La modernidad no ha eclipsado totalmente esta religiosidad primitiva la cual vuelve a reflorecer en cultos que se integran al mosaico de la pluralidad religiosa tan propia de una postmodernidad que por igual mira hacia el futuro adelantando la deificación de la máquina como rescata prácticas y creencias del pasado.
Por: Fabián Acosta Rico
Las reminiscencias de una religiosidad mágica o arcaica que han aún siguen presentes en nuestras sociedades sobre tecnologizadas se hacen presentes en casos como el que vivió o más bien padeció Víctor Hugo Mica, un joven de 30 años de Bolivia; quien contra su voluntad al parecer terminó participando como sacrificio en un ritual en honor a la Pachamama.
Relata Víctor que tras ser invitados por unos amigos a una fiesta y ofrecerle de beber al poco rato quedó inconsciente; incapaz de recordar algo y pensando que se encontraba recostado en la cama de su cuarto, las ganas de orinar lo obligaron a incorporarse; en el intento se llevó la peor de las sorpresas: estaba confinado en un ataúd enterrado vivo. Los hechos tuvieron lugar en el marco de una informal celebración a la Pachamama, en el municipio de Acachachi, en el barrio de Villa Victoria, a unos 80 kilómetros de la Paz. Para liberarse del ataúd, tuvo que romper su vidrio y remover cemento y tierra para poder salir a la superficie; en el esfuerzo terminó bastante mallugado; pero en su desesperación y pánico logró salvar su vida casi de milagro.
Un hombre que se encontraba deambulando por el lugar samaritanamente le auxilió y lo acompañó ante las autoridades para denunciar los hechos. Pero dado que aún se encontraba alcoholizado no le fue tomada su declaración y le convidaron a que se presentara después cuando ya estuviera sobrio.
El lugar de su enterramiento se localiza en una obra en construcción por ello dedujo que lo utilizaron de sullu para atraer las bendiciones de la Pachamama sobre el lugar, como dictan las tradiciones ancestrales. El sullu es una ofrenda a la Pachamama el cual suele ser el feto de una llama disecado. Para la mentalidad mágica asociada a estas arcaicas creencias, en el caso que nos incumbe, el regalo a la divinidad garantiza la durabilidad de la construcción y la resguarda de percances y desperfectos.
La celebración de la Pachamama tiene lugar el primero de agosto en las comunidades quechuas y aimaras de los andes de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú; mediante todo tipo de rituales a la deidad andina, madre tierra, se le tributa en agradecimiento por los frutos de ella recibidos o se le hacen peticiones, es decir, a cambio de alimentarla se espera ayude a que se bien logren las cosechas o que el ganado se multiplique.
Gobiernos altermundistas afiliados a la nueva izquierda latinoamericana, como el del ex presidente boliviano, Evo Morales, han fomentado estos culto y rituales precolombinos al considerándolos parte de una espiritualidad vernácula americana alternativa al colonizante y eurocentrista cristianismo. Pacha significa universo, mundo, tiempo, lugar… y mama, madre. La Pachamama vendría a ser la divinidad maternal andina de la tierra que representa la energía femenina del amor, la protección y la fertilidad.
Las iglesias cristianas del cono sur del Continente Americano condenan estas manifestaciones de neo-paganismo autóctono. En el caso de la Iglesia católica no han faltado los presbíteros que se han mostrado tolerantes con el culto a la Pachamama no obstante; otros sectores más conservadores o ultras lo han descalificado y señalado de idolátrico y obvio pagano como ocurrió en el 2019 en el Sínodo por la Amazonía, durante el cual causaron polémica unas estatuas llevadas al evento por indígenas de dicha selva las cuales representan la fertilidad y la madre tierra. Algunos ultra-católicos las calificaron de símbolos paganos o representaciones de la Pachamama. En la prensa católica conservadora digital, como Aciprensa, se duda de la inocencia ecológica del culto y rituales a esta advocación de la madre tierra y la señalan inquisidoramente de ser una manifestación del maligno.
*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara- México