La coyuntura sigue prestándose para continuar haciendo esfuerzos mentales individuales y colectivos con mucha reflexión política: entre las que encontramos un grueso poblacional votante (50%) con niveles altos de conservadurismo y/o de clases medias que luchan férreamente por conservar su estatus quo, deteriorado por los procesos de acumulación del capital concentradores de altos niveles de riqueza, en detrimento de otros grupos socio-económicos. En un simplismo mecánico reaccionan por temor “a perder” lo que les van dejando.
Hay grupos progresistas sindicales (UNTS), profesionales (MIPTES) entre otros académicos como la UES y determinadas organizaciones no gubernamentales; que modificaron su forma de pensar y dan cuenta que la situación después de terminado el conflicto bélico, era sentar bases de concienciación de la realidad política, económica y cultural; luchar por poner en práctica el valor de los resultados de la guerra—cambios en lo político y militar (reformas institucionales al organismo electoral, la independencia de poderes; el presupuesto del órgano judicial; reformas constitucionales, ratificación de convenios sobre las libertades sindicales; a la seguridad ciudadana, etc)
El FMLN al convertirse en partido político (1992) dejó de ser el sujeto histórico que aglutinó a las masas que venían acumulando fuerza política y social desde la huelga de brazos caídos (1944); hasta el agotamiento de los procesos electorales en 1977 con la UNO; y se sentaron las bases del conflicto político-militar—aún en esos tiempos los votantes accedían a las urnas bajo los términos difíciles de la guerra, por los diferentes boicot al transporte, los mensajes poblacionales a través de las organizaciones de la insurgencia, entre otras actividades.
Para el movimiento sindical históricamente han existido corrientes ideológicas que los han dividido para el caso se crea en 1957 la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños-CGTS-pero un año después la CGS contraria gobiernista y pro patronal. Luego se fundó la Unidad Nacional de Trabajadores Salvadoreños-UNTS-en 1986, para luego hacer la organización paralela de la Unión Nacional Obrero-Campesina-UNOC-
Los resultados electorales mantienen y agudizan la división entre la Unidad de Trabajadores(as) pro cambios y transformaciones sociales versus el Movimiento Laboral Salvadoreño-pro patronal. Esta polarización se hizo más fuerte por las inadecuadas relaciones laborales que se mantuvieron en las instituciones públicas como salud, gobernación; los administrativos en la PNC; en la Asamblea Legislativa; Hacienda, el CNR; Educación; el Aeropuerto y puertos; Obras Públicas, entre otras; algunas con base a diálogos políticos efectivos superaron los conflictos, pero la proliferación de sindicatos de diferentes tendencias fue el resultado que hace la actual realidad.
Hay una masa poblacional que no vota (50%) o se abstiene de hacerlo mientras no haya un compromiso de cambios y transformaciones de la realidad política, muchos de estos propugnan por reformas políticas, una constituyente; mejores derechos laborales (salario, empleos, condiciones de salud y seguridad; jornadas laborales; prestaciones sociales; estabilidad laboral, mejores contrataciones; actividad económica de mayor valor agregado); reforma fiscal; sistema de pensiones estatizado, leyes que califique como derecho humano el agua, la protección ambiental; y en pro de una nueva cultura—apoyo sustancial a las artes, los procesos de cultura (bibliotecas, casas de la cultura; museos; ocio-recreación, entre otros)
El movimiento sindical sigue aprisionado por la vorágine de un estatus quo alcanzado versus formas revolucionarias; un estadio benefactor con mejores condiciones por la distribución de la riqueza, mejoramiento sustancial de la institucionalización del Estado en pro de la ciudadanía y no de grupos de poder fácticos que dominan el sistema político-social y económico.
Hay una clara desvaloración del trabajo a través de la tercerización de la economía—modelo de mercado—procesos de subcontratación—contrataciones de corta duración o estrechamente vinculadas al proceso productivo directo—con una alta rotación; flexibilización y desregulación laboral. Relaciones sociales de producción anti sindicales, de anulación de la representatividad y libertad sindical, que permite control, subordinación y clara explotación de la fuerza laboral.
*Sindicalista salvadoreño