Según el periódico, que consultó archivos de las transacciones y cita a exreligiosos, el otrora arzobispo de Washington D.C. concedió dicha cantidad desde 2001 a eclesiásticos, empleados del Vaticano, asesores papales y los sumos pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Varios destinarios, de un grupo de más de 100, eran encargados directos de investigar las acusaciones contra McCarrick, de 89 años de edad ahora, recalcó la publicación.
Puntualizó que en la capital de Estados Unidos, el prelado disponía de un fondo especial por intermedio del cual recaudaba dinero y lo redistribuía con escasa supervisión.
Expuso que Juan Pablo II habría recibido 90 mil dólares de 2001 a 2005, y Benedicto XVI 291 mil dólares el último año, y el dinero, añadió, pudo destinarse quizás a obras de caridad.
A inicios de este mes, reportes periodísticos divulgaron que leyes en 15 estados que permiten denuncias de abusos sexuales ocurridos décadas atrás podrían generar una cantidad sin precedentes de demandas contra la Iglesia Católica.
El escenario descrito resulta mucho más complejo que cualquiera anterior por las prácticas inadecuadas de los curas, apuntaron las informaciones.
Una investigación de la agencia Associated Press determinó que podrían existir miles de casos nuevos contra la institución religiosa, con compensaciones por más de cuatro mil millones de dólares.
Así, sería una rendición de cuentas financiera en baluartes del catolicismo como Nueva York, California y Nueva Jersey, tres de los ocho estados que llegaron más lejos con las legislaciones que permiten demandar sin tener en cuenta cuándo fue el abuso.
Por su parte, varias diócesis se encuentran considerando la posibilidad de declarase en bancarrota, crear fondos para pagar compensaciones e incluso vender valiosas propiedades con el fin de mantenerse a flote.
Más de una decena de abogados y agrupaciones que estudian los abusos de los clérigos en Estados Unidos ofrecen distintos estimados, pero la mayoría anticipa al menos cinco mil denuncias solo en los tres territorios mencionados.
De manera general, el público está más molesto que nunca con los abusos sexuales de los curas y su encubrimiento, y eso se verá reflejado en los veredictos, afirmó Mitchell Garabedian, letrado de Boston, Massachusetts, quien lleva adelante varias demandas contra la Iglesia Católica.
Algunos líderes eclesiásticos, quienes encubrieron el problema, se quejan de que será muy difícil rechazar denuncias de abusos ocurridos hace tanto tiempo, cuyos testigos se han desperdigado y los perpetradores probablemente ya murieron.
