Por: Francisco Parada Walsh*
Y el hambre es peor. Tenía doce años cuando compré el disco de Led Zeppelin en el centro de San Salvador, cuando se era libre, no recuerdo el nombre de la venta de discos, creo que es Disco Almacén, cerca de una venta de helados Pops; bellísimas rolas como “Escalera al Cielo”, “Perro negro” y tantísimos poemas que eran mis himnos nacionales o quizá personales; no tenía conciencia de lo que era escuchar a uno de los mejores grupos de rock del mundo sin embargo dejaron una canción profética para nuestros derruidos tiempos, esa canción es “The song remains the same”, su letra se apega a nuestra realidad; esa palabra “misma” pareciera tener miles de actores cuando todos los que llaman “los mismos” “son los mismos” o “Lo peor de lo mismo”, pasa el tiempo y nada cambia.
Esos guitarrones de Jimmy Page son las tripas que lloran por el hambre que vivimos, esa voz única de Robert Plant son los gritos “tenemos hambre” que fueron cantados por miles de personas cuando el pueblo salió a las calles reclamando “El bono de la vergüenza”; así, gobiernos nos desgobiernan y ni el Robert Plant de turno ni el auditorio (Roque Dalton solo observa) parecen entender que seguimos atenazados a un pasado donde se remacha lo malo y ni por cerca se menciona un futuro donde se dé paso al respeto, a la educación, a la dignidad y a la honestidad, palabra cada vez más esquiva, más huraña.
Dejemos que sea Robert Plant quien nos guíe por los caminos de la locura, de la vida hecha poesía: “Tuve un sueño, sueño loco, lo que quería saber, en cualquier lugar que tenía que ir”: “Tuve una pesadilla, pesadilla loca, lo que no quería saber ni vivir lo sufrí en carne propia, no hay escapatoria, El Pinochini de América se convierte en aquella tumba donde un grupo político soñaba sepultar a sus adversarios, actualmente socios; todo se derrumba, todo, el valor y el coraje callan y dan paso a la mentira, al odio, a la pobreza; estoy claro que ni que Robert Plant les susurre al oído que deben darse cuenta de la tragedia que vivimos, siempre habrán miles que seguirán cual zombis al precipicio, todo abolido, todo”
“Escucha mi canción. ¿No escuchas a la gente ahora?: Cantar. No sabes ahora lo que te estás perdiendo. Cualquier pequeña canción que conoces, todo lo que es pequeño tiene que crecer, ¡y tiene que crecer! “: “Escucha mi oración, ¿No escuchas al pueblo orar?: ¿No escuchas a la gente orar? Todos sabemos lo que nos estamos perdiendo, día a día perdemos futuro, esperanzas, dignidad, fe, lealtad, respeto; todo se pierde, todo, el castillo de naipes cae como montículos de arena que aunque tratemos de evitar su derrumbe cae, todo cae, todo; cualquier persona que no piense como tú piensas es enemiga; no importa si tiene la razón, debes odiarla, odiarla, odiarla; insulta, ofende, grita y defiende lo indefendible, defiende a la nada, pero recuerda que estás solo, solo, y todo lo que sube tiene que bajar, solo es que el juez Tiempo, elegante caballero decida cuándo, y te conviertes en un número, en un delincuente más, en un manojo de miedos y de cobardía; Todo lo que es mentira debe crecer, toda la maldad tiene que crecer, todo el miedo tiene que crecer, toda la ignorancia tiene que crecer y ¡Tiene que crecer!” “La luz del sol de California, dulce lluvia de Calcuta, las estrellas brillantes de Honolulu, la canción sigue siendo la misma”: “La luz del sol que da calor al cerro El Pital, la dulce oración de la Madre Teresa de Calcuta pidiendo indulgencia para un pueblo pecador, violento, intolerante; Santa Madre, no pierda su tiempo, no será escuchada; cure a sus leprosos que aún pueden salvarse, allá en la India, en Calcuta; nosotros no tenemos perdón ni de Dios y menos del diablo, nuestra lepra está en el alma; las estrellas perdidas y apagadas que ya no iluminan a los departamentos La Paz, La Unión y La Libertad exigen que a esas falsas tierras se les cambie nombre, que se llame el departamento La Guerra, La Desunión y La Cárcel; la batería de John Bonham grita que está harto de esos bien portados nombres , que no los merecemos, no”.
“Cantar Hare, Hare; bailar Hoochie Koo, Las luces de la ciudad son, oh! Tan brillantes, a medida que avanzamos deslizándonos, atravesando…”: “Cantar “Patria Exacta” y “Poema de Amor” y que los sembradores de odio en nuestra patria, los vulgares y misóginos, los ignorantes que van y vienen y no saben que no son nada ni de dónde son, los mejores mentirosos del mundo, los que fueron cosidos a balazos por no permitir que los zamparan en un albergue, los que murieron de Covid-19 en el Asilo Sara Zaldivar;los que lloran borrachos de hambre, de locura, de pobreza; los arrimados, los habitantes de ese país desconocido para muchos y conocido por “El país de la sonrisa llorona”, ese país tan famoso, mendigolandia; los marihuaneros, los comelotodos, los sabelotodos, los jodelostodos, los tristes más tristes del mundo”.
*Médico salvadoreño