Frente al absurdo video que publica hoy Casa Rosada sobre el 12 de octubre, que habla de “raza” e “inicio de la civilización” haciendo un negacionismo oscurantista sobre el genocidio ocurrido, denuncio lo siguiente.
Por: Marcelo Valko*
M ás allá de lo problemático e inexacto que resulta el vocablo “raza” tomado prestado de la zoología, lo que ya es mucho decir, representa una imagen notable. Hace hincapié únicamente en UNA raza, ni siquiera dice Día de las Razas en plural, sino que utiliza invariablemente el singular. En definitiva ese singular que se establece entre Descubridor y Descubierto ensalza únicamente a uno solo de los dos, es un Día de la Singularidad… No hay que ser un eximio semiólogo para advertir la ausentificación de la presencia del indígena, como si hubieran desembarcado en un continente vacío, deshabitado, en un territorio de invisibles.
No creo equivocarme al afirmar que Argentina es el país que más se esforzó en destacar su “excepcionalidad blanca y europea” diferenciándose del resto al negar la existencia de los originarios como lo demuestran tanto exabruptos de funcionarios como los manuales y textos que los conjugan en tiempo pasado “habitaban, cazaban, creían”. Son pasados, son ausencia, ya no existen y si aparecen indudablemente deben ser extranjeros como mapuches chilenos o kollas bolivianos. De ese modo se impone una pedagogía del olvido haciendo un catecismo de la desmemoria al vestir una inocencia imposible que procura borrar culpas para que todo siga como está.
Todo se tradujo mal y los que nunca estuvieron escondidos fueron descubiertos; automáticamente América dejó de tener potestad para gobernarse, se extinguió su propiedad y dominio. Europa se apropió de lo que tenía dueño; el territorio se transformó en espacio de conquista; las legítimas riquezas que poseían sus culturas se transformaron en un botín que los conquistadores “encontraban” y obviamente rapiñaban; los magníficos templos se convirtieron en canteras de piedra; sus conocimientos atesorados en códices y quipus se redujeron a humo en las hogueras de los Autos de Fe. La historia oficial tergiversó la memoria y por eso los indígenas se transformaron en ausencias.
Las personas fueron leídas como objetos: los hombres utilizados como combustible biológico hasta morir y las mujeres como deshago sexual. Y pensar que algunos escribas de la elite insisten en edulcorar lo ocurrido con la cantinela del Encuentro de Dos Mundos y más de un “progre” sepulta la sangre con notas de color… El tema es simple, no se puede celebrar el inicio del mayor genocidio de la historia en tiempo y espacio que provocó a su vez otro genocidio con el secuestro y cosificación de millones de africanos para sustituir la diezmada mano de obra indígena y así utilizarlos como esclavos.
Dejemos atrás aquellos que militan la impunidad del rebaño y que no aceptan la condición humana del otro y que necesitan que los pueblos mantengan su lugar de siervo de la gleba, de combustible biológico, de brazo barato, de sirvientes, en definitiva: de esclavos a la sombra del amo. No hubo Descubrimiento, hubo Descubri-MIENTO, fueron muchos más los MIENTOS que los descubris. Ya no más. ¡Ahora es cuando! Aunque traten de pararlo, soplan nuevos vientos, asoma un nuevo paradigma, sabemos que es lento, pero viene…
*Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.