(Por: Francisco Parada Walsh)
Con el surgimiento de la dolarización todo cambió, nada queda libre de pecado, aun las atribuladas oraciones que rezo día y noche, noche y día. De tajo aquellas estratificadas clases sociales desaparecieron, una nueva clasificación entra en vigor que describo así:
1-Clase alta: Ricos por un plumazo (robaron las tierras ejidales, el supra poder), nuevos ricos (Tráfico de drogas, políticos ladrones, testaferros y cualquier ex funcionario que de un día para otro compra lujosos apartamentos en maqueta, asesores financieros con centros comerciales en Estados Unidos).
2- Clase baja: El indigente hasta el profesional más encopetado. Ante estos cambios sufridos por el pueblo me dirijo a la Santísima Trinidad, mis ruegos y súplicas más parecen palabras balbuceantes llenas de quejas, de inconformidad, de dolor y lamento. Jesús de Nazaret, eres mi amigo y como tal, te hablo.
Mientras dormía vino un raro sueño, un trance donde lo que a continuación leerás mi Señor es lo que sucedió en mi mente y en mi corazón. Todo es verdad.
Padre nuestro que (ya no) estás en el cielo (ni en la tierra), santificado (dolarizado) sea Tú Nombre (¿Cómo Señor de Señores permitiste ese embuste a un pueblo embustero, sufrido, el pueblo del apenitas? cada día soy más pobre, lo sé, ¡soy de tus preferidos! pero no por eso vivo atormentado ; aunque debo contarte que los bancos me persiguen, no para contratarme sino para embargarme, mis amigos ya se alejaron, DICOM es un matón; no soy sujeto de crédito ni de mí mismo; La Cornucopia es un templo pagano al que pago tributo, templo al fin. No Señor, la dolarización nunca debiste permitirla, pero no hay nada que tú ni yo podamos hacer. Perdón Señor, perdón).venga a nosotros (a mí, a él, a nosotros, a vosotros, a ellos) Tú Reino (¿Reino?): (Mi Señor, pocas monarquías han sobrevivido al paso del tiempo y en mi humilde opinión todo tiene su fin).
Hágase Tú (nuestra) voluntad (Aquí estoy en total desacuerdo contigo, Perdón Señor, perdón; 2020 años han pasado y siempre, siempre tú voluntad ha reinado, ¿No crees que ya es tiempito que algún derecho tengamos a que se haga también nuestra voluntad?) en la Tierra (Aquí pareciera que no te obedecemos, Señor mío y Dios mío; a pesar de que nuestro país lleva un nombre único en su especie como es El Salvador del Mundo parece que si no podemos salvar a este terruñito de apenitas, menos podremos hacer por rescatar a un mundo egoísta, violento, consumista, mentiroso) como en el Cielo (Ahí nada depende de mí, será tu voluntad la que regirá mi estancia en tal bello paraíso asumiendo que me he portado bien, que he guardado algunos mandamientos, algunos, pues mandamientos como no desear a la mujer de tu prójimo me resulta complicado. Perdón Señor, perdón).
Danos hoy (Ayer, mañana y siempre y por la eternidad) nuestro pan (Tortilla, tamales, pupusas, queso, frijoles, hamburguesas, carne asada, cocteles, cerveza, mahi mahi bañado con ostras y queso roquefort, salmón, baby back ribs en salsa chipotle, vino, leche, guaro y miel) de cada día (semana, mes, año y para la eternidad); perdona nuestras ofensas (Es lo menos Señor mío, vivimos pobremente, apenas alcanzan los salarios para vivir y vamos saliendo de Tu casa y ya estamos ofendiendo al carro que nos obstruye la salida, ¿Cómo mi Señor podemos ser hijos tuyos si no vemos al otro como a nuestro hermano? ¿Cómo Señor?) como también nosotros (a mí, a él, a nosotros, a vosotros, a ellos) perdonamos (Señor mío y Dios mío, con toda franqueza dudo que tengamos un corazón puro y magnánimo para ejercer el perdón, prueba de ello es que somos uno de los países más violentos del mundo, de ese universo infinito que tú ordenaste creyendo que el amor y paz sería una consigna eterna y no un movimiento hippie que a pesar del excesivo consumo de drogas que se dio en ese frenesí no eran violentos como nosotros, a excepción de aquel chiquitín como yo, Charles Manson) a los que nos ofenden (Trato de perdonar pero el perdón es para alma superiores como los animales que engalanan mi vida y yo Señor, no estoy en ese nivel. Perdón Señor, perdón); no nos dejes caer en la tentación (Mi Señor, mi Señor, de tus pasos esto es lo más difícil de seguir, ni Adán fue capaz de la abstinencia, ¿Cómo puedes pedir a un pecador como yo que no caiga en la tentación? ¡Imposible mi Señor; y si ese es motivo de condena, con gozo iré al infierno, pues prefiero vivir cada tentación y arrastrar las cadenas y ser un huésped distinguido del Averno!) Y líbranos del mal (“Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”, el mal es necesario como lo es el bien, ¿Cómo supiéramos si somos buenos sino conocemos el mal?) Amén (Ámense los unos a los otros).