Por: Sergio Morales Rodas. Resumen Latinoamericano.
Las duras medidas en contra de la migración que ha implementado el Gobierno de EE. UU. en su frontera sur, las cuales justifica con la urgencia de impedir el ingreso del coronavirus, ha provocado que cientos de personas hayan intentado internarse a suelo estadounidenses por zonas inhóspitas y de alto peligro con lo cual han puesto más en riesgo su vida.
Las duras medidas en contra de la migración implementadas por el Gobierno de EE. UU. en su frontera sur, que justifica con la excusa de la emergencia sanitaria, no desalentó a los migrantes indocumentados. Por el contrario, solo hizo que estas personas buscaran rutas más inhóspitas y con mayor riesgo.
Este año se incrementó el número de rescates que la Patrulla Fronteriza (CBP, en inglés) suele efectuar en el desierto de EE. UU. Mientras que en todo 2019 hubo 960, en los últimos ocho meses fueron mil 644. Del total de rescatados, 288 eran guatemaltecos, el 18 por ciento.
“Estamos muy preocupados porque tenemos información de que los flujos migratorios irregulares tienden a subir entre septiembre y octubre, y ahora coincide con la apertura paulatina de las fronteras en los países”, reconoció Eduardo Hernández, viceministro de Relaciones Exteriores.
El funcionario explicó que a causa de la implementación del Título 42 del Código de EE. UU., y para combatir la pandemia, ese país “no está dejando pasar a nadie”. Y mientras los adultos son devueltos a México, los menores no acompañados y las unidades familiares son deportadas a sus países de origen, agregó.
Lo que más preocupa, no solo a las autoridades sino también a grupos humanitarios, es que a mayor migración y más políticas restrictivas por parte de EE. UU., se dé un aumento de víctimas mortales.
“Las mafias están buscando alternativas más arriesgadas para trasladar a estas personas y las ponen en mayor peligro por lugares más inhóspitos e deshabitados, donde quedarán solos”, advirtió el viceministro.
En estas áreas desérticas que comienzan en México y se extienden por inmensas regiones del sur de EE. UU. los migrantes suelen caminar varios días, y en esta época del año las temperaturas pueden llegar a 45 grados centígrados, a lo que se suman ataques de animales peligrosos.
Peligros adicionales
Las autoridades guatemaltecas refieren que los migrantes también se enfrentan a múltiples riesgos en su paso por México, uno de los cuales es la violencia que a veces ejercen los propios traficantes de personas.
En ese sentido, la Cancillería ha identificado que las mafias y redes de coyotes se promocionan con videos en redes sociales, donde ofrecen viajes con facilidades de pago, pero consiguen los números de teléfono de los familiares en EE. UU. y ya en ese país, otro contacto criminal se encarga de extorsionarlos.
Las autoridades indican que por lo regular las víctimas no se atreven a denunciar a la estructura criminal porque saben que los coyotes tienen contactos con sus vecinos y familiares en Guatemala y temen sufrir represalias.
Más muertes
La Red Fronteriza por los Derechos Humanos, organización que tiene su sede en El Paso, Texas, señaló que la migración no se ha detenido a pesar de la llegada de la pandemia, aunque expuso que esta ha empeorado las condiciones de tránsito ante la imposibilidad de los migrantes de ser aceptados de forma regular por EE. UU.
“Hemos visto que quienes se animan a cruzar lo hacen por lugares muy lejanos, en medio del desierto o por las montañas, o en las partes más profundas de los ríos, porque tienen que escapar de la vigilancia fronteriza”, dijo Fernando García, director ejecutivo de esa organización.
García no duda que este año puede registrarse un aumento de muertes de migrantes en tránsito, lo cual atribuye a las políticas restrictivas en la frontera.
“La política migratoria no solo es antimigrante, sino también inhumana, porque hace que los migrantes y familias de padres e hijos mueran en la travesía”, enfatizó.
Otra de las secuelas que está dejando el cierre y militarización de la frontera sur de EE. UU., agregó García, es que se han acumulado miles de solicitantes de asilo en Tijuana, Baja California, o Ciudad Juárez, Chihuahua, del lado mexicano.
Datos de la Universidad de Syracuse, recopilados de fuentes oficiales, precisan que más de 66 mil solicitantes de refugio han sido devueltos a México bajo el Protocolo de Protección al Migrante; de estos, 15 mil 800 son guatemaltecos.
García asegura que los migrantes permanecen en condiciones deplorables en “campos de concentración” en las ciudades mexicanas, sin ayuda legal, sin trabajo y sobreviviendo con lo que organizaciones humanitarias les pueden ofrecer.
Necesidad
El sacerdote José Luis González, de la Red Jesuita con los Migrantes, expuso que la pandemia vino a exacerbar las causas de la migración en Centroamérica, por lo que “no hay que ser profetas” para saber que al abrirse las fronteras los flujos aumentarán.
Al hablar del endurecimiento de las políticas migratorias en la frontera sur de EE. UU., González hizo ver que mientras más restricciones entran en juego en la migración, lo que cambia es la modalidad de hacer los viajes, los cuales se encarecen porque aumentan los sobornos a autoridades, por ejemplo.
Para García, la continuidad de la rudeza antimigratoria en el sur de EE. UU. dependerá de las elecciones presidenciales de noviembre próximo, puesto que si Donald Trump renueva su mandato, la situación será “desastrosa”.
No obstante, González recuerda que no sería prudente abrigar esperanzas, en caso de que gane Joe Biden, el candidato demócrata a la Casa Blanca, porque el exvicepresidente fue parte de un gobierno que expulsó a millones de indocumentados de EE. UU.
Fuente: Prensa Libre
Foto principal: CBP