os latinoamericanos esperan salir el año próximo, por fin, del bache económico que ha reducido sus ingresos personales desde 2013, sin embargo 2020 no se presenta muy propicio pues las previsiones de crecimiento para toda la región no alcanzan en general el 2% del PIB. Por desgracia, la ansiada recuperación tendrá que esperar un poco más.
Hace unas semanas, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) rebajaban sus estimaciones para la zona. El FMI pronostica un 1,8%; la Cepal es menos optimista: 1,4%. Y otros expertos, los consultados por la revista británica The Economist, auguran incluso el 1,2%.
La desaceleración se ha generalizado, lo que no fomenta la creación de empleo. Eso no es sólo consecuencia de las tensiones globales sino también fruto de la propia idiosincrasia latinoamericana, donde confluyen modelos económicos muy diferentes, en ocasiones opuestos, y gobiernos que apuestan por una integración regional marcada por la liberalización de los mercados o que priorizan la unidad política.
Latinoamérica necesita cambiar de paradigma, depender menos de las exportaciones de materias primas y potenciar más el comercio interregional. Sin embargo, la tendencia es a la inversa pues han surgido roces importantes entre Argentina y Brasil a propósito del futuro de Mercosur, por ejemplo.
¿Cómo se presentan los cielos en 2020? Veamos algunos casos concretos.
Argentina complicada
Con un pronóstico del 1,3% de contracción del PIB para 2020, según la Cepal, el peronista moderado Alberto Fernández, recién llegado a la Casa Rosada, ha conseguido que el Parlamento bicameral aprobara la Ley de Emergencia Económica. Esa norma le otorga hasta diciembre del próximo año plenos poderes en materia fiscal, financiera, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social.
La prioridad del pragmático mandatario será ganar credibilidad en el exterior, pero habrá que ver cómo se desarrollan las negociaciones con el FMI y otros acreedores externos, pues Argentina se encuentra técnicamente en recesión y en suspensión de pagos.
También será necesario observar la reacción del ciudadano medio argentino, que lleva una década (más bien dos) soportando estoicamente las consecuencias, con una inflación actual del 55%. El panorama se presenta bastante complicado porque los obstáculos son sistémicos.
Bolivia en incertidumbre
La Cepal adelanta un 3,5 % de crecimiento del PIB boliviano para 2020, en un país que vivió y vivirá aún momentos de incertidumbre, después de un golpe de Estado, y tras graves irregularidades en el recuento de los votos de las elecciones presidenciales celebradas el 20 de octubre. El Ejército presionó a Evo Morales, quien optaba a la reelección, para que dimitiera. El jefe del Estado tuvo que abandonar el país, primero a México y finalmente a Argentina, donde se encuentra como refugiado político.
🇧🇴 ¿Cuánto más durará el Gobierno de facto en Bolivia?
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Morales ha sido acusado de sedición y terrorismo en base a unas pruebas que parecen fabricadas. Bolivia tendrá que acudir de nuevo a las urnas. La fecha aún no ha sido fijada, pero Morales aceptó no volver a presentarse para así evitar más derramamiento de sangre y no dar excusas a la oposición derechista que ahora ocupa la Presidencia de forma transitoria de la mano de Jeanine Áñez.
Tampoco se sabe quién será el candidato de su partido, pero suena con fuerza un joven treintañero, Andrónico Rodríguez, resuelto y dispuesto a hacer autocrítica. El motín contra Morales estuvo motivado, principalmente, por la industrialización del litio, un mineral estratégico fundamental en la fabricación de baterías para los coches eléctricos. Bolivia posee en el salar de Uyuni el depósito de litio más grande del mundo.
Brasil, marcado por la Amazonía
Brasil tiene una previsión de 1,7% de crecimiento de su PIB para 2020, según la Cepal. Y aguarda por unas elecciones municipales, en octubre, que marcarán el rumbo político del país, dirigido por el populista de derechas Jair Bolsonaro. La oposición de centro y de izquierdas podrá reorganizarse en su contra, en unos comicios locales que servirán para calibrar el efecto en los brasileños de las reformas auspiciadas por el presidente.
Las referidas reformas incluyen privatizaciones, transformaciones fiscales e inversión en infraestructuras.
Si Bolsonaro continúa aplicando su controvertida política de desarrollo en la Amazonía sin preocuparse por el aumento de la deforestación, será rechazado por más países. Podría extenderse el boicot a los productos brasileños (soja, cuero, carne) que ya aplican no sólo algunas empresas estadounidenses y suecas, sino también el potente fondo de inversiones nórdico Nordea Asset Management. La Unión Europea (UE) podría incluso denunciar el acuerdo comercial suscrito con Mercosur, alegando razones de índole medioambiental.
México por consolidar los cambios de López Obrador
Según la Cepal, el PIB de México crecerá 1,3% en 2020. El país tiene a los mandos a un presidente fuerte y competente como Andrés Manuel López Obrador, pero no inspira mucha confianza entre los inversores privados, tanto nacionales como extranjeros.
Sin embargo, el país de los aztecas está inmerso en un proceso de lento declive económico que puede pasarle factura a AMLO, como es conocido entre sus compatriotas. Su popularidad será examinada en las elecciones legislativas de julio de 2021, cruciales para sus esperanzas de reformar la Constitución.
López Obrador, que acaba de cumplir su primer año de mandato, aspira a que los cambios que promueve se consoliden y sean irreversibles en 2020, es decir, que no puedan ser revertidos por la llegada de las fuerzas conservadoras. Sus dos objetivos declarados han sido fortalecer la confianza de los inversores y desmontar los esquemas que favorecían la corrupción, sin duda alguna el mal endémico que mengua el desarrollo de México.
Estados Unidos, la influencia constante
Al mismo tiempo, cualquier pronóstico para América Latina será incierto si no incluye la influencia de los vientos del norte del continente, donde los factores políticos pueden tener una ascendencia crucial para la situación en el sur de la región.
Estados Unidos: El poderoso vecino del norte tiene fijadas las elecciones presidenciales para el 3 de noviembre de 2020. Será, por consiguiente, un año de intensa campaña. La única incógnita que queda por despejar es conocer el nombre del oponente demócrata de Donald Trump, ya que el proceso de destitución activado en la Cámara de Representantes no pasará el obligado filtro del Senado, donde los republicanos poseen una cómoda mayoría.
¿Será su adversario el multimillonario y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg? ¿O acaso aparecerá un cisne negro? En cualquier escenario, el camino que tome la campaña electoral y los resultados afectarán de forma decisiva a la economía de América Latina.
Trump tiene muchas opciones de ganar. El fracaso del «impeachment» puede tener un efecto bumerán. Y el consenso de los analistas es que en 2020 asistiremos a un nuevo periodo de expansión económica y bajo desempleo en Estados Unidos, lo que también beneficiará al actual inquilino de la Casa Blanca, pero muy poco al pueblo latinoamericano.