Mi primer contacto con dicho centro, fue en la década de los sesenta. Como ha sido, y es hospital escuela, por cierto, exclusiva para los estudiantes de la Universidad estatal. Para ejercer como médico era necesario incorporarme a la Universidad de El Salvador, debía de ser evaluado por la Escuela de Medicina, a través de profesores de la escuela del llamado en la época Centro Médico Nacional, Hospital de Maternidad, Hospital Benjamín Bloom y obviamente el Hospital Rosales. Según mi opinión, fue una de las épocas de oro de la Escuela de Medicina en todo, la docencia que se impartía y la administración y los recursos de estos cuatro centros eran excelentes y adecuados a la época. No se sentía que hubiera crisis económica ni política; esta última comenzó diez años más tarde.
Cursé mi especialidad en Psiquiatria en la Universidad de París; a mi regreso en los años setenta tuve deseos de trabajar como psiquiatra en la consulta externa, y se me adjudicaron dos horas: de 7 a 9 am, la demanda era tan grande que terminaba de ver alrededor de doce personas a las once horas más o menos. Además quise trabajar también con el Hospital de Mentales, llamado entonces Asilo Salvador. Este centro era muy poco conocido por las autoridades de salud; sin embargo, un amigo, vice Ministro de Salud en 1971 me ofreció visitarlo, lo hizo, las condiciones que vio, tanto físicas como en otros aspectos, lo impactó; de allí le nació la idea de no hacer reparaciones sino iniciar un proceso de crear una estructura a nivel del Ministerio que se encargara de la Psiquiatría y la salud mental en general.
Fue en enero del año 72 que aparece la División de Salud Mental, para organizar y elaborar un Plan para todo el país incluyendo desde luego el Asilo Salvador. Abrevio lo que significó especializarme en Salud Publica y fui el primer Director de esa División de Salud Mental.
Hicimos planes para el primer nivel, Unidades de Salud, pero me interesó el Rosales, de tercer nivel, me ofrecieron dos horas; pero era necesario atender las interconsultas, y además participar en la docencia, por lo que se planeó con el Dr. Mario Romero Albergue, jefe de Neurología y Psiquiatría la creación de una Área especial para apoyar la docencia y desde luego la Asistencia y así formar recursos auxiliares. Los jefes de Medicina, Cirugía y Director del Hospital y desde luego el Jefe de docencia de la Escuela también apoyó dicho proyecto. ¿Qué paso? Las autoridades Ministeriales negaron su respaldo. Este nuevo servicio debió iniciarse a partir del año 75.
En el año 2009, de nuevo fui llamado para dirigir la salud mental del país, quise en 2013, crear en el H. Rosales una Unidad de Salud Mental, pues aún se guía con un solo psiquiatra, igual que 40 años atrás, y las autoridades tampoco apoyaron dicho proyecto; esa negativa y otro motivos me llevaron a renunciar del cargo de Jefe del Programa Nacional de Salud Mental en mayo del 2014.
Los planes que oigo para el Rosales y el resto del Sistema Nacional de Salud, y que conlleva favorecer y fortalecer la Reforma de Salud iniciada por la Dra. María Isabel Rodríguez se oyen atractivos (Hay ya Política y Ley de Salud Mental vigentes); pero con los antecedentes anteriores, la superpoblación y la crisis económica, ¿cuál creen que es mi opinión estimados lectores de El Independiente? ¿Habrá un nuevo Santo que haga el milagro, y que tanto otros como yo, ojalá, estemos equivocados?
He hecho también otras propuestas en otras ocasiones, lo de transformar totalmente FOSALUD, y así se ocupe de una buena parte de problemas de salud mental: las toxicomanías repercuten tanto en la violencia y la salud mental de todas las personas. Este proyecto es urgente pero debe de ser estudiado cuidadosamente, somos muchos los que conocemos los motivos técnicos y de justicia para dicha transformación.