Unos investigadores descubrieron que cientos de pequeñas mutaciones genéticas empiezan a formarse en las células de un embrión poco después de la concepción.
Científicos de la Universidad de Yale y de la Clínica Mayo afirmaron que muchas de estas mutaciones se producen cuando las células sexuales se están formando en el embrión. Eso significa que pueden formar parte del genoma del embrión y transmitirse a la próxima generación.
«Esto abre una perspectiva más amplia sobre el desarrollo humano», aseguró la autora del estudio, Flora Vaccarino, profesora de Neurociencia en la Universidad de Yale, en un comunicado de prensa. «Parte de nuestro genoma no procede de nuestros padres», dijo.
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