Bella madre áfrica: el largo proceso de su liberación

Los procesos independentistas africanos se libran desde el siglo XV, cuando procuraron expulsar primero a los portugueses, y luego a franceses, belgas e ingleses, a españoles, alemanes, holandeses e italianos.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


Consideremos brevemente los efectos de estas intervenciones.

Para mantener el control, lo primero fue agravar en cada región las tensiones étnicas, extremándolas en el tiempo, lo que derivará en los trágicos eventos como el de Rwanda, en los 90’s del siglo pasado cuando los hutus vindicaron las desigualdades históricas promovidas por sus amos belgas, masacrando a la población tutsi con hasta 800, 000 víctimas de acuerdo a la ONU.

Y qué decir de los días de Leopoldo II, cuando en el Congo, demandaban la entrega diaria de oro o piedras preciosas, siendo el costo de no hacerlo la amputación de manos, pies, orejas y narices de los hijos de los trabajadores negros, con la venia de las iglesias protestantes, y los debidos respaldos legales belgas que simplemente desconocieron de los naturales, su humanidad, evadiendo así la ley.

Quizás el más patente de estos ejemplos es lo sucedido en Sud África, antigua Rhodesia, donde los afrikáners, descendientes de holandeses autodenominados Boers, establecidos por los ingleses en el lugar para su expolio, adelantaron las guerras Boers del siglo XIX, para finalmente establecer al estado sudafricano, que media su relación con las poblaciones originarias con el infame apartheid, que todos conocemos, y que ahora réplica Israel con sus vecinos, trabando esa larga guerra de liberación que durará virtualmente todo el siglo XX, hasta que se removiera esa estigmatización político cultural, permitiendo una gradual integración entre las diferentes etnias que habitan la rica Sud África.

Podemos continuar, pero basta decir que a pesar de los inmensos yacimientos minerales, metales y piedras preciosas, tierra indómita, riqueza biológica, etcétera, África es el continente con más pobreza, donde la heredad colonial sigue haciendo las suyas, en particular en términos religiosos, y en su relación comercial con las antiguas metrópolis, Francia, Bélgica e Inglaterra, que siguen tratando al continente como su fuente de enriquecimiento, saqueando, mientras de paso aseguran su atraso para mantener esta ignominiosa relación que solo a las beneficia a ellas.

Ahora, de nuevo una serie de movimientos pan africanos nacionalistas se extienden por África, moviendo a soñar de nuevo a estos pueblos largamente expoliados, con una verdadera liberación, que les permita el autogobierno y el desarrollo, como en los días del Gran Zimbabue, de la gran Costa de Marfil, cuando los pueblos africanos se lanzaron a los mares a explorar el mundo, trazando rutas comerciales que respetaron como iguales a los pueblos que encontraron, cuando aún la malicia del hombre blanco no había contaminado el Nilo.

Pueden ahora de nuevo soñar con construir sus naciones propias, respetando sus cultura e identidad originarias que los hiciera grandes, y que la historia blanca desconoce.

Porque llega la hora de los pequeños, de los pueblos olvidados, del pasado por redescubrir.

Porque llegó la hora de nuestra bella madre África.

*Educador salvadoreño

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