En nuestros pueblos la lucha por el poder político ha transitado por muchas formas, tanto democráticas como no democráticas; pacíficas o violentas, estas últimas como resultado de golpes de Estado o de exitosas revoluciones como la Cubana.
Los violentos golpes de Estado protagonizados por fuerzas militares sometidas a una visión totalitarista, auspiciada por administraciones estadounidenses, con apoyo financiero y militar, si bien no están descartadas, han sido sustituidos por el activismo político judicial de tribunales o congresos dominados por la derecha local, que emprenden juicios prefabricados para destituir presidentes, como los casos de Fernando Lugo en el Paraguay y de Dilma en Brasil, o bien para desacreditar e impedir candidaturas de líderes progresistas como ahora sucede con Lula en Brasil.
Ahora, en El Salvador, los 4 magistrados de la Sala de lo Constitucional, en la postrimería de su período, toman una resolución que se suma a otros hechos mediáticos que pretenden desacreditar la honorabilidad y credibilidad del Presidente Salvador Sánchez Cerén, quien en su larga trayectoria política ha demostrado ser un líder popular democrático, dialogante, justo y particularmente honrado.
Según los 4 magistrados, el Presidente Salvador Sánchez Cerén, en su calidad particular de ciudadano debe responder a los efectos de un auto de exhibición personal decretado a favor del señor Archibald Gardner Dunn, privado de libertad, por las Fuerzas Populares de Liberación, hace 39 años, el 28 de noviembre de 1979, cuando ejercía el cargo de Cónsul Honorario de Sudáfrica en San Salvador.
El derecho invocado por el nieto del señor Archibald Gardner Dunn a conocer sobre el destino de su abuelo, es legítimo y algo tendrá que hacer el país para desagraviarlo; no obstante, nos parece una perversidad y una manipulación de la demanda, que los 4 magistrados, al citar en su resolución el informe de la Comisión de la Verdad, omitan que en dicho informe, luego de una exhaustiva investigación, el profesor Sánchez Cerén no es mencionado en el caso, lo cual es congruente con la historia real en tanto en esa época el dirigente de las FPL, era Salvador Cayetano Carpio y no el profesor Sánchez Cerén quien no pertenecía a la dirección central de las FPL, la cual asume hasta en 1983, luego del fallecimiento de Cayetano Carpio.
Coincidimos con la posición de la Secretaría de Comunicaciones de Casa Presidencial en el sentido que esta sentencia más que buscar la verdad, tiene la intención política de dañar la imagen del Presidente, a quien le expresamos nuestra solidaridad, motivándole a que responda con gallardía a esta agresión, consciente de que esto es parte de lucha política por el poder.