Por: MIGUEL BLANDINO.
En El Salvador se usa la expresión “hoy si se va a componer”, o bien, “hoy si nos vamos a componer”, para expresar que se ha alcanzado una posición en el gobierno y que, aprovechando el poder, se va a desplegar en toda su magnitud el alma de corrupto que busca el cargo público como un Potosi, una cornucopia, una fuente de la abundancia, provista de inacabables, infinitas riquezas, nacidas de las manos del pueblo trabajador que nunca puede evadir los impuestos que los ricos y su gobierno les imponen -valga la redundancia- para que ellos puedan evadirlos o, si es necesario, conseguir exenciones con sus lacayos del gobierno.
En la empresa privada, contrariamente, los corruptos empresarios pagan auditores externos para que revisen las cuentas de los administradores; y ponen vigilantes en la puerta para hurgar en las bolsas de cada trabajador para que no se lleve ni una tuerca, ni un puñado de granos de café, ni un poco de sal.
Los dueños son ambiciosos, pero sobre todo son avariciosos con las cosas que les pertenecen.
Pero cuando se trata de la cosa pública, los administradores roban a mansalva, mientras los dueños de la cosa pública o sea, la población indolente e irresponsable -que no es ciudadanía- les ve robar y los deja hacer, los deja pasar.
Sin embargo, cuando el saqueo es tan desproporcionado que lo advierte el transeúnte que va por la vida pajareando, más despistado que un lelo, la manera moderna de distraerlo es poniéndole ante los ojos un escándalo o una tragedia mayor.
Cuando a bukele se le salieron a las calles los hambrientos con trapos blancos y rótulos diciendo “queremos comida” al inicio de la cuarentena que bukele impuso en 2020, un mercado se incendió y la gente miró hacia ese lado.
Cuando las personas despiertas hicieron una marcha enorme para repudiar el bitcoin el día de la independencia de 2021 y bukele se tuvo que esconder, otro mercado de incendió y ya nadie siguió la noticia de la marcha exitosa.
Cuando el bitcoin cayó a mínimos de veinte mil dólares desde los máximos de casi setenta mil, una matanza de casi ochenta inocentes le tapó su fracaso a bukele y le dio el pretexto perfecto para suspender las garantías constitucionales para los pobres y para encarcelar sin pruebas a casi ochenta mil.
Hoy, cuando se ha destapado una cloaca más del presidente cul, la policia va y quema los negocios de playa a sesenta miserables y derriba con maquinaria pesada los edificios de pequeños negocios de comida del centro de San Salvador, que seguramente eran los medios de vida de centenares de fieles votantes de su partido de ladrones.
Prepotencia, desfachatez, avaricia sin límite de un tirano que aspira a tener tanto poder como sus amos de la oligarquía…, quien sabe si los oligarcas lo dejen entrar a su círculo sabiendo que una vez en esa mesa es capaz de envenenarlos como hacían Lucrecia Borgia y su hermanito.