Contagio seguro e inseguro: ¡He ahí el dilema!

Desde el punto de vista del planteamiento económico que priva en el país, estamos que la cuarentena no puede detener al virus, y que por lo tanto no es del todo cierto que encuarentenados vamos a salir adelante, por ende hay que contagiarse para que el virus se contenga en tanto que ello provocaría defensas en los humanos que impedirían que el virus se haga fuerte. El asunto según noticias periodísticas es que llevamos más de 5000 casos confirmados estando en cuarentena, 133 fallecidos y 132 en estado crítico que puede ser un dato de proyección a morir tarde o temprano.

También se abona a esto, que quienes han donado plasma de los recuperados son 300, de los más de 3,000 que el sistema de salud precario disponible ha tenido el éxito esperado. Bien entonces para el planteamiento económico imperante “es mejor la posibilidad segura de contagiarse a estar jugando un albur de un contagio inseguro a través de cuarentenas que a nadie le gustan. Entonces la hipótesis es abrir la economía, evitar que los gobernantes que la controlan se hagan ricos y poderosos, aprovechando las circunstancias que permite la amenaza a una pandemia en el país—es decir apuestan por un contagio seguro que permita a las dos terceras partes de población subsistir precariamente; si hay bajas es algo esperado que sólo debe incorporarse como parte del análisis económico y estadístico.

El conflicto se cierra en que la otra tesis—del gobierno—es que hay que obligarnos a una cuarentena, el control además de centralizado permite disponer de recursos sin tanta presión de los organismos fiscalizadores—recordemos como los diputados fue que aprobaron mayor endeudamiento, lo hicieron simple y llanamente por el pánico que tenían de contagiarse, la anécdota con la diputada Urbina, y el escándalo que provocó toser y estar sin mascarilla, arrojó una serie de emociones que llevaron a suspender la plenaria, de otra forma no se explicaría siendo un órgano de oposición a Bukele que hayan aprobado los fondos.

Bukele entonces le apuesta al contagio inseguro, que le permita el control, y que sólo se manifiesten los abusos y arbitrariedades de sus funcionarios, y la economía pague los platos rotos de todas estas decisiones que pueden significar más o menos muertes, en tanto que se justifica a cualquier costo, disponer en teoría de tales beneficios; y estar utilizando publicitariamente la cuestión del crecimiento en la infraestructura hospitalaria para atender la emergencia—la corrupción que está siendo señalada por parte de los que atacan, es que hay funcionarios involucrados y el jefe del circo, el fiscal Melara, sólo anda con el discurso de seguir la apertura de casos para los que se mencionan, dado que el periodismo investigativo en el país es casi inexistente, se ve que se trata de venganzas de unos medios en detrimento de los intereses bukelistas al respecto.

Sigue sin saberse con precisión y claridad, cuál es la situación concreta que padecemos, la gente se desbordó a salir, y las medidas de prevención básicas casi no se cumplen, sobre todo en la informalidad donde el tener gel, jabón suficientes y agua es en realidad una utopía, por ende desde allí no se garantiza que no vayan surgiendo contagios, estos se trasladan luego a sus comunidades y hogares, y entonces la tesis de Bukele comienza a tener sentido, pues el contagio va siendo cosa segura, y aún sin el transporte público funcionando, que es un vector de contagio efectivo. Con la formalidad en las empresas, aun cuando expresan un alto cumplimiento de los protocolos sanitarios, nosotros sabemos que eso tampoco es tan cierto, la remodelación y adecuamiento de los centros de producción, están poco revisados por la inspección laboral, y muchos no garantizan evitar un contagio seguro.

Las empresas continúan vendiendo la tesis económica, no han adelantado el pago de salarios a los que están laborando; y se quejan de cerca de 90 mil dólares que les cuesta el transporte a quienes lo ofrecen, en tanto que hay otras empresas que no lo están haciendo. En consecuencia el contagio es seguro y el costo para los empresarios empieza a mermar en tanto las vidas de muchos trabajadores(as) es parte de la reapertura económica y algún costo habrá que pagar.

¡He ahí el dilema! El contagio seguro o inseguro, lleva aparejado cuestiones éticas y de humanización de lo que hacemos como gobierno y sectores empresariales. El estado una vez más ha demostrado su incapacidad y aunque no les guste a los cuerpos jurídicos del país, la realidad ha cambiado, y las modificaciones constitucionales como resultado del conflicto bélico fueron necesarias; qué podemos pensar en cuanto una reforma constitucional, en tanto el régimen político, de democracia y económico no está para nada funcionando desde hace años.

Por: Róger Hernán Gutiérrez. Sindicalista salvadoreño

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