Algo que era imposible en materia estadística se está dando en Honduras. El Partido Nacional, con Juan Orlando Hernández (JOH) a la cabeza, presenta documentación en la que él gana las elecciones generales del 26 de noviembre y no Salvador Nasralla, de la Alianza Opositora contra la Dictadura, aun cuando después de haberse escrutado 60 por ciento de actas válidas el triunfo le favorecía a este último por un margen de 5 por ciento.
Después de la primera declaratoria sobre las elecciones en Honduras por miembros del Tribunal Nacional Electoral (TNE), su presidente, David Matamoros, militante de dicho partido político, anunció que ya no se darán más resultados hasta que se tenga 100 por ciento de las actas, lo que iba a suceder el jueves 30 de noviembre; hoy se habla que puede ser la semana próxima. Sin embargo, en las páginas del TNE siguieron apareciendo actas cuyos resultados dan como ganador a JOH con un margen de menos uno por ciento.
El ingeniero Salvador Nasralla denunció que Matamoros autorizó sólo la promulgación de actas donde los resultados favorecen a JOH, dejando para nueva orden las que favorecen a él, caso de los departamentos y centros de mayor población urbana y joven. Ha habido protestas en todo el país denunciado esta nueva maniobra del Partido Nacional en contubernio con miembros del Tribunal Electoral (se excluye a Ramiro Lobo, de la UD) y algunos representantes de los observadores internacionales que, según el argumento de la alianza, todavía no se pronuncian sobre la falta de ingreso de las actas procedentes de los departamentos y municipios donde le dan el triunfo a su candidato.
Al parecer la suerte está echada y el TNE, con apoyo de la OEA, iglesias evangélicas fundamentalistas, cierto grupo de la empresa privada ligada a la industria maquiladora y firmas extractivas, dirigentes campesinos corruptos y la mayor parte de los medios televisivos darán a conocer resultados en los que JOH gana por poco margen, pero gana. En el caso de la embajada estadounidense, llama la atención su silencio cómplice y es de esperar que reconozca a JOH como presidente de Honduras.
Todos estos elementos permiten argumentar que en Honduras se está fraguando un fraude electoral de magnitudes insospechables para la economía y sociedad hondureña. El calificativo político es golpe técnico o mano blanda, ya que lo poderes seguirán funcionando, pero la voluntad popular ha sido de nuevo burlada. Muestran una institucionalidad electoral viciada y corrupta, que responde al interés de grupos y poderes fácticos, más que a los deseos de los electores.
Si este robo de elección se consuma, los líderes de la alianza deben convocar a un paro cívico a toda la población para protestar de dicha forma contra el fraude. El paro es una forma de protesta pacífica de la mayor parte de la población que rechaza el continuismo ilegítimo de JOH y el robo de las elecciones a Nasralla. El conteo, para demostrar que su lucha ha sido limpia.
Este fraude y las denuncias que vienen de todo el país deben ser documentados y trasladados a la Fiscalía General para que proceda de oficio, igual a la Corte Suprema. A criterio de miembros del equipo antifraude del Partido de Alianza contra la Dictadura, no importa que dichas instituciones sean controladas por el presidente de la república. Lo importante es mostrar la evidencia del zarpazo a la democracia y que sirva de evidencia para que el mundo se pronuncie contra esa práctica corrupta y antidemocrática.