Al poliamor se le entiende como amar a más de uno; definiendo dicho amor como sexual, emocional, espiritual o cualquier combinación de los mismo con arreglo a los deseos o de acuerdo con las personas involucradas.
Por: Fabian Acosta Rico
A finales del mes pasado tuvo lugar el primer matrimonio poliamoroso en Aguascalientes; tres hombres decidieron enlazar sus vidas en un hecho que, sin duda, resulta histórico. En las fotografías del evento puede verse a los contrayentes claramente felices por el paso que dieron. Claro que no es una salvedad precisar que lo suyo no fue una ceremonia con valor legal, en el entendido que aún no existe una legislación que avale la unión matrimonial entre más de dos personas; hasta hace unos pocos años el derecho mexicano ha reconocido los enlaces igualitarios; por tanto, pedirle de allí avalar el poliamor es querer adelantar mucho de momento.
A pesar del carácter meramente simbólico del evento esto no lo privó de cierta gala; en el jardín donde tuvo lugar se congregaron un considerable número de invitados. ¿Será este el primero de muchos matrimonios poliamorosos? Aún no lo sabemos. Lo que sí es que de momento las redes sociales no han amagado sus comentarios y muchos de sus usuarios han dado sus opiniones acerca de este enlace entre tres miembros de la comunidad LGTBIQ+ cuyos nombres de momento se desconocen. Como era de esperarse las opiniones están divididas y polarizadas: los detractores calificaron esta unión de aberrante pues va en contra de la esencia del matrimonio que, a su entender, es la unión entre dos personas y no más. Pero, así como hubo críticos no faltó quien los felicitara y celebrara su osadía tan desafiante y poco convencional haciendo prevalecer el amor ante todo sin importar lo que pudieran opinar los demás.
¿Estamos ante la deformación o actualización del paradigma de matrimonio? Hay que entender que el poliamor abre un abanico bastante extenso de posibilidades de enlace si nos atenemos a la diversidad de géneros y preferencias sexuales que maneja nuestra progresista modernidad: en el caso citado fueron tres hombres presumiblemente homosexuales; en otros casos podría unirse bajo esta modalidad un transexual con un gay y porque no una lesbiana; o dos homosexuales y tres heterosexuales mujeres u hombres; o como en la antigüedad y todavía en cierto países musulmanes este poliamor lo podría ejercer un hombre heterosexual con sus dos, tres… esposas. Las posibilidades son casi infinitas. Algunos partidarios más avanzados o imaginativos no tendrían problemas con sumar a sus enlaces matrimoniales colectivos quizás a un androide (no estamos lejos de su creación) o a una persona no humana de su preferencia (entiéndase a un animal).
La radicalización de esta tendencia afectiva sería sin duda el poliamor en solitario, es decir, el involucrarse afectiva y sexualmente con muchas personas, objetos o seres, a la vez sin necesidad de formalizar un enlace o de plano vivir la realidad de sus afectos como en comuna hippy en la que todos sus integrantes, asumiendo una flexibilidad de género, estarían en libertad de amar a cualquiera y viceversa. Estaríamos dándole cumplimiento a la profecía de Aldux Huxley de su mundo feliz con su distopía de niños precoces manteniendo relaciones sexuales con todos los miembros de su lote.
El poliamor como tendencia sexo-cultural podría aventurarnos como humanidad hacía la disolución del amor en pareja dígase del heterosexual o el LGBTQ+ y por derivativa directa golpearía también al modelo de familia tradicional, principalmente, aunque igual también afectaría a las nuevas formas de familia surgidas con el progresismo. Y siendo un tanto más fantasiosos porque no pensar en la posibilidad de casarnos virtualmente en el metaverso con una o varias parejas, humanas y no humanas, a la vez asumiendo distintas identidades de género a través de nuestros múltiples avatares.
*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara- México