Monseñor Romero, incómodo recordatorio de lo que no debe ser el poder

«Profundamente perturbado”, es como afirma sentirse Jim McGovern, congresista estadounidense, al conocer de la remoción del mural dedicado a Monseñor Oscar Arnulfo Romero del espacio que ocupó en la terminal aérea nacional, los últimos 14 años.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


A propósito de la observación del congresista, hubo una respuesta en X de parte del fraudulento ejecutivo en las sombras, explicando que se reposicionará el cuadro en un lugar más vistoso, lo que carece de sentido y supone un gasto innecesario pues la obra ya estaba en una posición privilegiada.

Y es que Monseñor no solo es el salvadoreño más conocido por su defensa a ultranza de la dignidad humana, que sigue siendo tan vigente ahora como entonces, pues vergonzosamente poco se ha avanzado en la construcción del mundo inclusivo que nos mostró era posible, y siendo siempre los más pobres quienes padecen los abusos del poder.

Y es que si bien poco o nada se avanzó en los pasados 43 años luego de su asesinato a manos de un agente de la oligarquía, Marino Samayoa Acosta, ex guardia nacional, oscuro personaje miembro de la seguridad personal de Mario Molina, hijo de un ex presidente, integrante del círculo compuesto por drogadictos fanáticos miembros de la oligarquía que aprovisionaron de sicarios, torturadores y asesinos a los escuadrones de la muerte que dirigió Roberto Daubuisson, responsables del secuestro, tortura, desmembramiento, asesinato y deposición de hasta 20, 000 salvadoreños, que siguen al día de hoy padeciendo la impunidad y olvido con que se los revictimiza desde el estado salvadoreño, sigue siendo también ahora denunciado por aquella vos frágil pero sumamente valiente e inquebrantable de Monseñor.

Y es que aquel período que siguiera al fraude de 1972 y al asesinato de estudiantes universitarios y de secundaria de 1975, conforma un nebuloso espacio de tiempo del que apenas las generaciones posteriores saben, en el que destacara la denuncia permanente de la Vos de los sin Vos, Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

Los escuadrones campeaban en las principales ciudades, al amparo del estado, con la completa complicidad de sus agentes y de la seudo institucionalidad de entonces, desplazándose con entera impunidad en los territorios, siendo financiados por la oligarquía, equipados por el ejército, y entrenados y asesorados indirectamente por agentes estadounidenses, delegados para cumplir la tenebrosa tarea de “quitarles el agua a los peces”, como denominaron aquellas fuerzas esa turbia tarea de estas estructuras.
A la fecha todos sus crímenes y delitos siguen impunes con la complicidad del entero aparato judicial, donde los pocos elementos comprometidos con el cumplimiento de la ley, son removidos y sustituidos por agentes que sigan asegurando la perpetuación de dicha impunidad.

Y ahí el quid de la cuestión, pues la impunidad que acusó el Santo sigue vigente y agravada por la profundización que, de ella, el actual régimen ha de hecho agudizado agravándola.

Pues Monseñor sigue acusándolos, y la oligarquía, como vemos padeciéndolo, procurando también ahora, acallarlo, procurando silenciarlo de una vez por todas.

*Educador salvadoreño

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