Respiración y relajación

La respiración es primordial, pues todos los órganos del cuerpo dependen del buen intercambio de oxígeno y gas carbónico: es condición necesaria al funcionamiento armonioso de todo nuestro cuerpo. Textos referidos a este tópico afirman que el control de la respiración permite el dominio de las emociones, combate la timidez, el miedo y desarrolla la confianza en sí mismo.

El ritmo respiratorio y el cardiaco están ligados estrechamente, la perturbación de uno altera la función del otro. Si logramos regular nuestra respiración podemos controlar nuestro ritmo cardiaco. Esta práctica puede procurar bienestar, calma, plenitud corporal y espiritual.

A continuación algunas formas de respiración relajantes simples de efectuar, sacadas de la práctica del Hata-Yoga:

Respiración calma

Sentado confortablemente o acostados boca arriba, relajarse. Expirar progresivamente y completamente, después dejar entrar el aire solo sin esfuerzo. Actuar como si fuera un cuentagotas. Estar consciente del acto de respirar. Sentir el movimiento del abdomen, del diafragma y de las costillas en el tórax.

Realizar esto varias veces y relajarse hasta sentir una verdadera paz interior. Este simple ejercicio favorece la relajación y mejora la concentración del espíritu.

Respiración profunda completa

Vaciar los pulmones completamente. Inspirar: bajar el diafragma e inflar un poco el abdomen, dilatar la parte media del tórax y separar las costillas un poco sin exagerar el movimiento progresivamente. Expirar: bajar los hombros dejando al mismo tiempo bajar las costillas, contactar los músculos del abdomen para terminar la expiración. La expiración y la inspiración deben hacerse progresivamente.

Respiración purificadora

Colocarse en posición de pie, las piernas un poco separadas. Inspirar progresivamente, lenta y completamente. Retener el aire durante cinco segundos. Expirar por pequeñas cantidades de aire, los labios cerrados como si fuéramos a silbar o soplar sin inflar las mejillas.

Respiración revitalizante

Colocarse en posición de pie, el cuerpo derecho, las piernas un poco separadas. Inspirar profundamente y completamente. Colocar los brazos hacia adelante dejándolos relajados. Cerrar los puños, hacer una contracción de los músculos llevando el antebrazo hacia el brazo, los puños deben llegar a los hombros. Expirar dejando relajar los músculos de los brazos. Esto debe realizarse rápidamente para que sea eficaz.

Estos ejercicios se repetirán de 10 a 20 veces en un ambiente tranquilo. Concentrarse en lo que se va a hacer y sobre todo poder ser consciente de un movimiento normalmente inconsciente o automático como es la respiración.

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