Por: Francisco Parada Walsh*
Mucho de lo que sembremos se cosechará en un futuro cercano y tristemente no sembramos amor, respeto, solidaridad, empatía sino que odio, revanchismo, ofensas. Lo que menos soy es analista político, sino un ciudadano común que ve cómo se destroza una sociedad que ya venía dando palos de ciego; nada me extraña pero llegar al asesinato como forma de solucionar los problemas solo dice los días grises que nos esperan.
No hay ningún derecho a quitar la vida a otro ser humano solo porque disienta de nuestra forma de pensar pues entonces estaríamos frente a una carnicería donde el adversario político debe ser eliminado. Pareciera que el asesino de dos personas activistas pertenecientes al FMLN es un joven que ronda los treinta años, dudo que sepa que hubo guerra civil y que el caldo de cultivo fue lo sucedido ese domingo 31 de enero del presente, se empieza por algo, ojala esa fecha se borre pronto de nuestras agendas personales y no vaya a ser recordada como la fecha que dio inicio a un nuevo conflicto armado donde esas muertes se vengan y es la de no terminar.
Debería el ejecutivo estar temblando de miedo ante un supuesto poder absoluto, el poder obnubila la mente, la razón, el buen juicio y da paso a ver en cada adversario político un peligro. El Salvador no necesita más confrontación, ésta debe cesar, no se puede construir una sociedad basada en el odio, la venganza y la intolerancia sino en una visión de nación donde todos ganemos; se elige a un gobernante y su mandato es servir a su país, aquí no existen seguidores y no seguidores sino una patria que atraviesa por momentos difíciles donde debe primar el bien común y no el mal como vemos que está sucediendo; no puede haber un sentimiento de triunfalismo si eso conlleva la muerte de un tan solo hermano salvadoreño, no, eso no se vale y nunca el pueblo salvadoreño quiere regresar a esa época de sangre y muerte que bastaba tener una biblia para ser perseguido por las patrullas cantonales o los escuadrones de la muerte.
¿Qué hará el ejecutivo con todo el poder?: Esto no debería ser motivo de alegría sino de gran preocupación pues ostentar todo el poder significa asumir también la responsabilidad de cualquier desmán o problema que se genere y algo debemos saber, un país insignificante para el mundo y que su economía no existe sino que está basada en remesas familiares, donaciones y préstamos internacionales, en segundos estaremos en boca de la opinión mundial ante una debacle interna, los ojos del mundo estarán puestos sobre nosotros y como tal seremos escudriñados, auditados y vigilados.
No entiendo el deseo infinito por tomar el poder absoluto de la forma que sea, en una contienda se disfruta el triunfo en situaciones similares pero lo que veo ante la situación actual preocupa pues el país se encamina a una confrontación sustentada en la intolerancia a todo aquello que vaya en contra del ejecutivo; no se trata de destruir sino que todos los salvadoreños seamos artífices de un nuevo país, de una sociedad donde se respete el estado de derecho que tanto dolor ha costado al pueblo salvadoreño.
No se trata de quien grita más fuerte ni quien tiene el arma más letal sino quien evoca una visión de país donde todos seamos constructores de un nuevo El Salvador. Todo depende del ejecutivo, tiene las cartas echadas y no hay vuelta atrás, si el futuro son discursos incendiarios no se puede esperar besos y abrazos de parte de una sociedad violenta como pocas, como pocas. En el nombre de Dios que El Salvador sea el país que todos soñamos, que todos anhelamos para que nuestros hijos crezcan en el país que tanto hemos anhelado.
*Médico salvadoreño