Por: Guillermo Alvarado.
Durante su discurso para anunciar una intervención militar especial en Ucrania, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó la necesidad de desnazificar a ese país, así como llevar ante los tribunales a los culpables de cometer múltiples crímenes contra civiles.
Puede ser que para algunos el argumento de eliminar la ideología nazi resulte un poco extraño y hasta extemporáneo, pero en este caso el problema tiene que ver de manera muy fuerte con la historia y también con los acontecimientos ocurridos en los últimos años.
Durante la II Guerra Mundial hubo un movimiento ucraniano, encabezado por Stepan Bandera, que se unió a la Alemania hitleriana para combatir a la entonces Unión Soviética, así como colaborar con el exterminio de la población judía y otras minorías étnicas.
MASACRE EN UCRANIA: Babi Yar Imagen / El Mundo
Perdura en la memoria la masacre cometida por estos extremistas ucranianos en la localidad de Babi Yar, en las afueras de Kiev, donde en apenas dos días de 1941 ejecutaron a más de 30 mil judíos que habitaban esa zona.
De alguna manera el germen de esa nociva ideología permaneció allí, pues entre los grupos que lideraron el levantamiento de la Plaza Maidán, en 2014, hubo dos organizaciones de claro corte neonazi.
Se trata del partido de extrema derecha Svoboda, Libertad, en español, que profesa ideas xenófobas, homófobas, antirrusas y antijudías y que sólo acepta entre sus miembros a ucranianos “de raza pura”.
El otro es el violento Pravi Sektor, Sector de Derecha, que reúne a pequeñas bandas neofascistas sumamente agresivas, muy bien armadas y con una organización aparentemente eficaz y estructurada, dedicados, entre otras cosas, a entrenar a milicias paramilitares.
De allí se nutre el “Batallón Azof”, formado por supremacistas blancos que usan una simbología heredada de los nazis alemanes y que son desde 2019 punta de lanza en el ataque y la represión contra la población en el Donbass.
Este batallón cuenta con unos diez mil efectivos y fue incorporado a la Guardia Nacional de Ucrania, que depende del ministerio del Interior, y posteriormente transformado en una “fuerza especial”.
De acuerdo con Daniel Kersffeld, investigador de la Universidad Torcuato di Tella, ese grupo es responsable de la muerte de más de diez mil personas en el Donbass. Curiosa paradoja para el presidente Volodomir Zelensky, quien reivindica su origen judío, pero no vacila en enviar fuerzas neofascistas contra la población civil de Donetsk y Lugansk.
Quizás se comprenda mejor ahora la necesidad de desnazificar Ucrania y llevar a los culpables de crímenes de guerra ante los tribunales.