoras más resistentes como el halcón son devoradas en un minuto por una gaviota del Atlántico.

El camino fluvial desde el Río de la Plata —un océano dulce inexplicable— hacia la Isla de los Estados cerca de Ushuaia, resulta una experiencia cautivante.

Mientras el buque avanza en su derrota —sendero trazado por la Marina y la Prefectura Naval— uno siente que está en una lata acorazada en manos de la naturaleza con vientos huracanados y un oleaje que haría temblar al más valiente de los valientes.

La proa se agita como un corazón enamorado y se hunde en el Océano Atlántico que atrapa al barco en sus manos infinitas.

La riqueza de la plataforma marítima de la República Argentina es tan grande que hasta aquí llegan flotas de Europa y Asia en busca de calamar y merluza negra. Usan redes de arrastre y barcos poteros con cientos de luces dentro y fuera de la Milla 201 (Zona Económica Exclusiva continental del Mar de Argentina y límite con las aguas internacionales), que se ven desde los cientos de satélites de la compañía SpaceX de Elon Musk.

Algo que conoce perfectamente el Comando Sur de EE UU y por eso vendrán tres barcos de guerra —entre ellos el portaviones USS George Washington—, en el marco de la denominación estratégica “Mares del Sur 2024”.

Lo llamativo es que Argentina, bajo la presidencia de Milei, participará de la acción militarizada, pese a que Reino Unido —usurpador de Malvinas y de la plataforma continental argentina alrededor de Malvinas e islas del Atlántico Sur— forma parte de la iniciativa. Entonces, digamos, o sea, diría alguno, ¿Cuál es el plan de Defensa de Argentina?

Todo indica que ceder la fuerza armada a EE UU a cambio de la riqueza nacional, relegando a las Fuerzas Armadas propias sin plan soberano ni estratégico. Algo que el tal admirado Roca no hubiera imaginado pese a su concepción continental de un liberalismo nacional.

Con estas decisiones, Javier Milei actúa como los buques que depredan el calamar en aguas del Atlántico Sur. Salvo que Milei en vez de arrastrar moluscos, arrastra potenciales conflictos porque se somete a EE UU y a Israel y pone en peligro a la Argentina. El contexto es sinuoso.

Al cierre de esta edición, Irán lanzó una respuesta armada con cientos de misiles robots a causa del anterior ataque y asesinato por parte de tropas de Israel de oficiales iraníes en Damasco.

Y el único país de América Latina que se alineó de forma categórica con Israel ante el peligro inminente de una Guerra en Medio Oriente, con el agravante de que Israel fue acusado como un estado genocida por los asesinatos de 33.686 palestinos en Gaza, fue Argentina. Milei avala ese exterminio y está alineado con EE UU y con Paraguay. México, Brasil y Chile subrayaron la importancia de la paz y hasta el Papa Francisco —también argentino— llamó a la pacificación del conflicto para evitar una escalada muy peligrosa en la región próxima a Jerusalén.

Milei ha dicho que anticipaba su regreso al país para formar un Comité de Crisis por la disputa entre Israel e Irán. Tiene tres opciones democráticas: salvaguardar la vida de los argentinos y argentinas que viven en Israel y montar un plan logístico de rescate ante un eventual avance del conflicto armado; declarar la emergencia en seguridad para evitar potenciales atentados en el país ya que Argentina padeció los ataques con bombas contra la Embajada de Israel (1992) y la Amia (1994).

Esta semana la Casación Penal —instancia de Alzada previa a la Corte— instituyó la acusación de la pista iraní desechando el resto de las pesquisas, que fueron totalmente intervenidas desde un comienzo por los servicios de inteligencia de Israel y de EE UU: el Mossad y la CIA.

El 18 de septiembre de 1990, el ex presidente Carlos Menem ordenó el envío de barcos de guerra argentinos para apoyar la invasión a Irak que realizó EE UU para destituir a Saddam Hussein tras un conflicto con Kuwait.

Las consecuencias fueron terribles para Argentina. Entre ellas, los atentados jamás esclarecidos.

Ojalá Milei no planee poner en riesgo la vida de 47 millones de argentinos y argentinas por un conflicto ajeno. Si lo hiciera sin autorización del Congreso de la Nación podría ser acusado en un juicio político con los dos tercios de ambas cámaras en el Senado y en Diputados, donde no cuenta con mayoría.

La tercera opción del libertario con deseos de estadista de vodevil sería enlistarse dentro del G-7 en el mismo sentido declarativo. Pero allí está nada menos que Reino Unido, con el plan de construcción ampliada de un puerto militar en Malvinas con miras a la Antártida.

Para colmo, rige una guerra en tiempo real entre Rusia y Ucrania y Milei se enemistó con Rusia y con China, el principal comprador de productos primarios de Argentina.

Riesgos

Por el lado del Océano Pacífico, la ultraderecha de Chile en la voz de José Antonio Kast dijo durante la campaña electoral que quisiera disputarle —no por la vía diplomática— la Patagonia a la Argentina. Eso incluye la provincia de Tierra del Fuego donde Milei busca instalar una base militar con EE UU. La potencia que dice que el fentanilo es un peligro “maligno” pero que a su vez es el país con mayor consumo de drogas del mundo. No sólo eso: EE UU es el mayor proveedor de armas de los principales países de América Latina junto a Francia. Para instalar una base norteamericana en Tierra del Fuego, Milei sí o sí debe negociar la aprobación del Congreso porque viola la Ley de Defensa, consensuada hace 40 años.

Si tenemos en cuenta que Chile ayudó al Reino Unido en la Guerra de 1982 con datos de Inteligencia Militar y bases desde donde salieron aviones con bandera de ese país pero con tripulación británica, no se comprende la idea de Milei de concentrar a la Gendarmería Nacional para reprimir a los caídos de su sistema opresivo, en vez de potenciar el cuidado de más de 9.000 kilómetros de frontera que tiene que resguardar el país.

No es casual la movilización de tres barcos de guerra de la Cuarta Flota de EE UU con el Comando Sur a la cabeza. Tampoco parece una casualidad que cuando Jair Bolsonaro está siendo juzgado y a punto de ser llevado a prisión en Brasil por hechos de gravedad institucional, el magnate Musk anuncie una entrevista con el ultraderechista.

El dueño de la plataforma X controla algo más que algoritmos. Representa un Estado dentro del Estado de EE UU.

De ahí el palabrerío inconexo de Milei sobre un imperio que toma al mundo con violencia y por asalto y lo hace en nombre de un presumido favor a la humanidad. No hay nada más peligroso que el mesianismo en manos de una fuerza nuclear que puede destruir la vida de la Tierra.

Como publicó Eric Hobsbawm en su análisis de la Guerra y la Paz en el siglo XXI, “el peligro es la militarización de la vida ciudadana”.

Cuando el Reino Unido dominaba India en el siglo XIX, había una Compañía completa de soldados conformada por soldados cipayos indios.

Su antecedente pacífico fue el Imperio Otamano, que usaba a los jenízaros (los soldados de las nuevas tropas) para la recaudación de impuestos por orden de  Mehmed II.

Napoleón Bonaparte que pasó a la historia para siempre elogiaba la sabiduría y la prudencia en acciones políticas y militares.

Julio César era admirador del significante del honor.

Lao-Tse se estudia en todas las Academias Militares del mundo. Su enseñanza inicial se centra en la noción de la realidad dentro del tiempo.

El anarquista estrafalario de Milei está cada día más cerca de los antiguos jenízaros turcos, pero de Norteamérica.

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