La feligresía salvadoreña y de muchas regiones del planeta conmemorarán el trigésimo octavo aniversario del martirio de Monseñor Romero, Beato de la Iglesia que por su intersección milagrosa será canonizado en el mes de octubre del 2018.
El lunes 24 de marzo de 1980, luego de dirigirse a los soldados ordenándoles el cese a la represión, Monseñor Romero fue asesinado por orden del mayor Roberto d’Aubuisson, mientras oficiaba la palabra de Dios, en la Capilla del Hospital Divina Providencia, sacrilegio definido posteriormente el 23 de mayo de 2015 por la Santa Sede, como un asesinato por odio a la Fe, en contra de un Pastor que dedicó su prédica para defender los derechos humanos, denunciar sus violaciones y darle voz a los sin voz, con una muy definida opción preferencial por los pobres.
Los actos religiosos y seculares programados para expresar homenajes a Monseñor Romero antes, durante y después del Domingo de Ramos, nos revelan el camino seguido por Monseñor Romero y Jesús, en defensa de los marginados, para quienes reclamaron justicia social, con mensajes libres y liberadores que al no ser comprendidos por aquellos que ejercían el poder; llenos de odio, temores e intolerancia, abusaron de ese poder para matar al profeta, sin darse cuenta que con ello, le daban vida eterna a sus ideas de justicia y libertad.
Monseñor Romero, Arzobispo de San Salvador, Siervo de Dios, Beato, Santo de la Iglesia al ser homenajeado este 24 de marzo en la víspera del Domingo de Ramos; por diversos pueblos del mundo como uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la abadía de Westminster, en Londres, honran y dignifican el sentir del obispo mártir que predicaba que «La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación» Que así sea.
