Al regresar

MELVIN MARTÍNEZ

melvinadalidmr@gmail.com

Yo creo que Dios quería que pasáramos una semana santa en casa, que nos miramos en familia.

Dios quería que no contamináramos los ríos, los mares, las ciudades, que cuidáramos la casa común.

Dios quería que estuviera limpio el planeta entero. Que sembráramos un árbol, legumbres, plantas bellas para alegrar la existencia.

Yo creo que Dios quería que por un tiempo dejáramos de consumir lo que no necesitamos, que reconociéramos que todos somos iguales y que entendiéramos la bendición de tener un trabajo permanente o temporal.

Dios quería con toda su fuerza que valoráramos la simplicidad, para entender la grandeza.

En este tiempo de retiro aprendimos a extrañar la sonrisa, el abrazo, el beso de los qué apreciamos y queremos. Sin duda vimos la dimensión verdadera de la bondad de los vecinos.

 Dios quería también que disfrutáramos el canto de los pájaros, de las chicharras y la amistad de los animales.

Tenemos este buen tiempo que Dios nos ha regalado para dedicarle de verdad un poco de tiempo.

Tenemos tiempo para pensar en nosotros y en nuestro quehacer cotidiano.

Tenemos tiempo para descubrir la verdad, para estar seguros que las armas y las bombas lacrimógenas no nos dan seguridad, ni nos salvan la vida.

Tenemos tiempo para grabar en nuestra mente que los corruptos que nos gobiernan se robaron y siguen robando el dinero que era para mejorar la salud y la educación.

Tenemos tiempo para disponernos al regresar a nuestros trabajos, a nuestras aulas, a nuestras calles valorando el importante papel de cada uno y estar seguros que lo más valioso es lo que da vida, no aquello que la quita.

Al regresar valoraremos a los médicos, las enfermeras, a los y las que cocinan, a los maestros, a los científicos, a los psicólogos, a los agricultores sobre todo. Valoraremos también a los odontólogos, a los ingenieros, a los arquitectos, a los carpinteros a los artistas.

Al regresar estaremos listos para cuidar el planeta, los bienes comunes, los hospitales, las escuelas, los colegios y las universidades.

Tendremos, para entonces, un valor consciente para expulsar a los que le roban al pueblo, aún en la calamidad y la emergencia.

Al regresar seremos capaces de identificar la mentira de los poderosos.

Al regresar podremos valorar el amor y la solidaridad como motores de la historia y comenzaremos a construir un mundo distinto justo más humano, el mundo del buen vivir.

Al regresar sabremos el valor de cada uno y cada una, y lo importante que somos el uno para el otro.

Seguro que Dios nos dará un tiempo para disfrutar la alegría del amor y de la vida.

Al regresar estaremos llenos de una energía renovada, que nos hablará al oído recordando nuestro compromiso de hacer cierto entre nosotros un hermoso paraíso.

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