La situación de estabilidad laboral en el sector público, es cada vez más una utopía en el horizonte.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
P or qué tanta inestabilidad en los diferentes puestos de trabajo en el sector público, tiene que ver con una lógica económica impuesta por arena, en primera instancia en la argumentación que los servidores públicos son un lastre de personal que ha estado protegido o cobijado bajo el clientelismo político imperante. En tiempos del pcn y los militares, eran considerados “cuasi soldados” que guardaban una disciplina férrea en el desarrollo de sus funciones y respondían al gobierno bajo diferentes roles, apoyo social al régimen militar de turno a la hora de eventos electorales, financiamiento para apoyos puntuales en las diferentes campañas electorales bajo el criterio de descuentos obligados y arbitrarios para sostener determinada maquinaria electoral.
Esta visión tan pobre del servidor público trajo como consecuencia catalogar al sector público como una carga económica para el pueblo que pagaba los diferentes salarios a través de impuestos. Los controles disciplinarios eran casi de cuartel, ¡cuidado con que alguien no pidiera permiso, no asistiera a laborar o no cumpliera con sus obligaciones asignadas! caía todo el peso de la ley del servicio civil, una legalidad eminentemente de carácter administrativo para regir el servicio; en un principio era aquello que nadie sustrajera algún bien (objeto) bajo su responsabilidad—al parecer “no había corrupción o era algo vetado a plenitud”.
Estos mitos y otros, llevaron al enfoque de juzgar que los servicios públicos no eran necesarios y no eran útiles a la población, de allí se agarró arena para justificar la privatización de dichos servicios y decir que eran ineficientes y había que cambiarlo bajo el régimen de empresa privada, per se una maquinaria laboral de total eficiencia para producir bienes y servicios necesarios para la población. Y la diferencia estuvo, en que fue la propia oligarquía con Cristiani a la cabeza la que tuvo que tomar las riendas y no asignar la tarea a otras estructuras.
Es decir que con esta historia arena pretendió decirnos que se modernizaba el sector público, y quitó por diferentes razones alrededor de 40,000 servidores públicos; sin el debido proceso, sin aplicación objetiva de la ley del servicio civil (que se sabía era totalmente inoperante para este tipo de violación de derechos), la Cn. en su apartado del servicio civil, garantizaba la estabilidad laboral. El FMLN, siguió con la misma idea y hasta lo sustentó en un diagnóstico que elaboró en el 2010, la Subsecretaría de Gobernabilidad y Modernización del Estado, que claramente intentó mejorar los servicios a través de una nueva legislación que le diera además de modernidad a los servicios públicos, cambiara la forma de ejercer las funciones y brindar los servicios públicos a la población.
En concreto se despidieron una barbaridad de empleados públicos de diferentes instituciones que desaparecieron y/o fueron modificadas para otra finalidad y servicio, el caso es que el clientelismo político continuó y arena introdujo sus correligionarios que le garantizaran servicios de lealtad y sometimiento al régimen de Cristiani, Calderón Sol y otros.
El FMLN, únicamente continuó con la misma tarea y las cúpulas dirigenciales en algunas carteras importantes y creadas en el ejercicio fueron cambiadas, incluso arena bajo una reforma legislativa blindó a sus correligionarios para que no fueran despedidos.
En fin, si fuéramos muy críticos nada cambió, ni la forma dictatorial de los militares; ni arena con la privatización de los servicios, ni el frente con su visión más hacia los intereses de la gente; fue algo que sustancialmente mejorara los servicios públicos a la población, que hasta la actualidad continúan siendo inoficiosos, lentos, con escasa diligencia y sobre todo sin el conocimiento de lo significa ser un servidor público, por decirlo de alguna manera quien es su jefe (el pueblo) y es a quien se debe.
En mucha de esa historia fue el movimiento laboral y sindical de servidores públicos donde se centró la lucha social y política durante la guerra; el sector privado no fue tan protagonista, dado que muchos obreros(as) fueron reprimidos y asesinados, pero quien no recuerda la huelga en ANDA, bajo la figura del Ing. Perdomo, quien despidió de manera masiva en 1985, durante el régimen de Duarte. Y ahora el régimen de Bukele, inició sacudiéndose al personal que laboraba en las diferentes subsecretarías del Ministerio de la Presidencia, y ha continuado sin tomar un tan sólo respiro en diferentes carteras ministeriales en el ejecutivo, legislativo, judicial y municipalidades; lo último según noticias en la PGR del Ministerio Público, y ahora no se trata de un acuartelamiento; ni de la privatización de los servicios, ni de un cambio por rescatar la dignidad y decencia, simplemente la razón y causa es que no hay presupuesto para pagarles sus servicios.
Eso implica por el alto déficit fiscal, por pláticas oscuras con el FMI, por endeudamientos públicos que ahogan e incrementan la deuda pública, y ante todo eso la sociedad salvadoreña seguirá sufriendo de los malos servicios públicos, y en una carrera contra el tiempo la estabilidad laboral de dichos servidores será cosa que sólo al movimiento de trabajadores despedidos—MTD— interesa y denuncia, igual que lo hizo CODYDES (Comité de despedidos y desempleados de El Salvador) durante los tiempos de la guerra.
*Sindicalista salvadoreño