Durante varios días, Perú vivió olas de protestas a causa de la inestabilidad política y a causa de la exigencia de una nueva constitución; el detonante: la vacancia de Martín Vizcarra, pero el trasfondo es más amplio: un país con un sistema económico neoliberal que acentúa las desigualdades y un sinnúmero de problemas sociales encabezados por el mal mayor: la corrupción.
En menos de dos semanas esa nación tuvo tres presidentes. Primero, un Vizcarra destituido por «incapacidad moral» y acusaciones de soborno. Le siguió Manuel Merino, quien gobernó durante cinco días y dejó el Gobierno con dos muertos a sus espaldas, a consecuencia de la violenta represión policial durante las protestas. El sustituto resultó ser Francisco Sagasti, un ingeniero de 76 años que tiene la enorme tarea de conducir un país sumergido en una profunda crisis política, económica, social y sanitaria.
Resulta importante destacar que Vizcarra, desde que asumió el mando, ganó popularidad por impulsar una «cruzada» contra la corrupción; sin embargo, lo paradójico del asunto es que el expresidente es investigado por este delito.
Asimismo, los cinco mandatarios anteriores fueron encausados por corrupción y 68 de los 130 congresistas actuales se enfrentan a la justicia por soborno y lavado de activos. Conclusión: los peruanos no claman por uno u otro presidente, sino por uno que impulse de manera transparente su economía y sociedad. Más cuando pesa sobre los registros que el 20,2 % de la población del país estuvo en condición de pobreza el año pasado; esto significa que unas 214 336 personas cayeron en ese estado durante 2019, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (inei). La situación económica se complica, porque, la semana pasada, Perú realizó una operación de endeudamiento, con la colocación de bonos por 4 000 millones de dólares, uno de ellos con vencimiento en 2121, con lo que se une al club de los pocos países en tener estos bonos centenarios, informó rt.
Un análisis aparte necesita la situación ocasionada por la covid-19. De acuerdo con las encuestas de alta frecuencia del Banco Mundial, una estricta cuarentena generalizada llevó a un descenso del pbi del 17,4 % durante el primer semestre de 2020. Además, los hogares experimentaron una de las mayores pérdidas de empleo e ingresos de toda América Latina. El estudio del ente internacional amplía que las pérdidas de empleo afectarán el consumo en lo que queda del año.
Aún más preocupante resulta un estudio realizado por la Universidad John Hopkins, el cual reconoce a Perú como el segundo país con más muertos por cada 100 000 habitantes, a causa del sars-cov-2, solo precedido por Bélgica. Y en términos absolutos, es la oncena nación con 35 923 fallecidos hasta el 1ro. de diciembre, informó el sitio del Gobierno.
El doctor Eduardo Gotuzzo, profesor emérito de la Universidad Cayetano Heredia, de Lima, en una entrevista a bbc, explicó que uno de los principales problemas fue que la pandemia sorprendió a Perú con una baja inversión en salud, con una escasez de camas hospitalarias y de cuidados intensivos, con personal mal pagado y un solo laboratorio capaz de procesar pruebas moleculares. Añadió que las medidas adoptadas no estaban acordes con las características sociales del país, pues según informó el inei, alrededor del 71 % de la población económicamente activa vive de la economía informal, por lo que no podían quedarse en casa.
Entre una economía desacelerada, una compleja crisis en el sector de la salud, el descontento social y la arraigada historia y tradición de corrupción, será mucho el trabajo que le espera a Sagasti y al que asuma la presidencia en julio próximo.