¿Por qué salvar la República? ¡Despierta, ciudadano!

Por: Miguel A. Saavedra.
No te engañes: la «república», esa palabra que suena a discurso aburrido de político no es un tema lejano que solo les importa a los que usan traje y corbata. No. Es TU problema. Sí, tuyo, el que estás leyendo esto con un smartphone en la mano —o dos, porque aquí todos tenemos más de uno—. Pero tener tecnología no te hace inmune a la trampa: en nuestros países, el analfabetismo académico y digital nos tiene agarrados del cuello.
La Democracia no es un cuento pasado de moda (Y te está pasando factura)
¿Te quejas del alto costo de la vida, de la gasolina, de los hospitales colapsados y sin medicinas, de las altas multas de tránsito, de las calles con baches por todos lados, de 2 semanas sin agua en la colonia o de que tu hijo no entiende matemáticas y que de paso cerraron la escuela? Esto no es «mala suerte». Es el resultado directo de cómo funciona (o no) la república que TÚ y yo dejamos que otros manejen.
Aquí no hay teorías aburridas, esto es sobre tu plata, tu seguridad y el futuro de los tuyos pues creer en todo lo que dicen tus redes sociales «no van a salvarte».  Creemos que sabemos todo porque vemos reels y tuits, pero no vemos cómo nos están llevando al borde del abismo.
Hablemos claro: «salvar la república» no es un favor que le haces a alguien más. Es salvar tus libertades —esa posibilidad de decir lo que piensas sin que te callen—, tus derechos —como tener un hospital que funcione o una escuela para tus hijos—, y el rumbo del país —quién manda y a dónde nos lleva—. dónde invierten el presupuesto anual del país y porque nunca alcanza para las obras de los pobres, Si eso se pierde, no esperes que alguien venga a rescatarte. Lo que vives hoy —las calles rotas, el sueldo que no alcanza, el miedo al salir de casa— no cayó del cielo. Es el resultado de lo que se ha hecho (o se ha dejado de hacer) por años. Y adivina qué: tú también eres parte de eso, porque lo que no haces hoy lo pagarán mañana tus hijos, tus nietos y los que ni siquiera han nacido.
Entonces, ¿vas a seguir mirando para otro lado? Decir «democracia» no te va a emocionar si no entiendes que es la base de todo lo que te importa. Pero no te preocupes, no necesitas un doctorado para darte cuenta. Basta con que abras los ojos y te hagas una pregunta: ¿qué estoy haciendo para que esto no se derrumbe? Porque no se trata de «ellos», los de arriba. Se trata de TI. Si no te informas, si no exiges, si no participas —aunque sea votando con cabeza o hablando con tus vecinos—, estás dejando que otros decidan por ti. Y cuando el barco se hunda, no habrá excusa que valga.
Aquí está el reto: la república no se salva sola. No es un superhéroe que llega en el último minuto. Eres tú, soy yo, somos todos. Cada ciudadano que se cruza de brazos es un clavo más en el ataúd de lo que nos queda de país. Pero cada uno que despierta, que actúa, que se mueve, es una chance de cambiar el juego. El futuro está en juego, y no es un cliché: es la verdad cruda. Así que, ¿qué vas a hacer al respecto? Porque si no haces nada, no esperes que alguien más lo haga por ti.
 Y te preguntarás cómo y qué puedo hacer «Yo»:
– Convierte el «scroll» en poder: Antes de compartir ese meme político, piensa: ¿Estoy difundiendo basura o información que salva vidas?
– Habla claro en la cena familiar: «Si dejamos que destruyan la Constitución, ¿quién protegerá tu pensión, primo?». Y sabias que si el presidente el tan chero de los empresarios, ¿por qué no aprueban un mejor salario mínimo que no se ha cambiado en 3 años?
– ¿Y si monitoreamos juntos el presupuesto municipal? ¿cuántas obras han hecho, cuántos cabildos abiertos han hechos desde gobiernan? y por qué no preguntarle dudas ciudadanas, grábalos en vivo preguntas incómodas como o por qué al solo entrar Ud. y sus concejales se aumentaron el sueldo 3 veces más en una alcaldía que apenas tiene ingresos?,¿Usted contrataría a un familiar sin experiencia?
– No hace falta ser perfecto, solo presente: Súmate a los movimientos que andan cerca de ti trabajo, colonia en el campo o la ciudad
– Hoy: Elige una cuenta confiable de noticias o en YouTube y síguela. Ya tienes +1 punto contra la ignorancia.
– Mañana: Pregúntale a un amigo: ¿Sabes qué ley están votando este mes que afecta tu sueldo y tu trabajo? Ah. la próxima vez que votes, hazlo como si estuvieras eligiendo al médico que operará a tu madre: investiga, exige, no te conformes.
– La próxima semana: Asiste a una reunión vecinal (aunque sea virtual) y di: ¿Y si monitoreamos juntos el presupuesto municipal?
Si terminas de leer esto y piensas «alguien debería hacer algo», eres parte del problema. Tú eres ese «alguien».
Imagina un país donde los ciudadanos no solo exigen, sino que construyen. Donde el vecino desconfía menos y colabora más. Donde tu hijo crece sabiendo que su voz sí importa. Ese país existe, pero solo si lo hacemos realidad.
La república no se muere: la matan los silenciosos. El ciudadano que solo se calla y acepta. Y hasta los que dicen defenderla con las leyes, las instituciones y las autoridades del país ¿En qué bando estás tú?
¿Te atreves a ser el ciudadano que rompió el molde?
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