¿Una mujer presidenta de Italia?

Emma Bonino, Marta Cartabia, Paola Severino y Maria Elisabetta Casellati. . Imagen: AFP

Hay varios nombres en danza: la senadora Emma Bonino; la ministra de Justicia, Marta Cartabia; la vicepresidenta de la universidad Luiss, Paola Severino y la actual presidenta del Senado, Maria Elisabetta Casellati. También se postulan políticos veteranos como Silvio Berlusconi. 

Por Elena Llorente.

El presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, anunció esta semana, que el Parlamento italiano se reunirá el 24 de enero para votar al nuevo Presidente de la República. En Italia el presidente es elegido por los miembros del Parlamento (321 senadores y 630 diputados) y de las regiones (58) y no por el voto popular como en Argentina. Todavía no están claros sin embargo quienes serán los posibles candidatos. Tres nombres aparecen reiteradamente en la lista: el actual primer ministro Mario Draghi, el exprimer ministro de centroderecha Silvio Berlusconi y el actual presidente Sergio Mattarella. Pero también se habla de la posibilidad de que, por primera vez en la historia, una mujer pueda ser elegida presidenta.

La República de Italia, nacida después de la Segunda Guerra Mundial en 1946, nunca tuvo una mujer presidenta. Su sistema parlamentario ha sido bastante machista. Actualmente las mujeres ocupan la mitad de los puestos que ocupan los hombres, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.

Aunque hay que destacar que una mujer que luchó en la resistencia antifascista, como Nilde Iotti, fue una de las primeras mujeres que entró al Parlamento como diputada en 1948. Nilde Iotti, miembro del Partido Comunista Italiano (PCI) fue también la primera mujer presidenta de la Cámara de Diputados donde estuvo de 1972 a 1992. Fue candidata a la presidencia de la república en 1992, apoyada por su partido, el Partido Democrático della Izquierda ( PDS ex PCI), pero no fue elegida. Otras mujeres han sido candidatas en estas décadas a la Presidencia de la República, entre ellas Emma Bonino del Partido Radical, y Rosa Russo Iervolino, del Partido Democrático. Pero nunca llegaron al cargo.

Las normas italianas establecen que la elección del nuevo presidente se haga 30 días antes de que termine el período del antecedente mandatario que dura siete años. Las normas también establecen que el presidente debe ser elegido con dos tercios de los votos totales del Parlamento y los representantes regionales (673 votos), en la primera, segunda o tercera votación. Si se llega a una cuarta votación porque no se alcanzó el número necesario, basta la mayoría absoluta, es decir, 505 votos.

Al parecer Emma Bonino, actual senadora y exdiputada, se presentaría de nuevo como candidata a la presidencia. Pero también se habla de otras mujeres como la actual ministra de Justicia, Marta Cartabia, expresidenta de la Corte Constitucional; de la ex ministra de Justicia y actual vicepresidenta de la Luiss – una prestigiosa universidad privada- , Paola Severino, y de Maria Elisabetta Casellati, actual presidenta del Senado y cercana a Forza Italia de Berlusconi.

La ultra derecha de Fratelli d’Italia al parecer querría impulsar la candidatura de Letizia Moratti, exministra de Educación y exalcaldesa de Milán. El centroizquierda en cambio estaría a favor de la expresidenta del Senado, Anna Finocchiario, o de Rosy Bindi, que fue ministra de Salud y exvicepresidenta de la Cámara de Diputados, entre otras candidatas.

La pregunta que muchos se hacen sin embargo es si Italia, un país donde todavía existen diferencias pronunciadas entre hombres y mujeres (por ejemplo a nivel laboral y en los sueldos de ciertas empresas), está preparado para tener una presidenta mujer. Por suerte, lo que está ocurriendo en varios países europeos, está ayudando a algunos a tomar consciencia del sentido de responsabilidad y la capacidad de las mujeres. Es el caso de países como Alemania, Estonia, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Eslovaquia, que actualmente tienen o han tenido hasta hace poco, primeras ministras o presidentas mujeres.

Ser presidente en Italia no tiene el mismo rol que en Argentina. En Italia, el primer ministro es el que lleva adelante el gobierno. Pero será el presidente quien decidirá y coordinará a los partidos en caso de una crisis de gobierno, y quien llamará a nuevas elecciones en caso de necesidad.

Los hombres candidatos

De los tres candidatos más nombrados en estos últimos días, Berlusconi, Draghi y Mattarella, Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo y que conoce la Unión Europea como su casa, es el mejor candidato para muchos que además han apreciado su trabajo de coordinador independiente en este terrible período histórico en Italia y en el mundo con la pandemia. Pero otros piensan que él preferiría seguir siendo primer ministro, cosa que los sectores de derecha sobre todo no ven la hora de terminar para poder candidatear a su gente o llamar a nuevas elecciones. A Berlusconi lo postula su propio partido, Forza Italia, pero en principio con el apoyo de La Liga de Mateo Salvini. Pero según algunas versiones, la ultraderecha de Fratelli d’Italia liderada por Giorgia Meloni tendría serias dudas sobre esa candidatura.

La reelección de Mattarella la propone el Movimiento Cinco estrellas (M5S) mientras en el centro izquierda no parece haber un solo candidato. El Partido Democrático parece querer impulsar la candidatura de Paolo Gentiloni, actualmente Comisario Europeo para los asuntos económicos. Otros partidos de izquierda preferirían a Pier Luigi Bersani, ex ministro en varios gobiernos de centro izquierda pero también ex secretario del PD del cual se fue en 2017.

Las votaciones en el Parlamento comenzarán el 24 a las tres de la tarde, pero no se sabe cuántas votaciones se podrán hacer por día dadas las estrictas medidas de seguridad que las Cámaras han impuesto a causa del crecimiento alucinante de contagios por la variante Omicron del coronavirus que el martes produjo 170.000 contagios y 259 muertos. Tal vez los votantes podrán entrar a votar según horarios preestablecidos y solo por el tiempo necesario para escribir el nombre del votado y colocar el voto en la urna.

Fuente: Página/12.

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