Una caracterización importante en el ciclo de la actual administración del trabajo, ha sido impulsar variantes importantes en los espacios tripartitos del país, sin embargo ha tenido igualmente una fuerte oposición de sectores sindicales y empresariales que no aceptan que es necesario establecer un diálogo social transparente, donde claramente se manifiesten e identifiquen los intereses de los tres sectores que intervienen en él, sin embargo la inmadurez y clara postura ideológica de sectores venales sindicales y estamento empresarial hacia una lógica económica en su favor, no ofrece en nada la posibilidad de un tripartismo diferente.
En mucho los procesos históricos relacionados con un fuerte diálogo social para reivindicar condiciones de vida y trabajo en la clase trabajadora, solo tuvieron un brevísimo ejercicio democrático en el denominado Foro de Concertación Económico Social, la razón es que se trataba de acuerdos políticos para alcanzar la paz, y que en ese momento se establecieron de alguna forma posibilidades para determinar condiciones mínimas de verdad tripartitas, y hacer que se avanzara en la materia socio-laboral, aunque la económica se agotó muy pronto ante el marco electoral de triunfo de la derecha clasista en el país(1994-1999).
Es por tanto de rescatar ahora la postura de la actual administración del trabajo (2014-2019), que no aceptó la imposición del salario mínimo acordado dolosamente en junio2016, y revirtió las posturas inconsecuentes de una mejora sustancial a los salarios mínimos; y en un proceso sustancialmente mejorado, el encuentro tripartito se convirtió de un espacio controlado por los intereses empresariales a uno con niveles de diálogo sin prevalecer las posturas tradicionales en pro de esa imposición y sectarismo.
Un tripartismo no es fácil conducirlo en el marco de la doctrina neoliberal, cuando lo que priva es un modelo económico que desmejora en su funcionamiento el valor del trabajo y sus principios jurídicos, y degrada constantemente el desarrollo humano, alejando mantener condiciones de decencia tanto en el proceso de producción como en sus relaciones laborales.
Los espacios tripartitos siguen cuestionados por no cumplir a cabalidad mucho de sus objetivos: la vivienda, la salud, la previsión social, la formación profesional, la construcción de concertación económico-social, siguen obtusas sin plantear una democracia económica y participativa. Hay una situación negativa de acceso a salud, vivienda, educación, previsión social que poco o nada contribuye a un mejoramiento efectivo de las condiciones laborales de quienes hacen la riqueza de la sociedad.
El ejercicio productivo de bienes y servicios está siendo debilitado por los intereses económicos que prevalecen y se imponen ante los intereses del estado y sociales de la clase trabajadora, de tal suerte que los espacios tripartitos no logran encauzar una acción en pro de objetivos para la persona humana como principio y fin del proceso productivo, se sigue abusando en detrimento de los derechos contemplados en la legislación nacional e internacional. El ejemplo claro es el reciente desalojo de grupos poblacionales que viven en condiciones de vivienda nada adecuadas, y muchas de ellas se defienden día a día con un trabajo formal o buscando sus ingresos en el sector del trabajo no formal.
Sin embargo los entes tripartitos, aun piensan si es necesario contribuir a mejorar esta situación con acuerdos tripartitos que mejoren los derechos a vivienda de acceso a estas personas-FONAVIPO, el Fondo Social como entes del Estado, la CASALCO como la gremial empresarial y los representantes laborales ocupados por satisfacer tales necesidades de vida para cualquiera persona trabajadora.
Pareciera que no, e igualmente cuando se trata de aumentar las oportunidades, haciendo una acción para a formación con una calificación de más calidad de las personas trabajadoras, y mejorar así el desarrollo de la economía con empleos diferentes insertos en procesos productivos de mayor valor agregado—el ente tripartito de la formación profesional también fracasa, por cuanto no hay interés en que existan políticas públicas adecuadas con fondos necesarios y suficientes para impulsar el incremento de capacidades y competencias en la fuerza laboral, de tal manera que pueda presionarse a las empresas por mejores empleos y salarios acordes a esa formación calificada alcanzada.
Los entes tripartitos siguen en la invisibilidad y en la reforma previsional alcanzaron su mayor nivel de nula representación laboral, la tesis neoliberal es de que las personas trabajadores no tienen el nivel de formación intelectual necesario para entender el negocio de las pensiones—con cuestiones econométricas y actuariales; y aunque el capital corporativo a cargo se rasgue las vestiduras de que hay un uso adecuado de los fondos, éstos son de las personas que cotizan al fondo, y no existir una representación laboral adentro de las afp, no trae una buena señal en la lógica de la consulta y ejercicio tripartito diferente en el país.
*Sindicalista salvadoreño