El uso hoy de las redes sociales “vuelve adicta la mente a estar conectada”, comentó la psicóloga clínica del Ministerio de Salud Sinaí Valverde, en una entrevista con el canal costarricense Teletica.
Sobre semejanzas o diferencias de ese tipo moderno de dependencia con la causada por sustancias psicoactivas como el alcohol o el tabaco, la científica explicó que las primeras “repercuten en lo biológico y neuroquímico y las segundas en lo cognitivo, sicológico y emocional”.
La adicción hacia sustancias psicoactivas –explicó- cambia desde el cuerpo, que se acostumbra a ellas, necesita más para sentirse normal (entre comillas) y cuando le falta aparecen los síntomas de abstinencia por esa dependencia, “que es física y muy fuerte”.
Las redes sociales afectan las funciones de lo mental y de lo emocional y eso está ligado “a cómo le prestamos atención a la memoria, al bienestar emocional en general. «Es como si la mente se volviera adicta a estar conectada todo el tiempo”, añadió la académica de la Secretaría Técnica de Salud Mental del Ministerio de Salud.
La sicóloga clínica tica observa “una relación muy profunda entre el uso excesivo de las redes sociales y altos niveles relacionados con la ansiedad y la depresión, que es de pronto de lo que más hablamos, es donde el problema se ve reflejado”.
Valverde analizó que estar en las redes sociales implica una constante comparación con otros, “vista desde la idealización de dichas vidas ajenas, porque nadie está publicando lo que hace, solo las cosas bonitas”.
También significa una búsqueda constante de validación a través de los “me gusta” o de los «comentar», que pueden ser positivos, «pero también generar inseguridades y ansiedad, o situaciones adversas”.
La científica aludió, además, a “la conducta compulsiva de la persona, a través de su adicción o dependencia a las redes sociales. Esa necesidad constante de estar revisando y actualizando las redes, similar a otras adicciones. Necesita estar, tenerlas ahí presentes».
Hace que la persona genere –agregó- una dependencia emocional en la búsqueda de esa validación, de estar actualizado, que va a ser parte de su bienestar o que más bien afecta su bienestar mental, porque para estar bien, necesita de eso.
Para la estudiosa, ese proceso conduce “a una disminución de capacidad de concentración, a una distracción a nivel de memoria. El consumo constante de información, de redes, interfiere en la consolidación de esa memoria a largo plazo.
“Es tanta la sobrecarga de información que recibe de tanta multitarea, de lo que te dan las redes, que dificulta esa capacidad de retener o de recordar información que podría ser importante”.
La sicóloga clínica confirmó, por otro lado, que los más propensos a sufrir esa dependencia a las redes «son los jóvenes, los menores de edad, la fase de niñez y adolescencia, porque son quienes entran en un proceso de construcción de identidad”. (PL)