2017 fue un año marcado por el duelo del Papa con Trump

En 2017 Bergoglio criticó el “flagelo de la deuda externa” en los países latinoamericanos y pidió un “compromiso más firme” para “mejorar las condiciones de vida de todos”, a ver si los políticos se deciden a cambiar las cosas.

Por Elena Llorente

Una frase pronunciada por un Papa tiene más repercusión internacional que mil frases pronunciadas por otros jefes de Estado. Por eso, aseguran los expertos vaticanistas, en 2017 Francisco insistió en hablar de los pobres, los migrantes, la paz, y también de Latinoamérica – como en el reciente mensaje a la Fundación Populorum Progressio, en el que  criticó el “flagelo de la deuda externa” en los países latinoamericanos  y pidió un “compromiso más firme” para “mejorar las condiciones de vida de todos”- a ver si los políticos se deciden a cambiar las cosas.

Como en 2016 fue “Amoris Laetitia” –la Exhortación Apostólica de Francisco, criticada porque hablaba de la posibilidad de dar la comunión a los divorciados casados nuevamente–, este año los cañones de los críticos estuvieron apuntados entre otras cosas contra el “ensañamiento terapéutico” y acusaron al Papa de permitir la eutanasia.  Francisco hizo referencia a este tema en una carta enviada a los participantes del Encuentro de la Asociación Médica Mundial que se hizo en el Vaticano. En esa carta afirmó que la eutanasia “es siempre ilícita” pero admitió que “es moralmente lícito renunciar a la aplicación de medios terapéuticos o suspenderlos” cuando resultan éticamente desproporcionados. De esta manera “no se quiere procurar la muerte” sino que “se acepta no poder impedirla”.

Mientras entre los católicos italianos y  latinoamericanos sigue gozando de mucha popularidad,  este año los sectores más conservadores de la Iglesia lo siguieron boicoteando y criticando porque con sus cambios podría ponerlos en peligro. Una de las manifestaciones de ese descontento fueron algunos afiches aparecidos por las  calles de Roma hace unos meses. En los carteles  aparecía una foto del Papa y frases escritas en dialecto romano que daban a entender que él no era misericordioso como en cambio quería que lo fueran todos los católicos.

Se lo acusaba de haber “decapitado” la Orden de Malta y la Orden de los Franciscanos.  En efecto, Francisco removió algunos de sus dirigentes por presuntos comportamientos poco transparentes. Era la primera vez en muchas décadas que aparecían carteles tan agresivos contra un Papa. “A mí me parece que esos afiches son la manifestación de quienes hoy tienen muchas dificultades –comentó a PáginaI12 el vaticanista Francesco Peloso–. Y no me parece que sea una operación inteligente sino más bien de desesperación, de muy bajo nivel. El elemento importante que puede influir en el enfrentamiento entre los tradicionalistas y el Papa es la presidencia Trump. Este cambio en los Estados Unidos ha sido recibido positivamente por los sectores más reaccionarios del catolicismo”.

La audiencia que el papa Francisco concedió en mayo al presidente  Donald Trump y su esposa en el Vaticano fue una pequeña muestra de las diferencias entre los dos mandatarios. El Papa lo recibió muy serio, como suele hacer cuando se encuentra en situaciones similares por obligación y no por gusto personal. No se dieron a conocer los contenidos del encuentro  pero sí algunos aspectos secundarios como los regalos que se hicieron que de por sí fueron una especie de  mensaje subliminal muy significativo. El Papa le regaló al presidente estadounidense un medallón con una rama de olivo, símbolo de la paz, “Se lo doy para que usted sea instrumento de paz”, le dijo, en tácita alusión a las guerras y eventuales conflictos que Estados Unidos alimenta. Trump le regaló algunos libros del líder negro Martin Luther King, seguro de que al Papa le gustaría y esperando a cambio, tal vez, una mayor simpatía de parte de los electores estadounidenses que pertenecen a la Iglesia católica.

Las diferencias del Papa con Trump se han visto también en otros ámbitos, como el del cambio climático y el desarme nuclear. La cumbre internacional sobre cambio climático comenzó ayer en París sin la presencia del presidente estadounidense, que ha renunciado a los acuerdos internacionales. Los acuerdos de París de 2015 establecieron una agenda de trabajo para contener el calentamiento terrestre poniendo límites al uso, entre otros, del carbón. Vale la pena recordar que China y Estados Unidos son los dos primeros países en la lista de los que más contaminan al mundo debido al uso del carbón en la industria. “Deseo vivamente que esta Cumbre, así como otras iniciativas que van en la misma dirección, favorezcan una clara toma de conciencia sobre la necesidad de adoptar decisiones realmente eficaces para contrarrestar los cambios climáticos y, al mismo tiempo, combatir la pobreza y promover el desarrollo humano integral”, dijo el Papa, siempre atento a temas ecológicos.  Francisco había sido el primer Papa que publicó una encíclica ecologista (“Laudato si”) en 2015.

Las diferencias con Trump y todos los países productores de armamentos se hicieron aún más evidentes  en las palabras dirigidas por Francisco a los participantes  en una conferencia realizada en noviembre en el Vaticano sobre “un mundo libre de armas nucleares” de la que participaron numerosos expertos y once Premios Nobel. “Es un hecho que la carrera armamentista no se detiene y que los costos de modernización representan un gran gasto para las naciones que así hacen pasar a segundo plano las prioridades reales de la humanidad que sufre: la lucha contra la pobreza, la promoción de la paz, los proyectos educativos y sanitarios y el desarrollo de los derechos humanos”.

Y cuando Trump decidió reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel desatando nuevos conflictos armados entre israelíes y palestinos, el Papa recordó una vez más que Jerusalén es una ciudad santa para judíos, cristianos y musulmanes  y pidió “sabiduría y prudencia a todos” para evitar  “una nueva espiral de violencia” en esa “tierra maltratada”, según un comunicado de la Santa Sede. La Unión Europea dijo que no reconocerá a Jerusalén como capital de Israel.

Francisco no es un entusiasta de los viajes como lo era Juan Pablo II pero este año hizo  cuatro, a Egipto en abril, a Portugal para visitar el santuario de la virgen de Fátima en mayo, a Colombia en septiembre y a Myanmar (Birmania) y Bangladesh en noviembre. Tal vez el viaje más polémico fue el de Myanmar, país budista al que se acusa de la persecución y matanza de la etnia musulmana rohingya. Pero tal vez por razones diplomáticas o porque podría poner en peligro a la minoría católica de Birmania,  el Papa no hizo una abierta referencia al caso de la etnia perseguida, al menos oficialmente, lo que llamó un poco la atención cuando él mismo había condenado esas persecuciones estando en Roma. Sin embargo en ambientes eclesiásticos de Myanmar reiteró la disposición de la Iglesia a actuar como mediadora si las partes lo consideraran conveniente.

El viaje a Colombia, en un momento especial por el fin de 50 años de conflicto con la guerrilla de las FARC , el Papa fue acogido con gran afecto y aprovechó para pedir que rezaran por la paz en Venezuela. Entre muchas cosas recibió del presidente Manuel Santos el broche con el dibujo de una paloma que éste llevó en su solapa durante todas las negociaciones con la FARC. “Ya puedo regalársela -le dijo al Papa-porque la paz ya vuela con alas propias”.

Otro viaje que pasará a la historia fue el que hizo a Egipto, donde mantuvo un largo y cordial encuentro con el máximo exponente de los musulmanes sunitas y habló en la Conferencia Internacional por la Paz que se hizo en la universidad de Al-Azhar de El Cairo, máxima expresión del Islam sunita. “Ninguna violencia puede hacerse en nombre de Dios”, reiteró el papa en alusión al estado islámico y sus atentados, también rechazados por los sunitas egipcios.

“Todos los papas han tenido opositores, sobre todo los papas reformadores –dijo en una conversación con PáginaI12 el vaticanista Luigi Accatoli–. Un ejemplo es Pablo VI, que fue muy criticado cuando hizo la reforma de la liturgia. Francisco tiene más opositores porque está intentando llevar adelante más reformas que otros pontífices. Pero también porque él no trata de atenuar los contrastes. Bergoglio es el reformador más audaz entre todos los papas contemporáneos”.  Desde 2013, cuando fue elegido Papa, Francisco ha lanzado numerosas reformas, entre ellas la de la curia romana, es decir dentro del Vaticano. Ha creado dos nuevas secretarías, una para la economía otra para la comunicación. También creó una comisión especial contra la pedofilia en la Iglesia y un consejo de nueve cardenales de todo el mundo que lo asesoran en éstos y otros cambios.

Uno de los actuales grandes escritores italianos,  Andrea Camilleri, autor de los libros que dieron origen a la mítica seria televisiva internacional “El comisario Montalbano”, considera que Francisco es uno de “de los mejores papas que ha habido en mucho tiempo y por eso lo atacan”. “Una parte de la Iglesia cree que está más atento a los problemas sociales que a los espirituales pero en los últimos dos o tres años, las cosas más sensatas las ha dicho él. Mucho más que cualquier político. Y continúa haciéndolo sobre los refugiados, los pobres, las desigualdades y ahora también sobre el ensañamiento terapéutico”,  dijo Camilleri  al diario español El País.

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