La guerra.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*
La guerra es y seguirá siendo una colosal mentira; es un franco rechazo a ser seres humanos, a negarnos a crecer, a soñar, a sentir y pensar como seres humanos. No casualmente la comunicación del animal humano es tan especial, tan avanzada, tan profunda y vital para la vida. Y dentro de la comunicación humana, el diálogo natural presupone nuestra apertura al otro, a su entorno, a su “mundo”. Y precisamente porque el Mundo como tal, es el lugar en el cual nos vamos instalando históricamente. Esa instalación del ser humano en la realidad, en el mundo, está cargada de vicisitudes, de conflictos, los cuales hemos ido resolviendo como humanidad, como especie humana a lo largo de la historia.

Llegar a los conceptos de igualdad, justicia y paz ha significado un enorme esfuerzo histórico de la especie humana, eso ha significado lucha. Y dado que nos apropiamos de ese haber humano, es que vamos trascendiendo, a través de la educación formal y no formal, de la educación querida o no, de esas posibilidades, de esos procesos de humanización tan amplios como la vida. Pero también vamos encontrando esas realidades que niegan la naturaleza evolutiva de los seres humanos, su naturaleza social y como especie.

La guerra es esencialmente un hecho político antes que tecnológico. Gracias a Dios, gringos y europillos, (las mafias que gobiernan a las sociedades europeas) tienen auto bloqueado el entendimiento de esta realidad. Y al ser la guerra un hecho político, significa ni más ni menos, que es la imposición de una voluntad sobre otra, es social, cultural, sentimental, económica, educativa, humana, y la negación de la historia del supuesto vencido; y todo esto, difícil de imponer a otros seres humanos. Por eso mismo, los gringos y sus nuevas colonias ganan batallas, pero van perdiendo la guerra.

De sobra está dicho qué está a la base de estos conflictos: El poder y el tener. Y precisamente, estas ansias de acumulación de poder a nivel mundial, da por resultado unos tipos de alianzas entre sectores reconocidos de países; cuyo discurso pretenden presentarlo como moderno y democrático, pero no es más que colonialismo puro y duro. Pero no sólo es la imposición de lo que llaman democracia, sino que, y, sobre todo, su estilo de dominación y explotación de otros seres humanos y países. Y esto, sin más consideración que la prevalencia de la fuerza y el miedo, que se infunde a esas mayorías despojadas; poniendo sobre la mesa su absurda idea de que hay seres humanos que son inferiores y que sólo sirven para ser utilizados y expoliados para el goce y disfrute de los elegidos. Ahí precisamente se asienta en términos cristianos la idolatría de quienes se niegan sistemáticamente a ser Seres Humanos de verdad.

Y cuando las iglesias convocan a todos y todas a una opción preferencial por los pobres, al estilo de Jesús y de Mons. Romero; lo que esencialmente están haciendo es una llamado a nuestra naturaleza de seres humanos, para que nos sumemos a la construcción de una nueva y creciente humanidad. Y ese llamado no es excluyente, ese llamado es para todos y todas, ricos y pobres.

Volviendo al tema de la guerra, las hay con mucha prensa y hay guerras silenciosas. En El Salvador y Centroamérica hay una guerra silenciosa, pero con un alto impacto en la vida de las mayorías.

¿Hay menos muertes en El Salvador?

La respuesta es NO. Hay muchas personas asesinadas y torturadas en las cárceles. Las enfermedades gastrointestinales se han disparado y están golpeando a nuestra niñez. No hay medicamentos y muchas personas han visto complicar la vida de sus seres queridos, y los han visto morir, sin poder hacer nada.

Datos del ministerio de salud, indican que hay un incremento de Sida en el país y sobre todo en niños de 14 a 16 años y jóvenes. Se han disparado los embarazos precoces; pero eso sí, hay un rearme “moral” en el país. No se puede hablar de sexualidad en las escuelas, porque eso incita al pecado.

Y al estar el país configurado por el mal común, con un abierto rechazo al Dios de la vida, el mal va permeando la vida cotidiana. El desempleo es estructural en el país, porque el modelo así lo exige. Este modelo idolátrico con su pequeño dios esteticista, no acepta competencia para los suyos, y entra en una guerra silenciosa y cruel despojando a los comerciantes micros, pequeños y medianos de su espacio en el mercado. Y hay gente, hay cristianos que exclaman admirados por la belleza del entorno ya sin pobres haciendo su lucha para sobrevivir. Olvidamos fácilmente que las grandes mayorías la única forma que tienen de llevar sustento a su casita es por vía un salario o las pequeñas ganancias de su esfuerzo comercial. Otros dicen: Pero hay trabajo, lo que pasa es que la gente ya no quiere trabajar. Les recordamos que ninguna familia puede vivir hoy en El Salvador con $300 dólares, porque hay una minoría que ha construido su primer mundo acá. Entonces pues, esta guerra silenciosa está provocando un desplazamiento poblacional enorme. La gente huye de la “felicidad” engañosa. Y en esa huida, muchas niñas y niños desaparecen, muchas personas mueren en el intento de llegar a EEUU y sus posibilidades.

Definitivamente esta guerra de baja intensidad y ninguna prensa, está causando muerte en nuestro país.

Les invito a recordar a mis hermanos, que los cristianos somos expertos en superar el miedo y el silencio impuesto por la violencia: “Ellas se fueron al instante del sepulcro, con temor, pero con una alegría inmensa a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. (…) Jesús les dijo: “No tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.” (…) Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Mt. 28,8.10.19.

* Investigador y Docente universitario

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