Impulsar la apicultura además de producir riqueza, contribuye a la sobrevivencia del planeta

Godofredo Echeverría.


La apicultura en El Salvador ha dado un salto da calidad–dice el Ing. Víctor Torres, Director General de Ganadería del Ministerio de Agricultura y Ganadería—“Yo he sido apicultor y conozco bien el tema, pues manejaba unas 200 cajas. Cuando comparo el pasado con la situación actual veo que hemos mejorado la asistencia técnica y con ello hemos logrado la calidad de exportadores de miel a Alemania y Costa Rica. Hemos estado haciendo un esfuerzo por la capacitación de los apicultores y las apicultoras. Para lograr una apicultura más avanzada en términos científicos y dar el salto de calidad que menciono, hemos instalado un apiario muy avanzado en el CEDAF Morazán, y en la Escuela Nacional de Agricultura”.

La apicultura, además de proporcionar miel de abejas, que tiene muchas propiedades saludables, nutritivas y medicinales, aporta enormes beneficios a la humanidad. Con su modesta actividad, esos pequeños insectos contribuyen a la polinización de flores, árboles y plantas, sin la cual no se podrían reproducir. Según la FAO, la polinización constituye un proceso fundamental en los ecosistemas terrestres. La polinización es vital para la producción de alimentos de los seres humanos y vincula directamente los ecosistemas silvestres y los sistemas de producción agrícola. La gran mayoría de las especies de plantas floríferas solo producen semillas si los animales polinizadores transportan el polen de las anteras a los estigmas de la flor para que puedan producir semillas. Debido a este proceso, se producen más del 30% de los alimentos del planeta.

Sin este servicio, muchos de los procesos y especies relacionados entre sí en el marco de un ecosistema, desaparecerían. En pocas palabras, sin abejas no comemos, aunque no consumamos miel de abeja y el medio ambiente se afectaría gravemente, pues tendría una gran pérdida de biodiversidad.

A propuesta del Gobierno de Eslovaquia, la Organización de las Naciones Unidas aprobó en 2017, declarar el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas y otros polinizadores. La propuesta eslovaca solicita que el Día Mundial de las Abejas se celebre el 20 de mayo para conmemorar el nacimiento de Anton Jamsa, pionero de la apicultura moderna y descendiente de una familia de apicultores de Eslovaquia.

La decisión de la FAO de instituir el Día Mundial de las Abejas tiene como propósito llamar la atención mundial de la gran importancia que tiene la protección de las abejas, debido a que en algunas zonas del mundo son alarmantes los datos sobre la extinción de colmenas y enjambres producto de la contaminación del ambiente, de las amenazas al hábitat de las abejas por excesiva urbanización y por utilización de insumos tóxicos en la agricultura.

Si la vida de las abejas en el mundo está tan afectada por los factores que se mencionaron sería válido preguntarse ¿Qué se hace en El Salvador por proteger a las abejas?

La repuesta la aportan el Ing. Víctor Torres, Director General de Ganadería y el Ing. Alex Magaña, especialista en apicultura, ambos del MAG, quienes explican que la calidad de la miel de las abejas salvadoreñas es reconocida en el mundo por su gran calidad, pero que esta calidad está determinada por los procesos que llevan a cabo apicultores y apicultoras con la asistencia técnica del MAG y de ONGs.

Mediante la sistematización de una serie de controles de inocuidad, de establecer rigurosos mecanismos de control sanitario para garantizar que la miel no contenga restos de medicamentos o sustancias tóxicas, se garantiza también el cuidado de las abejas, pues dependiendo de la alimentación, del ambiente en el que vivan, de la atención cuando las daña alguna plaga, dependerá la calidad de la miel. Para hacer efectivos estos cuidados en inocuidad y atención sanitaria, se aprobó en 2014 el Reglamento Técnico Salvadoreño Buenas Prácticas Apícolas para la Producción de Miel de Abejas y se vigila permanentemente su cumplimiento por parte de la Dirección General de Ganadería del Ministerio de Agricultura.

Además, se ha creado el Registro Nacional de Apicultores/as, que a partir del Código Único de Apicultor, organiza la información relacionada con cada productor/a apícola. A partir de este registro se puede determinar que en El Salvador existen 3,000 apiarios diseminados por todo el territorio nacional, que además aportan los beneficios de la polinización. Muchos de esos apiarios se movilizan en busca de las floraciones, pues, a finales de cada año van a los cafetales y en otras épocas buscan otras floraciones durante el verano.

El Reglamento Técnico Salvadoreño de Buenas Prácticas Apícolas establece las normas para garantizar la inocuidad de la miel y de las colmenas; además, para ganar el estatus de país exportador de miel a la Unión Europea, los apicultores deben cumplir con el Plan Nacional de Control de Residuos, mediante el cual se puede determinar la existencia de residuos de medicamentos o de productos tóxicos para la salud humana. La apicultura salvadoreña se encuentra en buen estado de salud, pues mantiene el estatus de país exportador de miel a la Unión Europea, a Costa Rica y a Estados Unidos garantizando altos niveles de calidad.

En la actualidad se cuentan 6 plantas exportadoras de miel, dos de las cuales pertenecen a cooperativas y son las encargadas de recibir la miel para exportar. Haciéndose notar que cada año solicitan más miel de la que los productores y productoras son capaces de exportar. Alrededor del 90% de la miel producida en El Salvador se exporta y se aprecia por su gran calidad.

Por otra parte, la contribución de las abejas de apiarios salvadoreños es fundamental para garantizar la producción de alimentos como: maíz, frutas, pastos y otros muchos.

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