Quiebra del sistema político-económico

Por: Fernán Camilo Álvarez Consuegra

Provocada conscientemente por el Ejecutivo, ha sido la quiebra del sistema político-económico del país, aprovechándola para el enriquecimiento personal y, el financiamiento de su propia campaña electoral, causando el colapso del sistema republicano y democrático, que pudiese oponérsele. En tal sentido aprovecha, como estrategia política, la estructura molecular disipada a la cual, no puede contrarrestarse sus efectos, porque no es entendida por los partidos políticos.

Las personas e instituciones, reaccionan según sus prioridades: vemos hoy, que la Fiscalía y demás instituciones nacionales de contraloría pública, están enfocadas en la malversación de la mitad del Presupuesto General de la Nación y, de todo el dinero autorizado al Gobierno: así, carece de relevancia, el espionaje de la OIE, a la Universidad Francisco Gavidia; al publicar una encuesta privada de su rectoría, manipulándola, para tener impacto electoral y utilizando un periódico financiado por Casa presidencial, violando así, los derechos de autor y privacidad de la Universidad. Este hecho ilegal, carece de relevancia política, ante lo primero.

También carece de importancia, que la PNC cierre calles secundarias para montar mítines de Nuevas Ideas y, dar a conocer a sus candidatos locales, en abuso de autoridad y violación al Código Electoral, si la calificadora Moody´s estudia colocar los bonos del país, en la clasificación más baja posible, anticipando el colapso económico del país.

Para que la institucionalidad desaparezca, el Gobierno necesita que el cuerpo social, no tenga fuerzas para defenderse y, la aún existente institucionalidad, sólo se preocupe por los problemas que atañen a su existencia, y no, a atender y proteger al particular, como es su obligación constitucional.

Bukele pierde, apoyos internacionales, cada vez más, pero mientras cuente con el voto interno, sabe que subsistirá. La sociedad no podrá beneficiarse: es preciso su debilidad para dominarla: generalizar la pobreza y debilitando su capacidad de lucha.

La estrategia del Gobierno para forzar a reclamos, por el colapso de sí mismo y, la falta de asistencialismo crea un sentimiento de revancha política, que destruye a sus opositores; mientras, la vida depende del quehacer diario, siendo más precaria, y perdiendo la perspectiva de la interrelación social, bajo las naturales reglas económicas, favoreciendo la estrategia del Gobierno.

Muchos candidatos rurales opositores, van a vacunar ganado o a ofrecer ayuda, para “ser queridos”, pero fomentan el asistencialismo, en vez de indicarle a la gente, el costo futuro de lo que hoy recibe del Gobierno y que, por más que trabaje, no podrá dar alimento a sus hijos. Otros pretenden competir con el asistencialismo gubernamental, siendo que, en el futuro, sólo podrán sostenerlo, mediante la corrupción o la compra-venta política. Para evitarlo, es necesario un liderazgo, basado en soluciones prácticas a los problemas de las personas, siguiendo siempre una estricta guía ideológica.

Si no hay una reacción, al inducido colapso del Estado, muy difícilmente podrá recuperarse la institucionalidad: no será posible, dar satisfacción a las necesidades de las personas más pobres y, los que aún conservan su patrimonio heredado o fruto de su propio trabajo, lo perderán. Ahora el Gobierno, que llevó a su límite el endeudamiento externo, ha alcanzado el máximo del interno, destruida su capacidad de generación económica interna, sólo queda el patrimonio de los particulares.

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