La Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 77 y China, a celebrarse esta semana en Cuba, será un fiel reflejo de las circunstancias especiales vividas por el mundo en este momento.
De acuerdo con agencias de noticias, el evento en La Habana es también el resultado de una combinación de esfuerzos y caminos de acción bilateral y multilateral para superar la hegemonía de Occidente y sus instituciones y foros asociados.
Al mismo tiempo, es una continuación natural de otros eventos relevantes como La Voz del Sur Global, realizado en enero en India, la recién concluida cumbre del G20, en igual sede, y la del grupo BRICS en Sudáfrica.
La cita en La Habana, los días 15 y 16 de septiembre, llevará por título “Desafíos actuales del desarrollo: el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación”, como anunció el pasado junio el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Su propósito será fortalecer la unidad de los Estados miembros del grupo y tomar una decisión efectiva sobre acciones colectivas y prácticas para enfrentar los desafíos contemporáneos, explicó entonces el mandatario caribeño.
El grupo intergubernamental más grande
El Grupo de los 77 y China es la mayor organización intergubernamental de países en desarrollo adscritas a las Naciones Unidas con el objetivo de promover de forma colectiva los intereses económicos de sus miembros, así como crear una capacidad de negociación común dentro del ente multilateral.
Como grupo comenzó el 15 de junio de 1964, por iniciativa de 77 países, quienes firmaron la Declaración Conjunta de su fundación, emitida en la sesión de clausura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en Ginebra.
Aunque la membresía llegó en estas casi seis décadas a 134 países, por consenso decidieron mantener el nombre original, debido a la relevancia histórica de aquel comienzo.
En materia de geopolítica, representa dos tercios de los Estados inscritos en las Naciones Unidas y el 80 por ciento de la población mundial, fundamentalmente del llamado Sur político y económico.
La primera reunión ministerial fue celebrada en Argelia en 1967. La llamada Carta de Argel trazó la nueva estructura formal del grupo y propició su crecimiento paulatino, afianzado con los siguientes pactos, firmados en Roma, Viena, París, Nairobi y Washington.
Una característica esencial es su estatus representativo en varias instituciones y consensos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Monetario Internacional y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura, entre otras.
China y el grupo… un camino para desarrollar las relaciones
Desde su creación, la asociación contó con el apoyo de China, quien asistió primero a las reuniones como “invitado especial” y a partir de 1991 como un agregado importante en la proyección del grupo.
En 1996, durante la vigésima Sesión Ministerial, acordaron cambiar el nombre para reconocer de manera formal la presencia de Beijing en sus coordinaciones, aunque no tenga el mismo estatus de otras naciones en desarrollo.
En ese encuentro, emitieron la primera declaración con el nombre de Grupo de los 77 y China, y así quedó desde entonces.
China confirmó en numerosas ocasiones su respaldo a las demandas legítimas del grupo, conocido en el entorno de la ONU como “la aplanadora del mundo”, por su poder de unidad en los debates internacionales.
Objetivos colectivos para los países del Sur
Según el sitio web oficial del bloque, sus objetivos principales son proporcionar medios de articulación y promover los intereses individuales en el marco de la cooperación Sur-Sur para el desarrollo.
Para ello busca mejorar su capacidad de negociación conjunta en las principales cuestiones económicas internacionales dentro del sistema de las Naciones Unidas.
En el contexto político, algunos atribuyen las raíces de su constitución a un rol de complemento económico del Movimiento de Países No Alineados (Noal), con mayor relevancia en el período posterior a la Guerra Fría, y como un camino intermedio entre los dos sistemas sociales y económicos existentes en ese momento, el capitalista liberal (economía de libre mercado) y el socialista (economía de mercado dirigida).
Su órgano supremo de decisión es la llamada Cumbre del Sur, cuya primera convocatoria fue celebrada en la capital cubana en abril de 2000, en respuesta a una invitación del líder histórico de la revolución, Fidel Castro.
El grupo financia sus actividades mediante contribuciones de sus miembros, y disfrutan de un sistema de trabajo conjunto a nivel de sus distintas ramas continentales, entre las cuales transfieren cada año la presidencia en una votación al final de su reunión del más alto nivel.
Cumbre de La Habana…intensificación de los roles de los bloques contrahegemónicos
De acuerdo con el embajador y Representante Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas, Pedro Luis Pedroso, la actual presidencia confía en esta cercana cumbre de La Habana como espacio para fortalecer la voz del grupo en los procesos de negociación intergubernamental en curso.
Pedroso resaltó entre esas metas la cumbre sobre Desarrollo sostenible, organizada para los días 18 y 19 de septiembre en Nueva York, y la Cumbre Futuro, a realizarse en septiembre de 2024.
En su intervención en la reciente cumbre de los BRICS, el mandatario cubano resaltó la responsabilidad de ambos bloques de exigir un cambio en el actual orden internacional, no como opción, sino como única alternativa.
Esa transformación de una estructura financiera internacional “extremadamente injusta, obsoleta y aquejada de disfunciones”, es una de las prioridades del G77 y China para el próximo año, propiciadas por el papel emergente de otros bloques políticos, agrupaciones y alianzas económicas y geopolíticas pensadas para el equilibrio y la sustentabilidad.
La próxima cita también tiene una especial importancia como eco de las preocupaciones mundiales por el Sur Global, dada su histórica representación de esas voces en su autenticidad.
Es también relevante el hecho de realizarse en La Habana, para desmentir numerosas campañas en contra de la Isla caribeña y sus intenciones al frente del grupo, y además entender la naturaleza de las relaciones de la mayoría de esos países con Occidente, y en especial con Estados Unidos.
Fuente: Resumen Latinoamericano