Por: Guillermo Alvarado
El comercio exterior en América Latina y El Caribe sufrió una severa contracción durante el año recientemente concluido, debido a los efectos globales de la pandemia de covid-19 que provocó una caída en la economía de la mayor parte de países en el mundo.
Las exportaciones de la región sufrieron una baja de menos 13 por ciento y las importaciones disminuyeron en 20 puntos, algo que no se había visto desde la crisis financiera iniciada en 2008.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de la ONU para Latinoamérica y El Caribe, CEPAL, informó la víspera que las ventas al exterior sufrieron menos de lo previsto gracias a la rápida recuperación del consumo en China, un habitual comprador de esta zona.
Sin embargo, cuando se analizan los datos por países y subregiones se descubre que hay una profunda fragmentación de los mercados.
Así, por ejemplo, en Centroamérica sólo hubo una caída de las exportaciones de menos dos por ciento, pero eso no se debe precisamente a que exista un gran volumen de transacciones, sino porque las pequeñas naciones del istmo intercambian con intensidad entre sí productos básicos y servicios.
Diferente es lo que ocurre con las economías más desarrolladas en América del Sur y México, que tienen una oferta con mejor variedad, sobre todo en la rama de la agroindustria, que va dirigida a mercados fuertes, como China, la Unión Europea y Estados Unidos.
Bárcena señaló que nuestra zona debe reforzar los mecanismos de integración, porque sólo de esa manera podría jugar un papel fuerte en el plano internacional.
Es importante, dijo, avanzar en una agenda compartida sobre facilitación del comercio, infraestructura de transporte, logística y cooperación digital para generar capacidades regionales.
La pandemia encontró a nuestra área en un momento de gran debilidad económica, porque en 2019 apenas creció en 0,1 por ciento, lo que provocó en el año de la crisis sanitaria el mayor desplome del último siglo, con una caída de 7,7 puntos en su Producto Interno Bruto.
Con una población total de 626 millones de personas, América Latina y El Caribe está considerada como la zona más desigual de todo el planeta, donde coinciden tremendos niveles de pobreza y miseria con vergonzosas acumulaciones de riqueza en manos de unos pocos.
Una triste realidad cuya solución va más allá del crecimiento de la economía y pasa por una distribución más justa de la riqueza. Ya veremos.