La propuesta más reciente permitiría el aborto cuando el embarazo sea producto de estupro o violación de una menor de edad, cuando amenace la vida de la madre, o cuando sea imposible que el feto sobreviva fuera del útero.
La ministra de salud, Violeta Menjivar, llamó a la Asamblea Legislativa a aprobar las mencionadas reformas desde una perspectiva científica, ante la avalancha de objeciones religiosas.
Menjivar alertó que muchos trabajadores de la salud se niegan a proceder ante determinados casos pues temen ser procesados, sobre todo porque el Colegio Médico de El Salvador se opone a esta práctica.
En tal sentido, la Asociación Salvadoreña de Ginecología y Obstetricia se desligó del mencionado Colegio, pues aunque discrepa del aborto opcional, reconocen la pertinencia y legitimidad internacional del terapéutico.
Por ello defienden el ‘aborto no punible’, realizados en hospitales tras ser aprobadas por un comité científico las razones de fuerza mayor que justifiquen la interrupción, consentida por la paciente.
Al respecto, citan un pronunciamiento de la Federación Internacional de Asociaciones de Ginecología, que ya en 1985 reconocía que el aborto era éticamente justificable por razones médidas, para proteger a la madre.
Sin embargo, la derecha parlamentaria se resiste a aprobar las reformas e incluso aprovecha la supuesta causa ‘pro-vida’ para atacar a los defensores del aborto terapéutico, acusándolos de ‘asesinos’ y de ‘desafiar a Dios’.
Así, la derechista Alianza Repubicana Nacionalista (Arena) y su escisión, la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), sacan rédito político y de paso se congracian con el creciente ultraconservadurismo cristiano.
Por lo pronto, este año salieron de prisión Teodora Vásquez y Verónica Figueroa, tras pasar más de 10 años encarceladas por haber perdido a sus hijos debido a complicaciones obstétricas, pero otras siguen presas.
