Una atmósfera socio política y laboral, inconsecuente que nos lleva a intrascendencias y mayor control social

La espera desespera y no lleva a ninguna trascendencia en la materia económica, social y política, para una sociedad salvadoreña y para las personas trabajadoras que esperan ansiosos luego del discurso de toma de posesión, cambios que transformen la sociedad salvadoreña, algunos dirán que es muy corto el tiempo, pero si tomamos en cuenta que vamos sobre los 5 años en un 2° período, las cosas parecen estancadas, sin ninguna movilidad que lleve a nuevos estadios de progreso y bienestar para la clase trabajadora.


Por: Róger Hernán Gutiérrez*


E l asunto es que la atmósfera en que estamos enclaustrados tiene mucho control, y siendo así nada se movería, pues inmediatamente se sabría a donde apunta la cuestión. Seguimos varados en la ineficiencia e infuncionalidad del Ministerio de Trabajo y, ello parecería que si la cartera no tiene alguna movilidad, es porque nada sucede o no hay nada que valga la pena en la actualidad, dando pie a la idea que si el funcionario a cargo continúa al frente, es porque hizo una buena labor en el anterior período y merece darle una continuidad.

O se trata de que la sumisión es alta en dicho funcionario, que cualquiera situación que exista y se desarrolla es inmediatamente acallada, y menospreciada para beneficio del gobernante y la forma de gobierno que no necesita de oleajes que puedan descontrolar el manubrio y rumbo determinado. Para el caso las demandas laborales, se diluyen, se entrampan, no se desarrollan y la estructura está inmovilizada para actuar, sin ocasionar dinámicas que recojan la realidad socio laboral que se vive; en mucho por cuanto la forma de gobierno es acallar la demanda—un ámbito laboral que no demanda es por cuanto se asume de acuerdo al pensamiento prevalente que es porque “todo está bien”.

No hay trabajo, empleo u ocupación, todo marcha a un ritmo pausado y sin exabruptos que puedan acusar que algo está mal, la situación socio política es controlada en demasía, para que todo caiga en saco roto, esta inercia es consecuencia de la anulación de la organización sindical; en el sector público desde jun2019, ha sido desarticulada, y anulada en un ejercicio reivindicativo y legal que ha tenido como resultado despedidos, indolencia administrativa y judicial; anulación de los tribunales para construir y desarrollar justicia como el Tribunal del Servicio Civil, en total inoperancia para actuar de conformidad.

Lo administrativo no es fácilmente superado y la fiscalía no interviene, por estar cooptada por la sumisión generalizada y mandato autocrático, en consecuencia los casos de demanda no se desarrollan en la sede jurisdiccional, y la abogacía pública y de defensa de derechos humanos deja mucho que desear, en tanto la historia avasalló su existencia a partir del punto de inflexión que fueron los acuerdos de paz; y su trabajo por los derechos humanos fue deteriorándose hasta caer en la infertilidad.

Mucho del esquema y modelo económico de libre mercado impuesto por arena, fue responsable del deterioro institucional alcanzado; y el continuismo y corte exabrupto de los últimos gobiernos y el actual, acabó alcanzando el cenit de la incompetencia, en un proceso de anulación controlado y premeditado, para evitar que la justicia ecuánime, restaurativa vaya proliferando y en todo sentido fuese reivindicada.

No hay forma de demandar procesos laborales donde las partes interesadas e involucradas en dicho ámbito, procesen información actualizada con datos reales, se disponga de un manejo democrático situacional que genere formas de entendimientos grupales y por un interés común; no obstante, hay plena anulación del cumplimiento cabal del C144 que enmarca el tripartismo; anulación del Consejo Nacional del Salario Mínimo, se van a cumplir tres años del último aumento (ago21); y no se oye nada, las propuestas circulan sin ton ni son; anulación del diálogo social, no hay Consejo Superior del Trabajo activo; la formación profesional fue cooptada por el régimen en su favor; la salud y seguridad social, se fue consumiendo en una privatización total.

Ámbitos que nulifican la participación y van demarcando una desprotección social casi total; los deterioros empresariales en unas actividades económicas más que otras aducen un alto desempleo en el corto y largo plazo; mayores niveles de desempleo en lo público con un claro deterioro de los servicios públicos. Alienación generalizada por un discurso autocrático que continúa prevaleciendo en mentes y corazones, en claro desconcierto con la realidad imperante.

Lo socio-político está anulado y controlado, la organización de masas es mínima y muchos grupos organizados mínimos desorientados por la falta de solidaridad, de unidad en acción y programática y apuntando en discusiones de cafetín, medios comunicacionales intrascendentes y/o estériles que conllevan una total falta y congruencia de ideas, hacia un cada vez más desorientado y endeble liderazgo, sin credibilidad, conocimiento y accionar consecuente con la realidad que vivimos.

*Sindicalista salvadoreño

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