Joe Navarro es un cubano americano, licenciado en administración de justicia, máster en relaciones internacionales, ex agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI), escritor y profesor universitario, publica “El Cuerpo Habla: grandes secretos de la comunicación no verbal revelados por un ex agente del FBI” en el dos mil ocho, siendo coautor del mismo, el doctor Marvin Karlins.
Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*
N avarro esgrime que delincuentes, terroristas y espías, emiten señales no verbales más que suficiente, para hacer transparentes y detectables sus pensamientos y sus intenciones. La comunicación no verbal, ha sido denominada como comportamiento no verbal o lenguaje corporal. Informa que el comportamiento no verbal, constituye entre el sesenta o el sesenta y cinco por ciento de toda comunicación interpersonal. En ocasiones, por ejemplo, durante el acto sexual, puede constituir el cien por ciento de la comunicación.
La tesis de Navarro es que, la comunicación no verbal, puede revelar los verdaderos pensamientos, sentimientos e intenciones de una persona. Para descifrar con éxito toda comunicación no verbal sugiere los siguientes mandamientos: se buen observador de tú entorno, observar dentro del contexto es clave para comprender el comportamiento no verbal, los comportamientos no verbales son universales, hay comportamientos no verbales idiosincrásicos; en tu relación con los demás, intenta establecer su línea comportamental; busca en los demás comportamientos gestuales, observa alteraciones en el comportamiento de la persona, aprende a detectar señales no verbales erróneas o falsas. Te ayudará distinguir entre bienestar y malestar para descifrar la comunicación no verbal y observa a los demás con discreción. El autor advierte que, el cuerpo humano, es capaz de emitir miles de “señales” o mensajes no verbales. El problema es identificar e interpretar las conductas no verbales importantes.
En mil novecientos cincuenta y dos, Paul Maclean propuso que, en el cerebro humano existen tres cerebros: el cerebro reptiliano (básico), el cerebro mamífero (límbico) y el cerebro propiamente humano (neocórtex). El cerebro mamífero o cerebro límbico, tiene un papel relevante en la expresión del comportamiento no verbal. El cerebro límbico es un cerebro “sincero”, es decir, los comportamientos límbicos son verdaderas manifestaciones de nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones. En cambio, el cerebro humano o neocórtex, es la parte menos sincera, es un cerebro “mentiroso”. Para asegurar nuestra supervivencia ante amenazas o tensiones, la respuesta del cerebro ha tomado tres formas: paralizarse, huir o luchar. Una experiencia amenazadora o negativa, irá seguida de comportamientos apaciguadores, denominados, adaptadores. Un comportamiento apaciguador es, cualquier contacto en la cara, la cabeza, el cuello, el hombro, el brazo o la pierna en respuesta a un estímulo negativo. Igualmente, hay apaciguadores táctiles o auditivos, como el golpeteo de un lápiz o el tamborileo con los dedos.
Para conocer a una persona a través de apaciguadores no verbales, primero, reconocer el comportamiento apaciguador cuando se produzca, luego, establecer una línea base de comportamientos apaciguadores. Cuando veas un gesto apaciguador pregúntate, ¿Qué ha provocado que haga esto? Hay que comprender que los comportamientos apaciguadores se usan para calmarse, por tanto, hay que relacionar el comportamiento apaciguador con un estrés especifico. Puedes provocarle tensión diciendo o haciendo algo, en seguida observa que parte del cuerpo usa para calmarse. Cuanto mayor es la tensión, más probabilidad que aparezcan comportamientos apaciguadores.
Navarro analiza los sentimientos e intenciones de los demás, centrándose en los movimientos de su pies y piernas. Nuestras extremidades inferiores, reaccionan ante las amenazas y circunstancias estresantes y ante emociones negativas o positivas. De igual forma, Navarro escribe que los comportamientos del torso reflejan verdaderos sentimientos del cerebro emocional. El torso comprende las caderas, el abdomen, el pecho y los hombros. Navarro sugiere que, hay que prestar atención a la vestimenta o accesorios que se llevan en el torso. Cuando estamos bien física o mentalmente, cuidamos nuestro aspecto.
Navarro apunta que, los brazos son muy útiles como transmisores de las emociones, revelaran sentimientos e intenciones sinceras. Los brazos pueden revelar información sobre el estilo de vida, llevando objetos y adornos valiosos. Igualmente, muestran emblemas sociales que expresan nuestra historia personal, como los tatuajes. Nuestras manos, dirá Navarro, comunican con precisión nuestras emociones, pensamientos y sentimientos. Un apretón de manos, influye en cómo somos percibidos por aquel a quien estamos saludando. Investigaciones dicen que los mentirosos, tienden a gesticular, tocar, mover los brazos y las piernas menos que la gente sincera.
Un micro gesto, es un comportamiento no verbal muy breve, se produce cuando una persona intenta reprimir una respuesta normal a un estímulo negativo. El micro gesto de aversión, es una muestra precisa de cómo se siente la persona verdaderamente. Navarro juzga que nuestras caras son un lienzo de la mente, lo que sentimos se comunica a través de una sonrisa, a través de un fruncimiento de ceño o por innumerables matices intermedios. Aunque las expresiones faciales pueden fingirse, estas pueden proporcionar información significativa sobre lo que una persona piensa o siente. Nuestros ojos, expresan mucha información útil. La boca, proporciona un número de indicios relativamente fiables y dignos de mención. Hay numerosas señales de la lengua que pueden proporcionarnos valiosos conocimientos, sobre los pensamientos y el estado de ánimo de una persona. El gesto de fruncir el ceño, arrugando la frente, aparece cuando alguien está nervioso, triste, concentrado, preocupado, desconcertado o enfadado. El ensanchamiento de las fosas nasales, es un indicador facial que una persona esta excitada o indicador de hacer algo físico. Alguien mordiéndose las uñas, es indicador de tensión, inseguridad o malestar. Nos ruborizamos o palidecemos involuntariamente, a causa de profundos estados emocionales. Los indicadores de desaprobación, son reflejo de las normas sociales de cada cultura. La mayoría de los gestos de desaprobación, se manifiestan en la cara.
El autor expone que, un comportamiento humano difícil de interpretar es el engaño. Asevera que no hay ningún método, maquina, prueba, ni persona que sea cien por ciento precisa a la hora de descubrir el engaño. No existe un único comportamiento que sea indicativo de engaño. El objetivo realista es, ser capaz de interpretar los comportamientos no verbales con claridad y fiabilidad. Finalmente, Navarro explica que cuando una persona no está cómoda, no enfatiza y su comunicación esta fuera de sincronía, por lo que está comunicándose mal o está mintiendo. Para detectar el engaño, debemos dejar que nos guíen el bienestar, el malestar, la sincronía y el énfasis.
*Psicólogo salvadoreño