Papa Francisco a los párrocos: “Enseñen a adorar en silencio”

El Papa en Santa Marta, frente a sacerdotes recién ordenados: se explica cómo «rezar, cantar, alabar a Dios», pero a menudo no la adoración, que «en la aniquilación nos da nobleza»

DOMENICO AGASSO JR.
CIUDAD DEL VATICANO
 

La oración «de adoración nos aniquila sin aniquilarnos: en la aniquilación de la adoración nos da nobleza y grandeza». Por ello hay que ponerse “siempre en camino: camino difícil, camino de subida, pero en camino hacia la adoración de Dios”, silenciosa, que los párrocos deben enseñar. Lo dijo el Papa Francisco en la capilla de la Casa Santa Marta.

Se trata de un camino de subida, que, al contrario del de la llanura, no siempre es fácil. Un camino en subida para llevar la alianza, durante el cual el pueblo cargaba encima su propia historia, “la memoria de la elección”. Llevaba dos tablas de piedra, desnuda, tal como había sido dada por Dios, “no – subrayó el Papa – como este pueblo lo había aprendido de los Escribas”, que la habían “vuelto barroca”, hecha barroca “con tantas prescripciones”. “La alianza desnuda: yo te amo, tú me amas”: el primer mandamiento, amar a Dios y, segundo, amar al prójimo. En efecto, en el arca, no había nada más que las dos tablas de piedra.

Por lo tanto introdujeron el arca en el santuario y apenas los sacerdotes salieron del recinto, la nube, la gloria del Señor, llenó el Templo. Entonces el pueblo entró en adoración: “de los sacrificios que hacía en el camino en subida al silencio, a la humillación de la adoración”. “Muchas veces pienso – dijo el Papa – que nosotros no enseñamos a nuestro pueblo a adorar”.

“Sí, les enseñamos a rezar, a cantar, a alabar a Dios, pero a adorar… La oración de adoración, ésta que nos aniquila sin aniquilarnos: en el aniquilamiento de la adoración nos da nobleza y grandeza. Y aprovecho, hoy, ustedes, con tantos párrocos de nombramiento reciente, para decir: enseñen al pueblo a adorar en silencio, adorar”.

Además, el Santo Padre exhortó a aprender desde ahora lo que haremos en el Cielo: la oración de adoración.

“Pero, sólo podemos llegar allí con la memoria de haber sido elegidos, de tener dentro del corazón una promesa que nos impulsa a ir y con la alianza en la mano y en el corazón. Siempre en camino: camino difícil, camino en subida, pero en camino hacia la adoración”.

Ante la gloria de Dios, las palabras desaparecen, no se sabe qué decir, afirmó Francisco. En efecto, tal como se narra en la Liturgia de mañana, Salomón logra decir sólo dos palabras: “Escucha y perdona”. Al concluir su reflexión el Papa Bergoglio invitó a “adorar en silencio con toda la historia encima y pedir: “Escucha y perdona”.

“Nos hará bien, hoy, dedicar un poco de tiempo a la oración, con la memoria de nuestro camino, la memoria de las gracias recibidas, la memoria de la elección, de la promesa, de la alianza y tratar de subir, hacia la adoración, y en medio de la adoración, con tanta humildad decir sólo esta pequeña oración: ‘Escucha y perdona’”.

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