Libro | El corazón del hombre

Erich Seligmann Fromm, psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen judío alemán, publica “El Corazón del Hombre: su potencia para el bien y para el mal” en mil novecientos sesenta y cuatro, un año después del asesinato de John F. Kennedy. En dicho texto presenta que, el hombre, tiene dos potencialidades entre las cuales asumir: el amor a la vida o biofilia y el amor a la muerte o necrofilia.


Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


F romm asegura que el Hombre no es buenos ni malo, pero, sus condiciones objetivas y subjetivas de existencia, pueden retornarlo a orientaciones destructivas e irracionales o bien, a orientaciones doctas y progresivas. El autor plantea dos pautas existenciales: el síndrome de crecimiento y el síndrome de decadencia. El Síndrome de Crecimiento se caracteriza por el amor a la vida, el amor al hombre y la independencia. Mientras, el Síndrome de Decadencia se describe por el amor a la muerte, por el narcisismo maligno y por la fijación simbiótica-incestuosa.

La libertad del hombre, dice Fromm, puede llevarlo a seguir la voz de la razón o la de las pasiones irracionales. Si sigue la voz de la razón, es un ser libre y tomará las mejores decisiones basándose en el conocimiento. En cambio, si sigue la voz de las pasiones irracionales, será un ser cautivo. Para nuestro autor, el mayor peligro de la humanidad es, un hombre ordinario con un poder extraordinario. La historia de la humanidad ha demostrado que, líderes tóxicos y destructivos han provocado guerras y alentado a muchos a seguirles a través de manipular sus pasiones. Puesto que los ciudadanos bienmandados, imitan a las figuras que tienen poder y autoridad.

Fromm nos presenta seis tipos de violencia: La violencia juguetona, no es destructiva, pues su fin es el despliegue de destreza. La violencia reactiva, se emplea en la defensa de la vida, la libertad, la dignidad y la propiedad. Es la principal violencia que manipulan los políticos para alcanzar sus propios fines. La violencia por frustración, debida a celos o envidia. La violencia vengativa, sirve a la función biológica de la supervivencia. La persona madura y productiva, no es manipulada por la venganza. En cambio, la persona neurótica, por quebranto de su fe, es manipulada por ella. La violencia compensadora, es propio de personas impotentes y no productivas. Ya que, a través de ella, remedian su carencia. Y la sed de sangre, es una embriaguez de sangre para sentirse vivo.

Cuando hablamos del Síndrome de Decadencia, estamos hablando de una persona mala que, traiciona la vida y el crecimiento. El Síndrome de Decadencia es la quintaesencia del mal. Su principal descripción, el amor a la muerte o necrofilia, se revela en personas que viven en pasado, aman cadáveres, la matanza, la destrucción, transforman lo orgánica en inorgánico, aman todo lo que no crece, son autómatas, mecánicos, hombres organización que expresan una indiferencia social.

El narcisismo primario se desarrolla en el feto y en la temprana infancia, hasta que el niño descubre objetos y personas a parte de él y va disminuyendo. El narcisismo maligno, se caracteriza por comportamientos antisociales, paranoicos y, en ocasiones, hasta sádicos. El primero de ellos, el narcisismo del hombre demente, propio de quien ha alcanzado altos niveles de poder. El narcisismo del hombre común o del hombre neurótico, se define por amor a su cuerpo, por su incapacidad de percibir la realidad de otra persona, no escucha a los demás y son susceptibles a la crítica. Y el narcisismo de grupo, las carencias de una sociedad se sustituyen por una justificación narcisista grupal para mantener la cohesión social. Dicho narcisismo se define por la falta de objetividad y juicio, es condición indispensable para la guerra y antagónico a la razón y al amor.

Finalmente, la fijación simbiótico-incestuosa manifiesta los vínculos o influencias seductoras por parte de madres, padres, organización, partido que debilitan la independencia, la libertad y la responsabilidad. Los individuos se someten a estas figuras procuradoras incondicionales que formulan pocas exigencias. Por tanto, los individuos, mientras sigan dependiendo de madres, padres, de la organización o del partido, por vínculos incestuosos inconscientes, no serán capaces de sentir la plenitud.

Fromm estima que, el Hombre es libre de elegir entre el bien y el mal, de las diversas alternativas determinadas por la situación total en que se encuentra. Nos dice que el Hombre fracasa en el arte de vivir, porque cuando debe tomar decisiones, las asume por inclinaciones inconscientes que operan en su personalidad, por tanto, toma decisiones incorrectas que no le permiten ser libre.

El autor señala que el Hombre debe tomar la mejor elección, basándose en el conocimiento. Solo así podrá obtener la acción adecuada para el fin deseado. Por ende, el Hombre debe tener un conocimiento de las fuerzas detrás del deseo. Debe tener conocimientos de las posibilidades reales. Tener conocimiento de las consecuencias de la elección tomada. Y conocimiento que está elección será eficaz, si hay voluntad de obrar.

Fromm se pregunta si ¿El Hombre es un lobo para el Hombre?, Se pregunta si el Hombre ¿Es lobo o cordero?, Concluye en este libro que, el Hombre tiene posibilidades para desarrollar tanto una condición como la otra, concluye que el Hombres es a la vez lobo y cordero. Sin embargo, no todos los hombres han desarrollado de la misma manera ambas condiciones, pues en la inmensa mayoría predomina el cordero, en tanto una minoría es dominada por la condición de lobo, pero esta minoría ha sabido exaltar la condición de lobo que existe en la inmensa mayoría.

*Psicólogo salvadoreño

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.