Además de la poca transparencia, el Idhuca ve con preocupación el incipiente autoritarismo y la concentración de poder en el país.
Un análisis publicado esta semana por el Instituto de Derechos Humanos de la UCA (Idhuca) da cuenta de cómo la cruzada anticorrupción que encabezó Nayib Bukele cuando aún aspiraba a la presidencia de la República no se ha traducido en transparencia dentro de la administración actual.
Lejos de perseguir con vehemencia algunas irregularidades en su gestión y volverse aliado de los medios de comunicación y las instituciones de la sociedad civil que luchan por la transparencia, la UCA señala que el gobierno actual muestra “animadversión” e insultos a quienes exigen mayor claridad en las cuentas públicas.
La institución educativa no considera que la administración actual haya incurrido en grandes escándalos como en gobiernos anteriores, pero sí identifica “falta de rendición de cuentas y transparencia, unidas a estas últimas señales de corrupción en algunos funcionarios”, lo que lleva a exigir un “cambio de ruta”.
Este cambio implica, según el análisis de Idhuca, “diálogo abierto, la transparencia de datos especialmente en la utilización de fondos, el fin de los insultos y la sana cooperación con la sociedad civil”. Estas características, añaden, son especialmente importantes en una época de “crisis sanitaria y económica”.
Además de la poca transparencia, el Idhuca ve con preocupación el incipiente autoritarismo y la concentración de poder en el país. Prueba de ello es la toma militar del Congreso el 9 de febrero, pero además cómo la pandemia ha llevado a un centralismo y una manera autoritaria de tomar decisiones.
“Se advertía no solo el deseo de control de la situación sin diálogo con otras instituciones, sino también el desorden, errores y abusos de derechos humanos”, lamenta.