Por Mauricio Mejía.
Por lo general los funcionarios de gobierno tienden a no escuchar la voz de expertos que al analizar un problema de país y opinar de forma más técnica que burocrática, no coinciden con la posición del funcionario, quien apresurado sale a descalificar lo dicho por el profesional experto, que está más interesado en que el problema se resuelva con eficiencia y eficacia, sin preocuparse por ganar buena imagen.
Sobre el COVID 19, sus mutaciones, las vacunas, las medidas y tratamientos aplicados en diferentes países, existen una y mil opiniones polémicas; en lo único que hay acuerdo es que el peligro de contagio y muerte por esta causa no ha sido superado y que su combate ha servido para enriquecer a quienes están vinculados a la producción, distribución y adquisición de la vacuna y sí no, pregúntese por qué en El Salvador su manejo es declarado como información reservada, bueno pero este es tema para otra ocasión.
Reiteramos, que uno de los aspectos que nadie refuta es que el COVID 19, con sus variantes alfa, beta, ganma, delta y otras letras hasta llegar a la omega, no ha sido superado y aún cuando el ministro de salud dice que la variante delta no ha llegado al país, lo real es que existe un incremento de los contagios y de los fallecidos, aspecto que no ha sido posible ocultar.
Sobre el particular el infectólogo Jorge Panameño, informó que El Salvador enfrenta una tercera ola de coronavirus y que en el Hospital El Salvador “Han habido noches en que el número de ingresos de ambulancias es una por minuto, turnos en los que los ingresos sobrepasan los 70 u 80 pacientes en un solo día. Estamos en una fase en la cual es necesario replantearse la lucha contra la pandemia”
No obstante, el señor ministro de salud, Francisco Alabí, considera que sólo se trata de un incremento de casos, más allá del promedio observado; en consecuencia la discrepancia solo son puntos de vista distintos de interpretar el problema, la forma en que lo ve el experto en epidemias, sin la presión de ser funcionario y el profesional a cargo de la salud nacional que quiere cuidar su imagen de funcionario público.
En nuestro horizonte visualizamos que el gobierno en buena medida ha manejado el COVID 19 de forma apropiada; sin embargo no ha sido correcta la manipulación de los datos referente a contagios y fallecidos y bien harían en escuchar la voz de los expertos en salud, quienes preocupados por honrar su juramento hipocrático, de “No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos” proporcionan datos y sugerencias que de ser escuchadas oportunamente pueden salvar cientos de vidas de valiosos compatriotas. Por favor hagan un bien al país y escuchemos la voz autorizada de expertos.