Albino Tinetti: vigencia de su credo como reformador universitario.

Por: Víctor Manuel Valle Monterrosa.

Las facetas de Albino Tinetti, difundidas a raíz de su reciente muerte, son las de jurista constitucionalista, maestro conspicuo del Derecho y educador de abogados, fiscales y jueces.

La fragua de su sólida personalidad intelectual fue la Universidad de El Salvador y, principalmente, la Facultad de Derecho a la que concurríamos estudiantes de todas facultades en los 1950 y 1960 a participar en asambleas estudiantiles que alzaban su voz para avanzar en democracia y justicia para todos. Ahí surgió la faceta de reformador universitario de Albino Tinetti.

Como representantes estudiantiles de AGEUS en la Comisión de Reforma Universitaria de 1963, él y yo comenzamos a interactuar con académicos experimentados para configurar la reforma de la Universidad de El Salvador que se había ofrecido. Escuchando a los demás miembros de la Comisión, aprendimos velozmente conceptos sobre educación universitaria, sus métodos y fines.  Albino y yo no pasábamos de los 25 años y fuimos recibidos en la Comisión, con comprensión, por académicos como Fabio Castillo Figueroa, Alejandro Dagoberto Marroquín, Alfonso Trejos Willys y Mario Flores Macal.

La reforma universitaria que se pretendía en la UES de 1963 se orientaba, en gran medida, por los   postulados de la Reforma de Córdoba, Argentina, de 1918 y su célebre Manifiesto Liminar. Albino mostraba mucha identificación con los estudiantes de Córdoba que lanzaron un grito de rebeldía y reforma universitaria al servicio de la sociedad y sus necesarias transformaciones.

Albino dominaba el contenido de ese Manifiesto y al redactar importantes porciones de nuestra propuesta de reformas, insuflaba ideas provenientes de ese documento histórico. Ahí se perfiló como un auténtico reformador universitario, rasgo que mantuvo a lo largo de su fecundo desempeño académico durante toda su vida profesional.

El Manifiesto de Córdoba contenía ideas devenidas los clásicos postulados de la reforma universitaria enarboladas en muchas universidades de América Latina y que se ventilaron en El Salvador en 1950, durante una célebre huelga estudiantil, y más concretamente en 1963 cuando echamos a andar un proceso de transformación universitaria en la por entonces era la única universidad del país, la pública, nacional, autónoma cuya existencia era un mandato de la Constitución Política de 1950.

El Manifiesto de Córdoba proclamaba la necesidad de excluir de la universidad la mediocridad académica, el desapego a la ciencia y al conocimiento científico, la burocratización de los asuntos académicos y el dogmatismo en la enseñanza. Se expresaba la necesidad de la autonomía universitaria y el autogobierno derivado con participación deliberante de docentes, graduados y estudiantes.

Hubo resultados concretos de la reforma iniciada en 1963 y descalabrada manu militari en 1972. Eso es materia de otro necesario debate, sobre todo en tiempos de incertidumbres como los que caracterizan el quehacer de la Universidad de El Salvador en la actualidad.

Cuando, como resultado concreto de las transformaciones universitarias, se estableció el Sistema de Áreas Comunes y partió en 1965, el Consejo Superior Universitario eligió a Albino Tinetti como el Coordinador General del Sistema y desde ahí, por cinco años, desplegó sus dotes de reformador universitario y conductor de programas de educación universitaria.

El sistema fue incomprendido y despertó animosidades. Un mal manejo administrativo,  ya con Albino ausente de la conducción por estar en el exterior estudiando un posgrado en  educación, estalló en enero de 1970 en Áreas Comunes una huelga estudiantil que, en pocos meses evolucionó a una conmoción interna que pavimentó el camino para que el gobierno militar del coronel Molina, interviniera en 1972 la UES y diera al traste el proceso transformador de la reforma universitaria comenzado en 1963 en el que Albino jugó un papel relevante y  se orientaba a establecer una docencia universitaria,  basada en la ciencia y el humanismo, con el estudio de los problemas nacionales como punto focal.

Después de 1972 Albino fue retirado de la Universidad de El Salvador por la intervención militar de ese año y continuó dando aportes de educador en universidades privadas y organismos públicos donde fue educador e innovador de relevancia en el país.

La partida reciente de Albino Tinetti es oportunidad para reflexionar sobre asuntos académicos que orientaron la reforma universitaria malograda. Son temas que surgieron y se burilaron durante nuestra experiencia en la citada Comisión de Reforma Universitaria de 1963, y que siguen vigentes como nortes del quehacer de la Universidad de El Salvador, a saber:

  • Óptima calidad académica basada en los pilares esenciales de la ciencia y el humanismo.
  • Autonomía universitaria para autogobernarse y buscar el conocimiento sin cortapisas ni sujeto a los intereses de grupos de poder o de presión sobre el poder.
  • Ejercicio de la libertad académica inherente a una verdadera universidad.
  • Compromiso de ser una universidad pública al servicio de la sociedad y parte inherente del Estado por el hecho de financiarse con fondos públicos provenientes de los impuestos que pagan, en un sistema tributario regresivo, principalmente los de abajo.
  • Ofrecimiento de becas de estudios, con el apoyo del Estado, para personas que, con los necesarios méritos intelectuales, aspiren a hacer estudios universitarios y carezcan de recursos económicos.
  • Impulso a programas de investigación científica para conocer la realidad salvadoreña en su naturaleza, su sociedad y su cultura.
  • Formación de profesionales necesarios para el desarrollo nacional con capacidad de pensar críticamente y con la conciencia moral de buscar el bienestar de las mayorías y el mejoramiento sostenido de las condiciones de vida, sobre todo de los más necesitados y postergados.
  • Influencia en todo el sistema educativo a través de formar docentes cualificados para todos los niveles e investigaciones científicas sobre características de la educación y de los educandos y sus entornos.

Esos conceptos eran parte del credo de Albino Tinetti sobre los programas deseables en su Alma Máter, Universidad de El Salvador, los cuales siguen vigentes y necesitados de los fondos públicos adecuados, que siempre han escaseado.

 

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