POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.
Eric Arthur Blair fue un novelista, poeta, ensayista, periodista y crítico inglés. Escribió bajo el seudónimo de George Orwell. Publica su novela “1984” en mil novecientos cuarenta y nueve. En esta obra, Orwell presenta un cuadro muy negro de la sociedad mundial en manos de una elite secreta poderosa, que controla la vida y la muerte de todos los miembros de la sociedad.
“1984” es la descripción de un plan que considera real, del cual pudo haber conocido o dedujo de los acontecimientos acaecidos los últimos dos cientos años y, de la proclividad de la naturaleza humana a ser corrompida por el poder. La meta de este plan es, conquistar y someter a la población mundial. El plan, situado en mil novecientos ochenta y cuatro, describe que la sociedad se ha dividido en tres clases sociales: alta, media y baja. La meta de la clase alta es conservar su posición social, la de la media es convertirse en alta y la de la baja es, abolir todas las distinciones de clases para que todo el mundo sea igual. Con la ayuda de la clase baja, la clase media vuelca a la clase alta y se convierte en nueva clase alta, hasta que una nueva facción de la clase media se levanta y logra ser la nueva clase alta, repitiéndose esto hasta el infinito.
En el siglo veinte el partido político Socialismo Inglés, INGSOC, se fijó como meta acabar con el ciclo de reemplazo de clase media a clase alta. La clase media tenía tanto tiempo de ocio que le permitía pensar en reemplazar a la clase alta. Y si todos por igual tuviésemos ocio y tranquilidad, la masa, aletargada por la pobreza, se alfabetizaría y aprendería a pensar que la minoría privilegiada no tiene ninguna razón de ser y barrería con ella. Una sociedad jerárquica es posible, sobre la ignorancia y pobreza de la gente.
En la fase de “colectivización”, la nomenklatura de INGSOC hizo que el “partido” tomara cualquier propiedad que quedara en manos de privados. La clase baja aprobaba dicho procedimiento, ya que les halagaba haber logrado su meta de acabar con los odiados “capitalistas”. También, los adelantos tecnológicos en el campo de la comunicación facilitaron manipular a la opinión pública y destruir la privacidad individual.
Para solventar la posibilidad de derribar a la nomenklatura, el mundo es dividido en tres partes. En cada una, se podía evitar fácilmente la rebelión de la clase baja conservándola en total ignorancia, de una existencia mejor a la que tenía en el presente. Para evitar los intentos de derrocamiento por parte de la clase media y la pérdida de confianza de la clase alta en el partido, había que ejercer una supervisión y educación individuales obligatorias y continuas, respaldadas por recompensas y castigos apropiados, incluyendo promociones y distinciones o la tortura y la muerte.
Había que mantener fuerte a la clase alta, no por vía hereditaria de sus miembros sino más bien por forma “afiliada”. La historia ha demostrado que las oligarquías de familia son de corta vida, comparadas con las organizativas, como la Iglesia Católica, que mide en milenios su permanencia en el poder. Al partido no le interesa perpetuar su sangre sino a sí mismo. No es importante quien detenta el poder, siempre que la estructura jerárquica permanezca igual.
Otra forma para evitar la rebelión es la guerra. Para ese fin el mundo se dividió en Oceanía, Eurasia y Esteasia. Oceanía estaba conformada por América del Norte, América del Sur, las islas del Atlántico, Australasia y África del Sur. Eurasia comprendía la porción norte de la masa de tierra asiática. Y Esteasia integrada por China, Japón y los países del sudeste asiático. Queda una frontera fluctuante compuesta por Manchuria, Mongolia, Tíbet, África del Norte y los países del sur de Asía. Estos son objeto de disputa de Oceanía, Eurasia y Esteasia.
El propósito de las guerras no es conquistar a su enemigo, sino, asegurarse el control de sus propios ciudadanos a fin de mantener intacta la estructura de su sociedad. Las matanzas y otras brutalidades eran ejecutadas por ataques de misiles y otros medios por el gobierno contra sus propios súbditos, que invariablemente eran proletarios.
Tanto en Oceanía, Eurasia y Esteasia existía la misma estructura social piramidal y la misma dependencia de una economía de guerra. La meta de las guerras era permitir que la economía siga avanzando en beneficio de la clase alta. La producción estaba bloqueada a producir bienes que resultarían en el ocio y bienestar de la clase baja. Ésta era forzada a integrar grupos cuyas actividades expresaban odio al enemigo y dependencia y amor a sus gobernantes que los protegían de aquel. Su estatus económico se mantenía al nivel de mera subsistencia, lo que obligaba que sus prioridades se centrasen en cubrir sus necesidades elementales de alimentos, ropa y techo
El objeto del poder es el poder. El partido busca el poder por el poder en sí. El verdadero poder no es sobre las cosas, sino, sobre los hombres. Para hacer valer su poder sobre otro, el partido tiene que “hacerlo sufrir”. La obediencia no alcanza salvo que sufra, para estar seguro de que el otro está obedeciendo la voluntad del partido y no su propia voluntad. Es necesario infligir dolor y humillación, solo así se pueden hacer pedazos las mentes humanas y recomponerlas al modo que el partido elija. El poder no es un medio, es un fin. No se establece una dictadura con el objeto de salvaguardar una revolución. Se hace una revolución a fin de establecer una dictadura.
O’Brien, torturador del protagonista, Winston Smith, le dice que INGSOC ya está acabando con los hábitos de pensar, que ya cortaron los lazos entre hijos y padres, entre hombre y hombre y entre hombre y mujer. En el futuro no habrá ni esposas ni amigos. Se sacará a los hijos de sus madres al nacer, como se sacan los huevos a la gallina. No habrá ni arte, ni literatura, ni ciencia. No habrá diferencia entre lo que es bello y lo que es feo. Se destruirán todos los placeres, pero, siempre habrá el encono del poder, siempre aumentado y cada vez más sutil. En cada momento habrá el estremecimiento de la victoria, la sensación de pisotear a un enemigo indefenso. O’Brien le dice a Winston, usted quiere un cuadro del futuro, imagine una bota pisándole la cara a un ser humano por siempre. ¡No dejes que suceda! ¡Depende de Ti!