«Guerra entre Israel y Hamás». Este era el rótulo gigante con el cual el telediario La 1 de Televisión Española abría la correspondiente sección ayer al mediodía. «Guerra entre Israel y Hamás».
Este es el marco mental que utilizan la inmensa mayoría de los medios de comunicación en España para referirse a los hechos que están teniendo lugar en la Franja de Gaza, y es un marco —activado por decisiones muy concretas y muy conscientes respecto de la utilización del lenguaje— que sirve para blanquear un genocidio.
Esta afirmación es muy dura, pero es precisa y, de hecho, es muy fácil de demostrar.
Empecemos por lo más sutil. Hamás gobierna en la Franja de Gaza, pero Hamás no es la totalidad de Gaza. Del mismo modo, el Likud de Netanyahu gobierna en Israel, pero el Likud no es la totalidad de Israel. Entonces, ¿por qué los medios de comunicación no construyen el titular de forma simétrica? ¿Por qué no dicen «guerra entre el Likud y Hamás», o «guerra entre Israel y Gaza» —o «guerra entre Israel y Palestina», teniendo en cuenta que el ejército de Netanyahu también está asesinando en Cisjordania—? ¿Se imagina alguien que un medio de comunicación español titulase «guerra entre el Likud y Palestina»? Ya desde el principio, ya desde la elección de los propios sujetos, la manipulación y la intencionalidad son evidentes. ¡Es un pueblo entero luchando contra una organización terrorista!, nos pretenden inocular la inmensa mayoría de los medios de comunicación aunque esto sea objetivamente falso. Primero, porque no todo el pueblo de Israel está a favor de lo que está haciendo su gobierno en la Franja de Gaza. Segundo, porque Israel no está matando únicamente a milicianos de Hamás; ya ha asesinado a casi 10.000 civiles palestinos. Tercero, porque, a la vista de las acciones que se están llevando a cabo en Gaza, la calificación del Likud como «organización terrorista» no resulta para nada alejada de los hechos. «Guerra entre el Likud y Palestina», ¡es un pueblo entero luchando contra una organización terrorista! ¿Verdad que esto también podría funcionar?
¿Se imagina alguien que un medio de comunicación español titulase «guerra entre el Likud y Palestina»? Ya desde el principio, ya desde la elección de los propios sujetos, la manipulación y la intencionalidad son evidentes.
Pero es que además no es una guerra y la manera más sencilla de entenderlo es comparar lo que está ocurriendo en Gaza con lo que está ocurriendo, al mismo tiempo, en Ucrania.
En Ucrania, se enfrentan dos ejércitos regulares con armamento moderno; uno de ellos una superpotencia militar y el otro armado por superpotencias militares. En la Franja de Gaza no. En la Franja de Gaza se enfrenta uno de los ejércitos más poderosos y más modernos del mundo contra una milicia de apenas unas decenas de miles de miembros que se esconde en túneles subterráneos y que no tiene ni tanques, ni aviones, ni alta tecnología. Por muchas atrocidades que haya cometido y esté cometiendo el ejército ruso en Ucrania, no tiene la capacidad de cortar la electricidad, el agua, y el suministro de alimentos y combustible al conjunto de la población ucraniana, como sí ha hecho el ejército de Israel en la Franja de Gaza. Y, por último, conviene atender a las cifras. En menos de un mes, Israel ha asesinado a casi 10.000 civiles palestinos —el 40% de ellos niños—; aproximadamente la misma cantidad de civiles que ha asesinado en Ucrania el ejército ruso en 21 meses. Teniendo en cuenta que la Franja de Gaza tiene aproximadamente 2 millones de habitantes y Ucrania más de 40 millones, esto supone que, en términos relativos, Israel está asesinando civiles en Gaza a un ritmo que es 400 veces mayor que el perpetrado por Rusia. Si a todo esto añadimos la evidente lógica colonial del régimen de apartheid en el que llevan viviendo más de medio siglo los palestinos, sufriendo una opresión continuada y brutal por motivos de religión y de etnia, no hace falta que lo diga la ONU —aunque ya lo ha dicho—, para que podamos afirmar objetivamente que estamos ante una limpieza étnica; ante un genocidio.
Por muy rechazable que sea el terrible ataque inicial de Hamás el pasado 7 de octubre, eso no justifica que la comunidad internacional se mantenga inmóvil ante una operación de asesinato masivo ejecutada sobre todo un pueblo encerrado, asediado y ocupado de forma criminal desde hace décadas. Cuando hay un genocidio en marcha, lo que tiene que hacer no ya cualquier demócrata sino cualquier persona con un mínimo de decencia es todo lo que esté en su mano para pararlo.
Los líderes internacionales, aplicar inmediatamente sanciones económicas a la cúpula del Likud, romper relaciones diplomáticas con Israel, establecer un embargo de armas y llevar a Netanyahu a la Corte Penal Internacional para que sea juzgado por crímenes de lesa humanidad. La ciudadanía, salir masivamente a las calles para decirles a sus líderes que, o hacen todo eso, o van a perder las próximas elecciones. Y los medios de comunicación, dejar de blanquear una limpieza étnica diciendo que estamos ante una «guerra entre Israel y Hamás». Si la prensa occidental no quiere pasar a la historia como cómplice de uno de los horrores más oscuros del siglo XXI, debe perder el miedo, abandonar la manipulación y escribir la verdad: «genocidio palestino a manos de Israel en la Franja de Gaza». (Diario Red)